El pasado sábado los alrededores de San Juan de la Palma se volvieron a convertir en la fiesta con aires de romería en la que se convierte cada vez que sale a las calles la Virgen de la Cabeza; una procesión ya indispensable en el calendario letífico anual que hermana la ciudad de Sevilla con la localidad jiennense de Andújar.
La salida procesional, que contó con un itinerario distinto al de años anteriores, comenzó a las seis y media de la tarde, cuando la cruz de guía entre faroles abandonaba el templo, seguida del simpecado, algunas representaciones, como la del grupo joven de la recién nombrada Hermandad de Bendición y Esperanza o la de la Virgen de la Cabeza de Palma del Río, el libro de reglas, el guión de Camino, varias mujeres con mantilla blanca, el estandarte corporativo de la Hermandad de la Amargura y el propio de la Hermandad de la Cabeza. Finalmente, la presidencia y el cuerpo de acólitos.
Acompañada por la Banda de Música de la Cruz Roja, que se adapta como un guante a esta procesión, venía el paso a las órdenes del capataz Manuel Roldán. El exorno floral de este año se componía de rosas, nardos, gladiolos, hortensias, claveles, lilium y orquídeas, todo ello de tonalidad blanca. Estas flores se repartían por el friso y las esquinas, pero también, como novedad, estaban en una jarra situada tras la Virgen y que ha sido cedida este año por la Hermandad del Rocío de Sevilla.
Por otro lado, hay que mencionar que los codales que escoltan cada año la réplica de la Rosa de Oro concedida por el Vaticano a la Virgen de la Cabeza de Andújar estaban en esta ocasión decorados con el escudo de la Banda de la Cruz Roja y el de la Casa de Jaén en Sevilla. Y otros cuatro cirios de los candeleros delanteros llevaban la cruz de Malta, emblema del templo de San Juan de la Palma.
Tras salir del templo y pasar por la Capilla del Rosario de Monte-Sión y luego por el Convento del Espíritu Santo, la Virgen de la Cabeza tomó las calles Dueñas y Doña María Coronel, saliendo desde ésta a la plaza de San Pedro a los sones de "Se arrodilla Triana", marcha con la que el paso llegó hasta la puerta de la parroquia, donde recibieron a la Virgen las representaciones de las hermandades del Cristo de Burgos y el Pilar, que regalaron sendos ramos de flores y rezaron la Salve.
Tras una levantá por las dos hermandades y por las intenciones de sus hermanos, la Virgen de la Cabeza siguió su camino, ahora con la interpretación de la marcha "La Madre de Dios" por parte de la banda. Debemos señalar que la Virgen vestía el conjunto de manto y saya del taller de bordados Santa Clara, de los años 2015-2016, así como el rostrillo de lamé de oro que el mismo taller confeccionó en 2019. En cuanto al Niño, tenía el mantolín de terciopelo rosa bordado en oro.
A continuación, el paso continuó por Santa Ángela de la Cruz, calle que tomó mientras sonaba la marcha "Virgen de la Paz". Después, se detuvo para un relevo de costaleros al que siguió una chicotá a tambor, y posteriormente otra con la marcha "La Amargura", llegando con ella hasta la puerta del Convento de las Hermanas de la Cruz, ante la que se giró. Las religiosas cantaron entonces la oración "Bendita sea tu pureza" arrodilladas a los pies de la Virgen de la Cabeza.
La levantá ante el convento se hizo a pulso y el capataz se la dedicó "a las hermanas que le dan a Sevilla fe y esperanza a los que la necesitan". El paso siguió su camino con "Macarena", de Emilio Cebrián, y después de una parada hizo una chicotá a tambor antes de otra que condujo a la Virgen a la calle Jerónimo Hernández a los sones de "Virgen de Montserrat".
Posteriormente, entre el primer y el segundo tramo de la calle, fue el turno de "El Corpus", composición a la que siguió nuevamente una chicotá a tambor que finalizó poco antes de salir a la plaza del Pozo Santo.
El carácter festivo y de romería de esta procesión se acrecienta cada vez que suenan determinadas composiciones; especialmente "Morenita y pequeñita", cantada por los devotos de la Virgen de la Cabeza, que fue la que interpretó la Banda de la Cruz Roja para que el paso entrara triunfalmente en la plaza del Pozo Santo y llegara hasta el beaterio de las religiosas terciarias franciscanas, quienes le cantaron a la Virgen cuando la tuvieron delante, a escasos centímetros de la puerta.
Una de ellas, finalizado el canto, lanzó un viva a la Virgen de la Cabeza, que fue seguido por otro a la Guardia Civil que lanzó una señora desde la plaza. El paso se levantó entonces a pulso y se dispuso a continuar mientras se escuchaba la marcha "Esperanza Macarena". Y a continuación, tras una parada en el centro de la plaza, la Virgen se marchó hacia la calle Amparo con "Después de la Madrugá".
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