La Banda de Cornetas y Tambores Esencia se encargó del bando anunciador de la procesión del día siguiente recorriendo las mismas calles que ésta; los diferentes altares, balcones y escaparates con motivos eucarísticos estaban ya perfectamente preparados y dispuestos a pasar el examen de los concursos anuales; en el Patio de los Naranjos del Salvador la Hermandad de Pasión celebraba la Velá del Corpus; y en la Avenida de la Constitución, Sierpes y Francos se celebraban diferentes conciertos de viento y orquestas de cámara.
Pero el plato fuerte en lo que a música se refiere es el Concierto Extraordinario del Corpus que ofrece en la Plaza de San Francisco la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla, que fue titulado este año "Cádiz, espíritu de un Carnaval y una Constitución" por el bicentenario de la Pepa.
Asimismo, los tambores también sirvieron para recrear los bombardeos, mientras uno de los miembros de la Municipal disparaba de vez en cuando una pistola de pistones al tiempo que desde otro lugar de la plaza se esparcía un humo de color rojo simulando el fuego y la sangre derramada. Todo un espectáculo que llegó a su máximo nivel de intensidad cuando los miembros de la Banda gritaron al unísono "¡Viva España!", enlazaron con el Himno Nacional y apareció la bandera de España en el escenario.
Acto seguido, casi sin solución de continuidad, se abrieron las puertas del Salón Apeadero del Ayuntamiento para el traslado de la Virgen de la Hiniesta Gloriosa desde dicha dependencia municipal, en la que se había celebrado durante tres días un besamanos extraordinario por el VI Centenario de la fundación de la hermandad, hasta el altar de la Plaza de San Francisco, que estrenaba para la ocasión un nuevo dosel pintado, que sustituía al tradicional con la leyenda "Domina Hispalis Maximis Beneficiis Civitatem Orna".
El paso, que fue recibido a la salida con la Marcha Real interpretada por la Banda de Cornetas y Tambores del Carmen, rodeó el Ayuntamiento de forma que nada más salir cruzó el Arquillo para recorrer posteriormente el Andén de Plaza Nueva y acceder de nuevo a la Plaza de San Francisco por la calle Granada.
Tras atravesar una de las efímeras ojivas de San Julián instaladas este año en la plaza, comenzó la subida hacia el altar con el inusual acompañamiento musical de cornetas y tambores.
Cuando el paso estaba a punto de culminar la subida, un cable que desde el Consistorio salía hacia la plaza impidió que la Virgen continuara, por lo que un hombre tuvo que trepar por detrás del dosel para desenganchar el cable del remate del paso. Finalizada la maniobra, sonó de nuevo la Marcha Real y la Hiniesta Gloriosa ocupó su lugar a la espera de ver pasar por delante todo el cortejo de la procesión del Corpus Christi.
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