El pasado domingo 18 la Hermandad del Rosario de San Julián celebró su principal culto de cada mes de mayo, con el traslado de la Virgen hasta el Monasterio de Santa Paula y el rezo del rosario, con sus misterios gloriosos, de regreso a San Julián tras su visita a las religiosas jerónimas.
La Virgen del Rosario, vestida con un conjunto de manto y saya de color rosa, fue llevada en unas andas que contaban con claveles rosas y margaritas blancas, además de dos candelabros de tres guardabrisas cada uno. En cuanto al acompañamiento musical, corrió a cargo del Coro de Campanilleros de Tomares.
El cortejo salió a las diez y media de la mañana y en apenas media hora alcanzó Santa Paula, donde se celebró la Eucaristía, durante la cual la hermandad reconoció la labor de años al servicio de la Virgen de la hermana Alicia Francés, que fue galardonada con la medalla de plata de la corporación.
Finalizada la misa, tuvo lugar el rezo del rosario por las calles de la feligresía. Eran las doce y cuarto del mediodía cuando, rezado el primer misterio, la Resurrección del Señor, la Virgen salía del monasterio, siendo llevada únicamente sobre la peana hasta la calle, donde la esperaban las andas. Ya subida en ellas, se acercó al convento de las Siervas de Jesús. Una de las hermanas aprovechó para pedir a la Virgen por el nuevo Papa, León XIV.
A continuación, el recorrido continuó por la calle Santa Paula hacia Siete Dolores de Nuestra Señora, donde la Hermandad de los Servitas recibió a la Virgen del Rosario con las puertas de su capilla abiertas. De hecho, las andas entraron en la capilla situándose primero ante la Virgen de la Soledad y después mirando hacia el altar mayor ante la Virgen de los Dolores y el Cristo de la Providencia.
Desde ahí, salió a la plaza de San Marcos, volviéndose ante la parroquia del mismo nombre. Ante la puerta ojival se rezó el segundo de los misterios del rosario, la Ascensión del Señor. Seguidamente, tomó las calles Vergara e Hiniesta. En ella, junto al colegio de las hermanas de Santa Isabel, el rezo del Santo Rosario alcanzó el tercero de sus misterios, la venida del Espíritu Santo.
Callejeando por el barrio, cada vez más cerca del templo, la Virgen del Rosario siguió su camino por Lira, lugar donde se dio lectura a los dos últimos misterios, la Asunción y la Coronación de María. Luego, ya en Duque Cornejo, fue el turno de las letanías.
Finalmente, ya sin parar ante el ahora vacío Convento de San Cayetano, la Virgen del Rosario entró en San Julián y recorrió la nave central. Finalmente, fue conducida a la cabecera de la nave del Evangelio, quedándose detenida definitivamente ante su lugar de culto habitual, donde aún falta, porque continúa la restauración, su retablo.
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