La Virgen, atribuida a José Montes de Oca y el Niño a Felipe de Ribas, se encontraba en el presbiterio del pequeño templo, a los pies del retablo donde recibe culto la imagen, entre diez candeleros con cera blanca y jarras, y elevada sobre una doble peana plateada. Asimismo, tenía una media luna ante ella.
Para este besamanos, la Virgen de la Aurora vestía saya blanca y manto rojo con toca de sobremanto, corona y ráfaga plateada, en tanto que el Niño contaba con un traje amarillo.
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