domingo, 10 de junio de 2012

CORPUS 2012: LA VÍSPERA

Que a Sevilla le gustan las vísperas es algo que todo el mundo sabe. No hay más que pensar en la Cuaresma o incluso en la "preferia". Sevilla vive la espera con absoluta intensidad y el Corpus no se queda atrás. La noche del pasado miércoles el ambiente del centro de la ciudad era absolutamente impresionante. Miles de personas llenaban las calles atraídos por diversas citas con las que se preparaba uno de esos tres jueves que brillan más que el sol, dicho popular que en este caso sí se cumplió, a diferencia del anterior gran jueves del calendario.
La Banda de Cornetas y Tambores Esencia se encargó del bando anunciador de la procesión del día siguiente recorriendo las mismas calles que ésta; los diferentes altares, balcones y escaparates con motivos eucarísticos estaban ya perfectamente preparados y dispuestos a pasar el examen de los concursos anuales; en el Patio de los Naranjos del Salvador la Hermandad de Pasión celebraba la Velá del Corpus; y en la Avenida de la Constitución, Sierpes y Francos se celebraban diferentes conciertos de viento y orquestas de cámara.
Pero el plato fuerte en lo que a música se refiere es el Concierto Extraordinario del Corpus que ofrece en la Plaza de San Francisco la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla, que fue titulado este año "Cádiz, espíritu de un Carnaval y una Constitución" por el bicentenario de la Pepa.


La plaza registró un lleno absoluto de gente dispuesta a disfrutar con el saber hacer de la Municipal y de su director, Francisco Javier Gutiérrez Juan, que contagiaba a los espectadores su dinamismo batuta en mano mientras dirigía piezas muy alegres que hicieron las delicias de los presentes, a quienes intentó también dirigir en la parte final haciéndoles cantar la letra de la "Marcha de Cádiz", de Chueca y Valverde. Fue con esta pieza, pero sobre todo con la anterior, "La defensa de Cádiz", de Manuel López Farfán, con las que el concierto alcanzó su máxima intensidad. A lo largo de su interpretación se recreó la guerra entre gaditanos y franceses, estos últimos 'interpretados' por las bandas de cornetas y tambores de la Humildad y el Carmen, que irrumpieron con sus tambores en la plaza procedentes de Sierpes y la Avenida rodeando así al público como si realmente hubieran invadido la zona.
Asimismo, los tambores también sirvieron para recrear los bombardeos, mientras uno de los miembros de la Municipal disparaba de vez en cuando una pistola de pistones al tiempo que desde otro lugar de la plaza se esparcía un humo de color rojo simulando el fuego y la sangre derramada. Todo un espectáculo que llegó a su máximo nivel de intensidad cuando los miembros de la Banda gritaron al unísono "¡Viva España!", enlazaron con el Himno Nacional y apareció la bandera de España en el escenario.



El concierto, durante el que se estrenó "La procesión del Corpus" (Moreno Pozo) y se interpretaron "La boda de Luis Alonso" (G. Giménez), "Puerta de tierra" (Albéniz), "Cádiz" (Albéniz), "Ninfas y sátiros" (E. Escobar) y "Carnaval Gaditano" (E. Escobar), además de las ya mencionadas "La defensa de Cádiz" y "Marcha de Cádiz", concluyó con una pieza extra, "La Giralda", en homenaje a un miembro de la banda que se retiraba precisamente con este concierto. La pieza se interpretó "de memoria", sin partitura alguna delante, como le ha gustado siempre a este músico que ahora deja la Municipal.
Acto seguido, casi sin solución de continuidad, se abrieron las puertas del Salón Apeadero del Ayuntamiento para el traslado de la Virgen de la Hiniesta Gloriosa desde dicha dependencia municipal, en la que se había celebrado durante tres días un besamanos extraordinario por el VI Centenario de la fundación de la hermandad, hasta el altar de la Plaza de San Francisco, que estrenaba para la ocasión un nuevo dosel pintado, que sustituía al tradicional con la leyenda "Domina Hispalis Maximis Beneficiis Civitatem Orna".
El paso, que fue recibido a la salida con la Marcha Real interpretada por la Banda de Cornetas y Tambores del Carmen, rodeó el Ayuntamiento de forma que nada más salir cruzó el Arquillo para recorrer posteriormente el Andén de Plaza Nueva y acceder de nuevo a la Plaza de San Francisco por la calle Granada.
Tras atravesar una de las efímeras ojivas de San Julián instaladas este año en la plaza, comenzó la subida hacia el altar con el inusual acompañamiento musical de cornetas y tambores.
Cuando el paso estaba a punto de culminar la subida, un cable que desde el Consistorio salía hacia la plaza impidió que la Virgen continuara, por lo que un hombre tuvo que trepar por detrás del dosel para desenganchar el cable del remate del paso. Finalizada la maniobra, sonó de nuevo la Marcha Real y la Hiniesta Gloriosa ocupó su lugar a la espera de ver pasar por delante todo el cortejo de la procesión del Corpus Christi.


























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