Y, según el itinerario ya planteado por la cofradía, habrá sol por San Bernardo, viejo arrabal donde el Santo Rey instaló el campamento desde el que empezó a enamorarse de la ciudad. Y habrá Sol por la Puerta de Jerez y por el Postigo y por Arfe. Habrá Sol por Plaza Nueva, por Rioja y por Velázquez. Y Sol por la Campana hasta la Catedral. Y por la Plaza del Triunfo, que ya no se despedirá con La O de la Semana Santa. Y cuando el sol con minúscula empiece a declinar, seguirá habiendo un Sol brillando con fuerza por calles donde pasos y nazarenos son algo inédito. Y volverá a su novedosa capilla. Y al día siguiente será domingo, como siempre. Pero ya no de palmas y olivos, verdes como el color de las túnicas del Plantinar, sino de gloriosa Resurrección.
Ha sido largo el camino: desde la inocencia de aquellos niños del 32, valientes como la Estrella, hasta el prolongado, más allá de la Ronda histórica, fervor cofrade del Sábado Santo. Saldrá el Sol. Y la espera habrá merecido la pena.
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