sábado, 15 de diciembre de 2018
PRIMER BESAMANOS A SANTA LUCÍA TRAS SU REGRESO A SANTA CATALINA
La Hermandad de Santa Lucía está celebrando desde el pasado jueves, día de su festividad, y hasta hoy, sábado, el besamanos a su titular, en el que es el primero que acoge la Iglesia de Santa Catalina desde su feliz reapertura a finales del pasado mes de noviembre, después de catorce años cerrada por su mal estado y por una necesaria restauración que se ha demorado en exceso durante la última década y media (ver).
Para este besamanos, Santa Lucía se encuentra en el lado derecho del presbiterio, sobre una peana de plata. Se presenta con un rostrillo que le da una apariencia novedosa, dado que nunca antes se le había puesto. En su salida procesional no lleva elemento textil alguno y en sus besamanos hace muchos años que no se mostraba con una toca que, en cualquier caso, es también muy diferente al aspecto con que vemos durante estos días a esta imagen que algunos atribuyen a la gubia de Francisco Antonio Gijón.
Santa Lucía porta igualmente sus habituales atributos, tales como una aureola dorada, que no es la que suele lucir en sus salidas procesionales, la palma y la espada alusivas a su martirio, y la bandeja con los dos ojos, todo ello de plata.
Dos candelabros plateados con cinco altas velas blancas cada uno flanquean a la santa, así como dos jarras con diversas especies florales de color blanco, principalmente claveles, antirrhinum y margaritas, flores que también están sobre la peana.
Junto a Santa Lucía, sobre una pequeña mesa y entre guardabrisas, se sitúa el relicario que posee la hermandad con una reliquia de la santa de Siracusa cuyo cuerpo se encuentra en Venecia. Los devotos pueden también besar el relicario, que delante tiene un centro floral con rosas y claveles rojos, además de más antirrhinum de color blanco.
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