lunes, 14 de noviembre de 2011

LA PACIENCIA TODO LO ALCANZA


La Hermandad de la Misión vivió ayer como un auténtico acontecimiento la colocación de la primera piedra de la que será su futura casa hermandad y capilla propia; una obra que se levantará en una parcela de 224,81 metros cuadrados en la calle Teba, cerca de su sede actual, la Parroquia de San Antonio María Claret, cedida por el Ayuntamiento el pasado mes de marzo de 2010.


A las once de la mañana la expectación era enorme en la propia parcela, situada junto a una zona ajardinada, donde se encontraban un buen número de hermanos de la cofradía de Heliópolis, su director espiritual, José Márquez Valdés; el presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías, Adolfo Arenas; el delegado de Vísperas, José Manuel Rodríguez Núñez; el capataz Antonio Santiago; y los hermanos mayores de las cofradías de Torreblanca y Alcosa. Por parte del Consistorio, asistieron el alcalde, Juan Ignacio Zoido; el delegado de Fiestas Mayores, Gregorio Serrano; y la delegada del distrito Bellavista-La Palmera, Pía Halcón, a quienes a su llegada les fue explicado todo el proyecto arquitectónico.


El arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, excusó su presencia alegando compromisos pastorales previamente adquiridos, aunque remitió una carta con sus mejores deseos para la nueva etapa de la hermandad.
Abrió el acto el secretario de la corporación, Ángel M. Ruiz Pérez, quien recordó todos los pasos seguidos por la Hermandad de la Misión para contar con unas dependencias propias desde que la comunidad claretiana les cediera una habitación que después fueron dos salones en los años ochenta. Posteriormente, quien fuera delegado de Hacienda y Patrimonio del Ayuntamiento, el recordado concejal asesinado por ETA Alberto Jiménez Becerril, cedió las dependencias actuales, situadas junto al colegio claretiano. Finalmente, el pasado año el Ayuntamiento cedía por setenta y cinco años la parcela en la que ayer se colocó la primera piedra.
Acto seguido tomó la palabra el director espiritual de la hermandad, quien bendijo todos los objetos que después serían depositados en la urna que simbólicamente haría las veces de primera piedra.



El padre José Márquez dedicó unas cariñosas palabras a todos los hermanos, subrayando los versos de Santa Teresa de Jesús: "La paciencia todo lo alcanza". En este sentido, insistió en que a veces las personas no tenemos la paciencia suficiente para alcanzar las metas que deseamos y parece que nuestros deseos vayan por un lado y los caminos del Señor por otro. Por ello, animó a colocar nuestras esperanzas en el Inmaculado Corazón de María, a la que hay que pedirle esa paciencia y esa fortaleza que harán que, al final, los caminos del Señor sean también los nuestros. Asimismo, recordó que ésta habrá de ser una obra para engrandecer a Dios, quien será la piedra angular de la edificación, al tiempo que subrayó la importancia de una hermandad unida, no dividida, que no se preocupe únicamente por el patrimonio material, artístico y cultural.


Un muy emocionado hermano mayor de la Misión, José Carlos Campos, habló a continuación destacando sus sentimientos cuando el pasado 8 de abril, una semana antes del Viernes de Dolores, recibió por fin la llamada que le confirmaba la concesión del crédito bancario que permitiría el inicio de las obras, después de diferentes negativas de otras entidades. Ese mismo día se celebraba la subida del Cristo de la Misión a su paso. Asimismo, agradeció el empeño personal de muchos hermanos que se han mostrado dispuestos a avalar con su propio patrimonio este crédito. Destacó también que este acto tenía lugar coincidiendo con la festividad de la Virgen del Amparo y emplazó a todos los asistentes a reunirse en el mismo lugar dentro de un año para la inauguración de las dependencias.
José Carlos Campos recordó a todos los hermanos mayores que le han antecedido al frente de la Hermandad de la Misión y no pudo ocultar su emoción y su agradecimiento a Dios a través de los titulares de la cofradía. Por ello, apenas encontró la voz para finalizar su discurso recordando el salmo 125, que dice "El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres".


En último lugar, tomó la palabra el alcalde de Sevilla, quien confesó su obsesión no por las primeras piedras, sino por las últimas y confió en que la hermandad y la empresa constructora podrán culminar las obras de las nuevas dependencias en el plazo estipulado. Zoido se dirigió a un grupo de niños pertenecientes a la hermandad para subrayar que ellos podrán recordar un día que estuvieron en un acto tan importante como el celebrado ayer y serán quienes se reúnan en la casa hermandad y trabajen por el futuro de la corporación. Al mismo tiempo, hizo un guiño a los padres de tan jovencísimos cofrades al pedirles paciencia ante el revoltoso carácter que mostraron durante el acto.
Zoido aprovechó para mencionar a los hermanos fallecidos que desde el cielo estarían contemplándolo todo, como también lo estaría Alberto Jiménez Becerril, ligado para siempre a la historia de esta hermandad. Asimismo, señaló que la cofradía podrá contar en todo lo que necesite con el Ayuntamiento a través de él mismo, así como de los delegados de Fiestas Mayores y del distrito La Palmera-Bellavista.


Acto seguido tuvo lugar la introducción en la urna de los elementos preparados al efecto. Así, los antiguos hermanos mayores (o sus familiares en el caso de los ya fallecidos) metieron un papel con el nombre de los mismos, así como las fotografías de las diferentes juntas de gobierno.





También se introdujeron la medalla y el escudo de la hermandad, así como una pequeña bolsa con monedas de curso legal como símbolo de los deseos de culminación feliz de las obras.



Los niños de la hermandad fueron protagonistas en este acto, ya que ellos, que son el futuro de la hermandad, fueron los encargados de meter en la urna una serie de ejemplares de la prensa local correspondiente al día de ayer.




Los últimos objetos introducidos en la urna fueron una estampa de San Antonio María Claret, por parte del padre José Márquez; una fotografía de cada uno de los titulares de la hermandad (Inmaculado Corazón de María, Santo Cristo de la Misión, Virgen del Amparo y San Juan Evangelista), por parte del hermano mayor; el documento municipal que acredita la cesión de la parcela, por parte del alcalde; y el acta de todo lo acontecido ayer, por parte del secretario de la cofradía.





Posteriormente, la urna fue cerrada e introducida en el hueco que se había abierto previamente en el suelo para su colocación. También aquí se permitió la participación de los niños haciendo que ellos fueran poco a poco soltando la cuerda hasta la ubicación definitiva de la urna en su lugar.


Por último, el hermano mayor, el director espiritual y el alcalde fueron los encargados de coger la pala para echar sobre la urna un poco de tierra con la que se daba oficialmente por cimentado el sueño de la Hermandad de la Misión.




Finalizado el acto, tuvo lugar en la parroquia la función solemne en honor a la Virgen del Amparo y después un vino español para todos los asistentes en las actuales dependencias de la hermandad.

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