A las cinco menos cuarto de la madrugada se abrieron las
puertas de la iglesia de Santa Marina. La Hermandad de la Resurrección
recuperaba así la hora oficial de salida de hace algunos años que posteriormente
fue adelantada en quince minutos. Depende de la cofradía si quieren seguir en
este horario o buscar un lugar algo más cómodo, pero siempre, y eso por fin les
ha quedado claro, dentro del Domingo de Resurrección.
Lo cierto es que el horario actual no deja de tener cierta
belleza. El amanecer junto al Señor Resucitado y la Virgen de la Aurora está
dotado de un enorme simbolismo que invita a la reflexión y supone todo un
aldabonazo a la fe.
El año pasado la pésima Semana Santa que sufrimos en lo
meteorológico llevó a muchísimos cofrades a seguir a la
Resurrección prácticamente desde la salida. También este año se ha visto a una
grandísima cantidad de gente junto a la hermandad desde bien temprano.
La Carrera Oficial es uno de los puntos de interés para
verla por muchos cofrades, quizá porque es la única que se puede contemplar por
ella sin tener silla. El paso del Señor, en cuyo exorno floral destacaban las
rosas rojas combinadas con otras flores de tonos malvas, ha sido el único este
año que ha contado con el acompañamiento musical de la Agrupación Virgen de los
Reyes (a excepción de Torreblanca y debido a la lluvia del Domingo de Ramos que
dejó a Jesús Despojado en su capilla). Una pena, sin duda.
En cuanto al paso de palio de la Virgen de la Aurora, al que
uno ya se ha acostumbrado a ver con techo, faldones y manto de color azul, iba
adornado con rosas de color rosa y presentaba restaurada la orfebrería por sus
autores, los hermanos Delgado.
En la Catedral, donde se pudo ver a Carlos Herrera junto al
compositor Manuel Marvizón y al bordador y ex hermano mayor del Cerro,
Francisco Carrera, la gente siguió los pasos por la que ha sido una de las
novedades de este año: el recorrido por la nave situada entre la de la Puerta
de San Miguel y la nave central, para pasar por delante del Monumento a Colón y
el Cristo de la Clemencia, pero por la parte más cercana al coro y al altar
mayor del templo.
El arzobispo, Juan José Asenjo, recibió a cada uno de los
pasos en su entrada y el capataz, Antonio Santiago, repitió la dedicatoria de
la levantá que ya hiciera en 2011 en este mismo lugar: “Está aquí el señor
arzobispo; por las vocaciones sacerdotales”. Y de nuevo Asenjo, junto al
delegado diocesano de Hermandades y Cofradías, Manuel Soria, se mostró
complacido con el gesto de Santiago.
La Cuesta del Bacalao estaba bastante más llena que el año
anterior. El paso del Resucitado llegó hasta ella con “Al compás de la Laguna”.
Pero el momento de mayor emoción, uno de los que justifican
la existencia misma de esta forma de vivir la Semana Santa, esa religiosidad
popular tan imprescindible, pese a lo que diga algún párroco del otro lado del
río, se vivió con la llegada del paso de palio.
Poco antes de alcanzar el cruce con Placentines, Antonio
Santiago mandó la derecha ‘alante’ y la izquierda atrás. Todas las miradas
buscaban en los balcones algo que justificase un movimiento tan poco habitual
de un paso en esta calle. El paso no sólo se giró ligeramente, sino que se
detuvo. Sobre la farmacia un balcón estaba absolutamente abierto y en él,
tumbada en una cama, una anciana miraba a la Virgen de la Aurora y la Virgen de
la Aurora la miraba a ella. Una mujer más joven estaba junto a la anciana. Se
adivinaban sus lágrimas. Las mismas que derramaban desde la calle dos hombres
que agradecieron al capataz lo que había hecho por, probablemente, su madre. Tras
varios minutos, Antonio Santiago dedica de nuevo otra levantá: “Por los
ancianos de Sevilla”. Y el paso se aleja buscando la calle Francos. Éstas son
las cosas que hacen grande a la Semana Santa, las que le dan sentido.
Posteriormente, la hermandad estrenaría un leve cambio de
itinerario. Entre la Alfalfa y Sales y Ferré imitó al Cristo de Burgos y
sustituyó Odreros por San Juan para llegar a Boteros. Hay quien atribuye este
cambio al discutible aspecto de la Plaza de la Alfalfa tras aquel proyecto
municipal, “La piel sensible”, que tan poca sensibilidad mostró con el
histórico urbanismo del centro de Sevilla.
A esa hora, la cola de fieles interesados en besar los pies
del Cachorro era impresionante. Hasta una hora y media comentaba una mujer que
estuvo esperando para poder entrar en la nueva basílica, la cuarta, de Sevilla.
Y en la misma calle Castilla, el Nazareno de la O se encontraba en besamanos.
También allí eran muchas las personas que querían pasar por delante del
presbiterio, donde fue situada la imagen, que llevaba, al igual que el Viernes
Santo, potencias y corona de espinas.
La Virgen de la O estaba en su paso de palio
con una de las dos coronas de salida (una de 1936 y otra de 1975) que solía alternar
en la estación de penitencia antes de la Coronación Canónica de 2007, desde la
que porta siempre la realizada en oro por Orfebrería Triana.
La Semana Santa de 2012, con permiso de San Gonzalo y su
traslado, había acabado. Pero el Domingo de Resurrección es el enlace entre el
periodo penitencial y el de las glorias; y ese enlace tiene una imagen característica
que constituye el puente entre lo que ya ha pasado y lo que está por venir. La
Virgen de la Alegría estaba de besamanos en plena judería; en una iglesia que ya
no sabe de cofradías de penitencia, pese a haber sido sede de unas cuantas,
como es la Parroquia de San Bartolomé. La tranquilidad, la quietud, era la nota
dominante tanto fuera como en el interior del templo. En su capilla esperaba su
momento pacientemente la Virgen, con manto rojo, llevando a su Hijo, ése que acababa
de resucitar, en sus brazos.
Será de las primeras en salir a la calle el próximo mes de
mayo, dentro de nada, cuando el fervor cofradiero empezará a escribir una nueva
página de su historia. Y esta página, este blog, intentará estar ahí para
contarlo.
Impresionante reportaje Fernando, aunque no pude salir con el Cachorro por la lluvia, si que pude besar sus pies el Domingo de Resurrección. Muchas gracias amigo por este deleite, y enhorabuena. Un fuerte abrazo desde el blog de la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea.
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