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domingo, 10 de marzo de 2013
ANTONIO BURGOS RODRÍGUEZ: "LA LABOR DE JESÚS CREAGH SE VALORARÁ MÁS CON EL PASO DEL TIEMPO"
El pasado día 16 de febrero, en la víspera del Vía Crucis de la Fe, Antonio Burgos Rodríguez, economista y consultor de empresas de 41 años, tomaba posesión como hermano mayor de San Esteban. Se ponía así fin oficialmente a cinco años de situación irregular en la cofradía de la Puerta Carmona, en los que ha estado comandada por Jesús Creagh, quien asumió el papel de comisionado, según lo determinó la Autoridad Eclesiástica.
Hoy la realidad es bien distinta, llena de ilusión, tal y como la describe el nuevo hermano mayor en esta entrevista en la que repasa algunos objetivos de la junta de gobierno, de la que destaca que se preocupará por la vida interna de todo el año más que por un solo día, el de la estación de penitencia. Antonio Burgos confía en que las palabras normalidad y fraternidad definan los próximos cuatro años en la Hermandad de San Esteban.
- Tras cinco años de comisionado en San Esteban, ¿en qué situación se encuentra ahora la hermandad? ¿Se puede hablar de normalidad y reconciliación?
- En mi opinión, en estos momentos la Hermandad se encuentra en un momento de gran ilusión por haber superado esta etapa extraordinaria de la historia de la Corporación. Y por tanto, con mucha fuerza y ganas de hacer cosas que deben ser debidamente ordenadas y encauzadas.
- ¿Cómo llega usted a ser el candidato para comandar la hermandad en la primera junta de gobierno de esta nueva etapa?
- Me gusta pensar que básicamente por la intercesión de la Divina Providencia. Pero, en un primer momento, se trató de la propuesta de un grupo de hermanos, coordinados por don Jesús Creagh, que pensaron que ya se daban las condiciones oportunas para que desde la propia Hermandad alguien pudiera comandar esta nueva etapa y presentarse al cabildo de elecciones. Entre ellos estaba yo. Me comprometí a realizar esta tarea, con la satisfacción posterior de sentirme ampliamente apoyado por el cuerpo de hermanos.
- ¿Cómo calificaría la labor desarrollada por Jesús Creagh en estos cinco años? ¿Lo ha tenido realmente difícil?
- Creo firmemente que la labor desarrollada por el delegado eclesiástico como presidente de la Corporación ha sido positiva para la Hermandad, y a las pruebas debemos remitirnos ya que entre todos hemos conseguido volver a nuestra vida de Hermandad en muy pocos años. Asimismo, yo pertenezco a ese grupo de hermanos que piensa que en este caso, como en el de los hermanos mayores, su labor se valora mucho más con el paso del tiempo.
- ¿Cuáles son los pilares en los que basará la nueva junta de gobierno su labor al frente de la Hermandad de San Esteban? ¿Qué objetivos primordiales se ha marcado?
- En esta etapa de cuatro años estamos obligados a seguir la senda de la normalidad, de la entrega a la Hermandad antes que a la Cofradía, de la senda del acercamiento a todos los hermanos escuchando sus propuestas y aportaciones, pero teniendo siempre como objetivo perfeccionar nuestros fines, que no son otros que el culto a Dios, el ejercicio de la caridad, la formación cristiana y espiritual de los miembros de la Hermandad, y el amor y el respeto mutuos.
- La labor social, en los tiempos que corren, es totalmente imprescindible y prioritaria para cualquier hermandad. ¿En qué consiste este ámbito en la Hermandad de San Esteban? ¿Hay alguna iniciativa nueva prevista?
- En nuestra Hermandad la labor de caridad está muy asentada. Colaboramos con muchos programas, liderando alguno de ellos y, en especial, ayudando no sólo a los hermanos que lo necesitan, sino a familias del barrio y personas que se acercan hasta nosotros en demanda de ayuda. En este sentido, estamos muy contentos y no nos planteamos sino mejorar al máximo todas estas colaboraciones que superan ya ampliamente el 25 por ciento del presupuesto ordinario de la Hermandad.
- Durante mucho tiempo, hablar de labor social en San Esteban era hablar de la ayuda sanitaria en el campamento de refugiados saharauis en Tinduf (Argelia). ¿Cómo está ese proyecto hoy en día?
- Ese proyecto es hoy una realidad que no necesita, hoy por hoy, un permanente esfuerzo como el que se realizó en su día. En la actualidad, los problemas más cercanos que nos rodean han dado paso a proyectos de menor calado mediático, pero con una mayor intrahistoria para la Hermandad, ya que ahora son muchos y muy cercanos los que necesitan de nosotros y no podemos poner todos nuestros esfuerzos en una sola cesta.
- Vamos con la estación de penitencia. Una vez reformado el paso de palio con los nuevos bordados de José Antonio Grande de León, ¿hay algún otro proyecto en mente en el patrimonio procesional?
- Para todo lo relacionado con el patrimonio debemos plantearnos reflexiones de puesta en valor, orden y mantenimiento del mismo, y siempre como algo valorado a medio plazo y desde la obligación que tiene la Corporación de mantener su patrimonio, no de aumentarlo. Por tanto, son otros nuestros objetivos más que los proyectos de aumentar el patrimonio.
- Algunas de las cuestiones más polémicas del pasado reciente de San Esteban fueron el tema de los capataces y el acompañamiento musical. ¿La nueva Junta de Gobierno seguirá apostando por los Ariza, la Agrupación de la Redención y la Banda de Música de Las Cigarreras en los próximos años?
- La Junta de Gobierno sólo quiere apostar por la normalidad y por la Hermandad los 364 días que no son el Martes Santo. Todos aquellos temas relacionados con la Cofradía no están entre nuestros objetivos ni prioridades, pero, por supuesto, como no puede ser de otra manera, estamos abiertos a las sugerencias que desde la normalidad nos quieran hacer los hermanos que deseen aportar y no acaparar.
- La posible modificación del Martes Santo se aplazó por los comisionados de San Esteban y el Dulce Nombre. Esta última hermandad está aún en esa situación pero no San Esteban. ¿Cuál es su visión sobre la solución que podría tener esta jornada en cuestiones de horarios e itinerarios?
- Nuestra Junta de Gobierno no tiene una opinión formada sobre este tema, ya que requiere un análisis muy importante que aún no hemos podido hacer por la inminencia de la Semana Santa. Por supuesto, la Junta de Gobierno está abierta a colaborar con todas las hermandades del Martes Santo en lo que esté en nuestra mano, pero siempre preservando el legítimo interés de la Hermandad.
- Teorías sobre el orden adecuado del Martes Santo hay casi tantas como cofrades, pero muchas coinciden en la necesidad de que San Benito pase por Carrera Oficial antes que San Esteban para evitar el parón a la vuelta. ¿Comparte esta teoría?
- Como he dicho anteriormente, no tengo una opinión formada sobre la cuestión mayor, que es el cambio de horarios, itinerarios y orden en el día, pero sobre este punto concreto sí le diré que en mi opinión personal ese cambio incidiría muy poco en el Martes Santo.
- El pasado día 17 la lluvia impidió la celebración del Vía Crucis del Año de la Fe. ¿Cómo vivió la Hermandad de San Esteban esta jornada?
- Pues como puede comprender, de una manera muy especial ya que era el primer día de nuestra nueva etapa y, por tanto, se mezclaban muchos sentimientos y emociones. Y sobre el tema concreto del Vía Crucis sólo puedo decirle que cuando se cerró la Iglesia de San Esteban para que los hermanos acudieran al rezo del Santo Ejercicio eran muchos más de cien hermanos los que emprendimos el camino hacia la Catedral.
- El detalle de colocar lazos en el paso con las advocaciones de todos los Cristos del Martes Santo ha sido muy comentado y valorado positivamente como un gran detalle de su hermandad con el resto de la jornada. ¿Cómo surgió esta idea?
- Fue una propuesta realizada por parte de una hermana que finalmente se pudo llevar a cabo gracias a la inestimable colaboración de uno de nuestros hermanos penitentes, Miguel Ángel López, quien generosamente se ofreció a confeccionarlos y bordarlos, y al parecer, aunque no se dio difusión de la misma, ha gustado mucho y son muchas las Hermandades del Martes Santo que se han puesto en contacto con nosotros para agradecerlo.
- ¿Cómo valora todo el revuelo que el Vía Crucis del Año de la Fe ha dejado en lo que se refiere a Torreblanca y a otras hermandades que supuestamente plantearon salir aquel día con sus pasos?
- Como representante de la Hermandad de San Esteban no tengo una valoración sobre dichos acontecimientos. Lo que sí creo que debo aportar, desde el punto de vista personal, es una reflexión sobre la conveniencia de que todos tengamos siempre presente la justa medida de las cosas; las Hermandades, el Consejo, la prensa e, incluso, devotos y cofrades en general desde sus parcelas, porque, de lo contrario, los errores humanos que todos podemos cometer en cualquier momento se magnificarán hasta llegar a lo que hemos oído estos días y, por encima de todo, lo que debe primar en nuestras Corporaciones es la caridad para con nuestro prójimo.
- ¿Usted era partidario de que Torreblanca presidiera el Vía Crucis en solitario, como propuso su hermano mayor al saberse que no saldrían los catorce pasos?
- Tal y como ha dicho ya en alguna ocasión el hermano mayor de la Hermandad de Los Gitanos, en la reunión del Consejo del mismo día 17 de febrero hubo un pacto entre los hermanos mayores allí reunidos que fue muy especial y creo que hasta bonito de recordar. La decisión final y unificada que se derivó de las deliberaciones de los Cabildos de Oficiales de las distintas Hermandades le correspondía comunicarla exclusivamente al Consejo General de Hermandades y Cofradías en la persona de su presidente. Por tanto, lo que ocurrió después de la reunión de aquella mañana lo desconozco, pero para ser consecuente con la palabra empeñada no puedo comentar ni las deliberaciones ni las decisiones que en esa reunión se tomaron.
- Hace unos días el presidente del Consejo, Carlos Bourrelier, comentaba que quizá falta formación y nivel en las juntas de gobierno actuales en comparación con las de otras épocas. ¿Está de acuerdo? ¿Cree que ése es el origen de los males que viven o han vivido diversas hermandades?
- La formación y nivel de las Juntas de Gobierno como causa de los errores que se magnifican en las Hermandades creo que es un argumento débil para explicarlo todo, aunque pueda aclarar algunas cosas. Lo que no deben olvidar las Hermandades es siempre el cumplimiento de los fines que las sustentan y buscar a personas preparadas para que los cumplan y los perfeccionen día a día. El problema está en que quizás muchas veces esto no resulta del todo compatible con el excesivo protagonismo mediático que las Cofradías tienen hoy en nuestra ciudad. Pero esto no puede suponer que las actuales Juntas de Gobierno no tengan nivel, sino que quizás tengan hoy una tarea mucho más difícil de cumplir.
- Por último, ¿qué mensaje enviaría a todos los hermanos de San Esteban en el inicio de esta nueva etapa que la hermandad está viviendo?
- El mensaje sólo puede ser de ilusión, de esperanza y de fraternidad en esta nueva etapa mirando siempre hacia adelante. Creo que esto debe bastar para que todos seamos conocedores de cuáles son los pilares que debemos fomentar y cuáles son los aspectos secundarios que nunca pueden estar en el centro de nuestras inquietudes y objetivos.
viernes, 26 de octubre de 2012
LOURDES HERNÁNDEZ: "EN LA IMAGINERÍA ACTUAL SE ESTÁN HACIENDO AUTÉNTICAS BARBARIDADES"
La imaginera sevillana Lourdes Hernández es la autora de la nueva imagen de Santa Ángela de la Cruz que recibe culto en la Basílica de María Auxiliadora y que fue bendecida el pasado sábado 13 de octubre. Haciendo un ejercicio de auténtica arqueología documental universitaria, rescato con este motivo una entrevista que, siendo estudiante de Periodismo, le hice en el taller que por entonces tenía en la trianera calle Alfarería (hoy en Vicente Flores Navarro) y que bien nos sirve todavía para conocer un poquito más a esta artista. Algunas de sus respuestas de dicha entrevista, que fue realizada allá por el 2001, siguen teniendo plena vigencia y resultan tremendamente interesantes, sobre todo las referidas a las dificultades que encuentra una imaginera para abrirse paso en un mundo copado por los hombres.
- ¿Cómo empezaste en esto de la imaginería y cuál ha sido tu trayectoria hasta hoy?
- Siempre se empieza con cositas pequeñas para particulares, y así se va conociendo tu obra hasta que ya te van haciendo encargos más importantes. A nivel profesional, el primer trabajo que hice para hermandades fue la Virgen de la Trinidad de Algeciras, cuando tenía 22 años. Después pasé unos tres años que solamente hacía vírgenes, hasta que llegó la época de los evangelistas y otros tres o cuatro años haciendo evangelistas. Ahora, sin embargo, llevo unos años en que lo que más hago son cristos e imágenes masculinas.
- Y aparte de hermandades, ¿qué otros clientes tienes?
- Trabajo mucho también para las iglesias, imágenes de culto en altares, retablos y también para particulares, aunque yo ahora me he especializado en la imaginería religiosa y no tengo tiempo para dedicarme a la escultura profana o costumbrista, pero me gustaría.
- ¿Tienes algún modelo de inspiración, algún escultor o estilo artístico en que te bases para hacer tu trabajo?
- A mí, más que autores, lo que me inspira son obras. No tengo ningún autor preferido, pero sí muchas obras preferidas de distintos autores. Hay cosas de Ortega Bru que me gustan y cosas que no; de Buiza, de Sebastián Santos..., entonces prefiero inspirarme en esas obras más que seguir la carrera o intentar obsesionarme con parecerme a uno o a otro. Y luego, por supuesto, me gusta la época dorada de la escultura con Martínez Montañés, Juan de Mesa, Pedro Roldán o Alonso Cano, que es donde tenemos puestos los ojos todos los que nos dedicamos a esto.
- ¿Has tenido algún maestro con el que empezases como aprendiz en su taller?
- Sí, yo estuve con José Antonio Navarro Arteaga unos tres años, y compaginaba el taller con la carrera en la Universidad.
- Háblame un poco de las fases en el proceso de creación de una obra.
- Lo primero que se hace, si es algo de envergadura como un paso de misterio, es un boceto en barro que se presenta a la hermandad para que dé su visto bueno. A veces te dan libertad para hacerlo como tú quieras y otras te piden que imites tal o cual obra, sobre todo los particulares que a lo mejor quieren tener la imagen de su hermandad en miniatura. La hermandad de la Presentación al Pueblo de Algeciras, por ejemplo, para concebir el misterio me pidieron que me fijase en el de la Hermandad de San Benito de aquí. Sin embargo, para hacer el Cristo me han dado total libertad para hacerlo como yo quiera, y no se parece en nada al que hizo Castillo Lastrucci para esa hermandad. Después del boceto hago la cabeza del Cristo en barro y la vuelvo a presentar a la hermandad. Si la aprueba la paso a la madera y se termina por completo. Si es una imagen de vestir, se hace la cabeza por un lado, los brazos y los pies por otro y se ensambla. Con la imagen ya montada se prepara la policromía dándole el estuco para que se adhiera la pintura, se lija y ya se van dando las manos de imprimación y de policromía, y por último la pátina.
- ¿Resulta frustrante, cuando haces una imagen, esmerarte mucho en tallar partes de la misma que luego no son visibles con las ropas puestas?
- Más que el hecho de que no se vea con las ropas, lo frustrante es que no sepan sacarle partido a la imagen con la ropa que deben. En el caso de un Cristo no influye mucho porque la talla siempre va a lucir. Pero en el caso de una dolorosa, que es sólo una cabeza y unas manos, si no sabes enmarcarle bien la cara, hacerle bien la blonda, darle ese toque de gracia, ponerle bien la ropa o los brazos, que son articulados, ya puede tener la mejor ropa del mundo, los mejores bordados, que el resultado no va a ser bueno.
- ¿Colaboras tú en vestir a las imágenes?
- Algunas veces sí y otras no. Yo reconozco que no sé vestir a las imágenes y prefiero que lo haga otra persona, pero muchas veces, en algunos pueblos no tienen ni idea de hacerlo y entonces me ocupo yo. De todas formas, muchas veces te tienes que conformar con la manera en que vistan a tus imágenes aunque no sea de tu agrado.
- ¿Cómo ves el panorama actual de la imaginería? ¿Crees que está en un buen momento en el que se hacen obras de calidad?
- Estamos en un momento en que hay mucho trabajo, somos muchos los que nos dedicamos a esto, hay muchos escultores nuevos y hay trabajo para todos. Pero creo que lo que falla es la calidad porque hay muchos que no han estudiado ni han pasado por ningún taller y les puede más la ilusión de tener una obra suya en la calle que el ser crítico con uno mismo y ver que quizá aún no está tan preparado como cree. Por eso se están haciendo auténticas barbaridades. Pero con el paso del tiempo se va viendo quién vale y quién no, porque por el camino van cayendo unos y permanecen otros.
- Quizá tiene eso algo que ver con lo que le ocurría a Antonio Castillo Lastrucci, que se dice que tenía tanto trabajo que al final no hacía buenas obras.
- El problema de Castillo Lastrucci es que enfocó el tema de la imaginería como si fuera una empresa. Era tal la cantidad de trabajo que tenía que delegaba muchísimas obras en otros escultores que trabajaban con él. Entonces al dejar las obras en manos de otras personas puede que el resultado no sea tan bueno. En cualquier caso, Lastrucci está bien valorado en Sevilla, aparte de porque tuvo un papel importante en la reposición de obras perdidas en la Guerra Civil, porque dio con un punto clave, que fue la escenografía de los pasos de misterio, como el de San Benito o la Bofetá. Todo el mundo sabe que imágenes suyas independientes puestas al lado de obras de otros autores pueden resultar de peor calidad, pero en escenografía el conjunto funciona muy bien, con una teatralidad, un colorido y un contraste muy buenos.
- ¿Crees que es difícil hacerse un hueco en el mundo de la imaginería en Sevilla?
- Es difícil porque el mundo de la imaginería a nivel nacional prácticamente se reduce a lo que es el círculo de Sevilla. Por eso es aquí donde todo el mundo tiene puestos los ojos. El que entra en Sevilla o hace algo aquí es reconocido en toda España, aunque sea por una sola obra. Pero yo no creo que sea tan importante en la carrera de un escultor. Se puede trabajar perfectamente para otros sitios sin necesidad de estar obsesionado con la idea de hacer algo en Sevilla.
- ¿Te han abierto las puertas las cofradías de Sevilla?
- Sevilla ya es otra historia, primero porque está todo hecho. Además, existe mucha competencia al haber tanta gente dedicada a la imaginería. Pero, en cualquier caso, en Sevilla no le abren las puertas a nadie que lleve pocos años trabajando en esto, y si se le abren va a haber muchos problemas, muchas críticas muy duras y muy fuertes. Es algo que ya ha pasado alguna vez. Aquí la gente que intenta subir los escalones en diez en diez y entrar en este mundo con tres o cuatro años de experiencia no es muy aceptada. Primero tienes que ser conocido fuera para ser reconocido en tu tierra.
- ¿Crees que en Sevilla se valora más al imaginero de aquí que al que viene de fuera?
- No creo que se valore más al de aquí. En el caso, por ejemplo, de Ortega Bru, que era de San Roque, está muy valorado, aunque creo que en cierto modo es comprensible que le cambiasen algunas imágenes. Al misterio de Santa Marta le cambiaron su dolorosa por una de Sebastián Santos, y le añadieron la imagen de Santa Marta, también de Santos. Digo que es comprensible porque, en mi opinión, Ortega Bru era muy bueno haciendo imágenes masculinas, pero las femeninas, salvo tres o cuatro contadas, no eran muy bonitas. Es por lo que pienso que la Hermandad de Santa Marta sustituyó su dolorosa. Pero, de todas formas, Ortega Bru sí tuvo bastante éxito y bastante acogida y recibió muchos encargos de aquí de Sevilla. De hecho, él no quería dedicarse a la imaginería, sino que hacía figuras de cera para el museo de Madrid, pero empezaron a salirle estos encargos para la Semana Santa y acabó trabajando en la imaginería sin habérselo planteado.
- ¿Consideras que existe un complejo de inferioridad en Andalucía e incluso en el resto de España con respecto a Sevilla? Todos quieren parecerse a Sevilla, hacerlo como Sevilla, imitarla en cuestiones de imaginería...
- No, no creo que sea un complejo de inferioridad, sino que la pena del resto de España, de las zonas donde aún hay un foco importante de Semana Santa, es que se ha perdido la escuela. La escuela castellana, la granadina o la murciana prácticamente ya no existen, y la única que permanece es la escuela sevillana. Si alguien quiere hacer algo de calidad no le queda más remedio que venir aquí a buscarlo. Además, la fiesta más grande de Sevilla es su Semana Santa, y aquí se hacen las mejores cosas, que no quiere decir que aquí estén las mejores cosas. Por ejemplo, en Valladolid hay imágenes que son bastante buenas, lo que pasa es que los artistas que hay hoy en la Semana Santa castellana no llegan al nivel necesario como para mantener esa escuela. A lo mejor hay uno aislado, mientras que aquí puede haber doscientos escultores que mantienen viva la escuela sevillana.
- Se acusa mucho a la Semana Santa de ser machista, sobre todo últimamente con el tema de las mujeres nazarenas (en 2001 aún quedaban hermandades por incorporar a las nazarenas). ¿Se puede decir que en imaginería la Semana Santa es también en cierto modo machista?
- Yo te puedo decir que mis comienzos han sido muy duros porque he escuchado críticas de todo tipo, y muchos comentarios, desde los que estaban a favor hasta los que estaban en contra. Había gente, incluso, que no me tomaba en serio. Sin embargo, cuando llevas ya mucho tiempo trabajando tienes una serie de obras que van hablando por ti, y ya van a buscarte más tranquilos porque saben lo que tú les vas a dar. A pesar de todo, cuando no tienen referencias de su obra se confía más en un escultor que en una escultora. Luego, con el tiempo y con tu trabajo sí que van a buscarte a ti y van buscando la calidad que saben que tú puedes darle, seas lo que seas. Yo recuerdo haber puesto imágenes pequeñas en escaparates con el típico cartel con mi nombre y haber oído comentarios del tipo “no está nada mal, para haberlo hecho una mujer”. Y digo yo ¡qué tendrá que ver!, pero ésa es la mentalidad que tiene mucha gente. Supongo que con esto pasará como con las mujeres nazarenas y en unos años se aceptará plenamente, porque cuando yo empecé era prácticamente la única y hoy me consta que hay otras chicas que se están empezando a meter en este mundo.
Foto: imagineralourdeshernandez.com
- ¿Cómo empezaste en esto de la imaginería y cuál ha sido tu trayectoria hasta hoy?
- Siempre se empieza con cositas pequeñas para particulares, y así se va conociendo tu obra hasta que ya te van haciendo encargos más importantes. A nivel profesional, el primer trabajo que hice para hermandades fue la Virgen de la Trinidad de Algeciras, cuando tenía 22 años. Después pasé unos tres años que solamente hacía vírgenes, hasta que llegó la época de los evangelistas y otros tres o cuatro años haciendo evangelistas. Ahora, sin embargo, llevo unos años en que lo que más hago son cristos e imágenes masculinas.
- Y aparte de hermandades, ¿qué otros clientes tienes?
- Trabajo mucho también para las iglesias, imágenes de culto en altares, retablos y también para particulares, aunque yo ahora me he especializado en la imaginería religiosa y no tengo tiempo para dedicarme a la escultura profana o costumbrista, pero me gustaría.
- ¿Tienes algún modelo de inspiración, algún escultor o estilo artístico en que te bases para hacer tu trabajo?
- A mí, más que autores, lo que me inspira son obras. No tengo ningún autor preferido, pero sí muchas obras preferidas de distintos autores. Hay cosas de Ortega Bru que me gustan y cosas que no; de Buiza, de Sebastián Santos..., entonces prefiero inspirarme en esas obras más que seguir la carrera o intentar obsesionarme con parecerme a uno o a otro. Y luego, por supuesto, me gusta la época dorada de la escultura con Martínez Montañés, Juan de Mesa, Pedro Roldán o Alonso Cano, que es donde tenemos puestos los ojos todos los que nos dedicamos a esto.
- ¿Has tenido algún maestro con el que empezases como aprendiz en su taller?
- Sí, yo estuve con José Antonio Navarro Arteaga unos tres años, y compaginaba el taller con la carrera en la Universidad.
- Háblame un poco de las fases en el proceso de creación de una obra.
- Lo primero que se hace, si es algo de envergadura como un paso de misterio, es un boceto en barro que se presenta a la hermandad para que dé su visto bueno. A veces te dan libertad para hacerlo como tú quieras y otras te piden que imites tal o cual obra, sobre todo los particulares que a lo mejor quieren tener la imagen de su hermandad en miniatura. La hermandad de la Presentación al Pueblo de Algeciras, por ejemplo, para concebir el misterio me pidieron que me fijase en el de la Hermandad de San Benito de aquí. Sin embargo, para hacer el Cristo me han dado total libertad para hacerlo como yo quiera, y no se parece en nada al que hizo Castillo Lastrucci para esa hermandad. Después del boceto hago la cabeza del Cristo en barro y la vuelvo a presentar a la hermandad. Si la aprueba la paso a la madera y se termina por completo. Si es una imagen de vestir, se hace la cabeza por un lado, los brazos y los pies por otro y se ensambla. Con la imagen ya montada se prepara la policromía dándole el estuco para que se adhiera la pintura, se lija y ya se van dando las manos de imprimación y de policromía, y por último la pátina.
Foto: eccehomoalgeciras.blogspot.com
- ¿Resulta frustrante, cuando haces una imagen, esmerarte mucho en tallar partes de la misma que luego no son visibles con las ropas puestas?
- Más que el hecho de que no se vea con las ropas, lo frustrante es que no sepan sacarle partido a la imagen con la ropa que deben. En el caso de un Cristo no influye mucho porque la talla siempre va a lucir. Pero en el caso de una dolorosa, que es sólo una cabeza y unas manos, si no sabes enmarcarle bien la cara, hacerle bien la blonda, darle ese toque de gracia, ponerle bien la ropa o los brazos, que son articulados, ya puede tener la mejor ropa del mundo, los mejores bordados, que el resultado no va a ser bueno.
- ¿Colaboras tú en vestir a las imágenes?
- Algunas veces sí y otras no. Yo reconozco que no sé vestir a las imágenes y prefiero que lo haga otra persona, pero muchas veces, en algunos pueblos no tienen ni idea de hacerlo y entonces me ocupo yo. De todas formas, muchas veces te tienes que conformar con la manera en que vistan a tus imágenes aunque no sea de tu agrado.
- ¿Cómo ves el panorama actual de la imaginería? ¿Crees que está en un buen momento en el que se hacen obras de calidad?
- Estamos en un momento en que hay mucho trabajo, somos muchos los que nos dedicamos a esto, hay muchos escultores nuevos y hay trabajo para todos. Pero creo que lo que falla es la calidad porque hay muchos que no han estudiado ni han pasado por ningún taller y les puede más la ilusión de tener una obra suya en la calle que el ser crítico con uno mismo y ver que quizá aún no está tan preparado como cree. Por eso se están haciendo auténticas barbaridades. Pero con el paso del tiempo se va viendo quién vale y quién no, porque por el camino van cayendo unos y permanecen otros.
- Quizá tiene eso algo que ver con lo que le ocurría a Antonio Castillo Lastrucci, que se dice que tenía tanto trabajo que al final no hacía buenas obras.
- El problema de Castillo Lastrucci es que enfocó el tema de la imaginería como si fuera una empresa. Era tal la cantidad de trabajo que tenía que delegaba muchísimas obras en otros escultores que trabajaban con él. Entonces al dejar las obras en manos de otras personas puede que el resultado no sea tan bueno. En cualquier caso, Lastrucci está bien valorado en Sevilla, aparte de porque tuvo un papel importante en la reposición de obras perdidas en la Guerra Civil, porque dio con un punto clave, que fue la escenografía de los pasos de misterio, como el de San Benito o la Bofetá. Todo el mundo sabe que imágenes suyas independientes puestas al lado de obras de otros autores pueden resultar de peor calidad, pero en escenografía el conjunto funciona muy bien, con una teatralidad, un colorido y un contraste muy buenos.
- ¿Crees que es difícil hacerse un hueco en el mundo de la imaginería en Sevilla?
- Es difícil porque el mundo de la imaginería a nivel nacional prácticamente se reduce a lo que es el círculo de Sevilla. Por eso es aquí donde todo el mundo tiene puestos los ojos. El que entra en Sevilla o hace algo aquí es reconocido en toda España, aunque sea por una sola obra. Pero yo no creo que sea tan importante en la carrera de un escultor. Se puede trabajar perfectamente para otros sitios sin necesidad de estar obsesionado con la idea de hacer algo en Sevilla.
- ¿Te han abierto las puertas las cofradías de Sevilla?
- Sevilla ya es otra historia, primero porque está todo hecho. Además, existe mucha competencia al haber tanta gente dedicada a la imaginería. Pero, en cualquier caso, en Sevilla no le abren las puertas a nadie que lleve pocos años trabajando en esto, y si se le abren va a haber muchos problemas, muchas críticas muy duras y muy fuertes. Es algo que ya ha pasado alguna vez. Aquí la gente que intenta subir los escalones en diez en diez y entrar en este mundo con tres o cuatro años de experiencia no es muy aceptada. Primero tienes que ser conocido fuera para ser reconocido en tu tierra.
Foto: imagineralourdeshernandez.com
- ¿Crees que en Sevilla se valora más al imaginero de aquí que al que viene de fuera?
- No creo que se valore más al de aquí. En el caso, por ejemplo, de Ortega Bru, que era de San Roque, está muy valorado, aunque creo que en cierto modo es comprensible que le cambiasen algunas imágenes. Al misterio de Santa Marta le cambiaron su dolorosa por una de Sebastián Santos, y le añadieron la imagen de Santa Marta, también de Santos. Digo que es comprensible porque, en mi opinión, Ortega Bru era muy bueno haciendo imágenes masculinas, pero las femeninas, salvo tres o cuatro contadas, no eran muy bonitas. Es por lo que pienso que la Hermandad de Santa Marta sustituyó su dolorosa. Pero, de todas formas, Ortega Bru sí tuvo bastante éxito y bastante acogida y recibió muchos encargos de aquí de Sevilla. De hecho, él no quería dedicarse a la imaginería, sino que hacía figuras de cera para el museo de Madrid, pero empezaron a salirle estos encargos para la Semana Santa y acabó trabajando en la imaginería sin habérselo planteado.
- ¿Consideras que existe un complejo de inferioridad en Andalucía e incluso en el resto de España con respecto a Sevilla? Todos quieren parecerse a Sevilla, hacerlo como Sevilla, imitarla en cuestiones de imaginería...
- No, no creo que sea un complejo de inferioridad, sino que la pena del resto de España, de las zonas donde aún hay un foco importante de Semana Santa, es que se ha perdido la escuela. La escuela castellana, la granadina o la murciana prácticamente ya no existen, y la única que permanece es la escuela sevillana. Si alguien quiere hacer algo de calidad no le queda más remedio que venir aquí a buscarlo. Además, la fiesta más grande de Sevilla es su Semana Santa, y aquí se hacen las mejores cosas, que no quiere decir que aquí estén las mejores cosas. Por ejemplo, en Valladolid hay imágenes que son bastante buenas, lo que pasa es que los artistas que hay hoy en la Semana Santa castellana no llegan al nivel necesario como para mantener esa escuela. A lo mejor hay uno aislado, mientras que aquí puede haber doscientos escultores que mantienen viva la escuela sevillana.
- Se acusa mucho a la Semana Santa de ser machista, sobre todo últimamente con el tema de las mujeres nazarenas (en 2001 aún quedaban hermandades por incorporar a las nazarenas). ¿Se puede decir que en imaginería la Semana Santa es también en cierto modo machista?
- Yo te puedo decir que mis comienzos han sido muy duros porque he escuchado críticas de todo tipo, y muchos comentarios, desde los que estaban a favor hasta los que estaban en contra. Había gente, incluso, que no me tomaba en serio. Sin embargo, cuando llevas ya mucho tiempo trabajando tienes una serie de obras que van hablando por ti, y ya van a buscarte más tranquilos porque saben lo que tú les vas a dar. A pesar de todo, cuando no tienen referencias de su obra se confía más en un escultor que en una escultora. Luego, con el tiempo y con tu trabajo sí que van a buscarte a ti y van buscando la calidad que saben que tú puedes darle, seas lo que seas. Yo recuerdo haber puesto imágenes pequeñas en escaparates con el típico cartel con mi nombre y haber oído comentarios del tipo “no está nada mal, para haberlo hecho una mujer”. Y digo yo ¡qué tendrá que ver!, pero ésa es la mentalidad que tiene mucha gente. Supongo que con esto pasará como con las mujeres nazarenas y en unos años se aceptará plenamente, porque cuando yo empecé era prácticamente la única y hoy me consta que hay otras chicas que se están empezando a meter en este mundo.
viernes, 2 de marzo de 2012
DANIEL FRANCA: "LA PINTURA COFRADIERA NECESITA UN POCO DE OXÍGENO"
Foto: Fran Fernández
Sus respuestas denotan su juventud (nació en 1985), pero no por falta de madurez; al contrario. La juventud de Daniel Franca, pintor del cartel de las Glorias 2012, se palpa en su manera de reconocer que su estilo pictórico "no está definido ni lo estará pronto" y en su defensa de las nuevas generaciones de pintores que "vienen pisando fuerte". Su madurez, en su claridad de ideas sobre lo que debe y no debe ser un cartel (prefiere la sinceridad del artista al realismo), y más en una ciudad que ha hecho de la cartelería de sus fiestas una de las señas de identidad más imitadas dentro y fuera de Andalucía. Las cofradías ya lo conocen. Con su pincel, cuyo gesto define, dice, al pintor, ya ha dicho mucho acerca de su entrega a las tradiciones religiosas de la ciudad. Mucho aún le queda por decir. Tras sumar los más recientes elogios por su cartel de la Semana Santa de Ronda, espera repetir éxito cuando el próximo mes de abril se destape su visión de las Glorias sevillanas. Sólo adelanta que "será un cartel y no una pintura que sirva para un cartel". Y no le cuesta nada reconocer (de nuevo el ímpetu de la juventud) una de sus ambiciones para el futuro: que el Consejo revalide su confianza en él encargándole el cartel de la Semana Santa, "uno de los mejores premios que puede recibir un pintor sevillano".
- ¿Cómo definirías tu estilo pictórico? ¿Cuál es la principal temática de tu obra?
- Aunque puedo situar mi pintura entre la abstracción y la figuración, creo que mi estilo pictórico aún no está definido ni lo estará pronto. Para mí el estilo pictórico está en continua evolución. En mi opinión, es el gesto del pincel lo que define al pintor. La principal temática de mi obra está ahora centrada en el paisaje. Estoy realizando una serie de "paisajes de expansión", un proyecto que vengo desarrollando desde mi estancia en la Fundación Antonio Gala para jóvenes creadores de Córdoba. Son paisajes que he ido seleccionando de rincones un poco más íntimos y no tan populares de la ciudad. A modo de paisajes evocadores y de recuerdos estoy generando otro mapa, otro recorrido de la ciudad donde situar al espectador e invitarlo a entrar en sitios que no está acostumbrado a ver. Lo que me importa de la representación es su condición como residuo de esta aldea global en la que vivimos, la descomposición física y social del espacio seleccionado.
-¿Quiénes son tus pintores de referencia?
- Son muchos: Bartolomé Esteban Murillo, Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, Francisco de Goya y Lucientes, Joaquín Sorolla y Bastida, Baldomero Romero Ressendi, Francis Bacon, Antonio López...
- El año pasado realizaste la portada de El Llamador de Papel. ¿Qué otras obras relacionadas con las cofradías has llevado a cabo hasta ahora?
- La primera obra que realicé relacionada con las cofradías fue el boletín extraordinario con motivo del 450 aniversario fundacional de la Hermandad de Monte-Sión, que se presentó en la sede canónica de la hermandad en septiembre de 2010. Después, una pintura con motivo del 450 aniversario fundacional de la Hermandad de la Estrella. Esta pintura fue recogida en el número 2 de la revista "Estrella" y fue presentada en la Fundación Cruzcampo en marzo de 2011. Seguidamente, la portada del programa de mano del Llamador de 2011, presentada en el Teatro Lope de Vega. A partir de la portada del Llamador he realizado el cartel de la Semana Santa de Ronda 2012 y ahora mismo estoy trabajando en el cartel de Glorias de Sevilla 2012.
- ¿Qué pensaste cuando te comunicaron que habías sido designado para realizar el cartel de las Glorias?
- Para mí es un honor que me nombren cartelista de las Glorias de Sevilla. Primero sentí felicidad y después mucha responsabilidad. Anunciar por las calles de mi ciudad un acontecimiento tan significativo como el de las Glorias es muy importante para cualquier pintor, además de un reto. Y responsabilidad por responder a la confianza que ha puesto en mí el Consejo de Cofradías y Hermandades de Sevilla.
- ¿En ese mismo momento te surgió alguna idea de por dónde podrías enfocarlo?
- La verdad es que no. En lo que sí estuve meditando mucho es en la idea de lo que es un cartel. En Sevilla existe una potente tradición de cartelería que ha anunciado durante siglos sus fiestas mayores. He llegado a la conclusión que el cartel sevillano es un afán de superación de las artes plásticas cada vez mayor y así tiene que continuar. Para mí el cartel es un recrearse en la ciudad, un proclamar a los cuatro vientos un sentimiento colectivo. El cartel pintado está cargado de sentimiento y emotividad, y debe cumplir funciones básicas como la de anunciar, seducir y persuadir. Para mí, fundamentalmente, ha de permanecer en la memoria de la colectividad.
- ¿Puedes avanzar algo del cartel? ¿Estará presidido por alguna imagen en concreto o será algo más genérico?
- No quiero adelantar nada, queda muy poco para su presentación. Pero sí que puedo adelantar que va a ser un cartel, no una pintura que sirva para un cartel.
- ¿Conoces el mundo de las hermandades de gloria?
- Antes muy poco, pero ahora puedo decir que estoy bastante más familiarizado.
- ¿Estás vinculado a alguna hermandad? ¿Te consideras cofrade?
- Soy hermano de la Estrella y Santa Marta. Desde la infancia vivo muy de cerca la Semana Santa tanto dentro como fuera de mi hermandad. Para mí ser cofrade es una aptitud, es dejarte llevar. Creo firmemente que la Semana Santa es una exaltación de todos los sentidos y hay que estar predispuesto a sentirlo así. Dice Antonio Burgos en su libro Andalucía, ¿tercer mundo? que magia y religión se confunden en el sur. Yo quiero creer que magia y religión se funden perfectamente en la Semana Santa.
- ¿Qué recuerdos guardas de tu relación con las cofradías de gloria y penitencia?
- Un recuerdo de penitencia: El sonido de los varales del paso de palio de la Estrella rompiendo el silencio sordo de la Catedral. Era muy pequeño, transitaba a pocos metros del palio agarrado a la mano de mi padre. Un recuerdo de gloria: El paso por el Arenal de la Hermandad de la Santa Cruz y Nuestra Señora del Rosario.
- Un momento cofradiero que procuras no perderte cada año.
- Traslado del Cristo de la Caridad de Santa Marta a su paso.
- ¿Crees que el cartel de las Glorias te podría llevar a nuevos encargos dentro del mundo de las cofradías? ¿Te ves pintando el cartel de la Semana Santa?
- Por supuesto que deseo pintar el cartel de Semana Santa; es uno de mis muchos objetivos en la pintura. Creo que representar una de las semanas grandes de Sevilla a través de un cartel es uno de los mejores premios que pueda recibir un pintor sevillano.
- ¿Cómo ves el momento actual de la pintura sevillana en general, y de la pintura cofradiera en particular?
- Creo que con la crisis se va a producir una fuerte criba. En mi opinión, hay dos generaciones de pintores bastante potentes que vienen pisando fuerte desde hace años. La pintura cofradiera en particular creo que necesita un poco de oxígeno. El éxito no debe radicar en lo fotográfico/realista de la pintura, sino en el trasfondo de verdad y sinceridad de la misma.
lunes, 19 de diciembre de 2011
PACO ROBLES: "HEMOS PASADO DEL TONTO DE CAPIROTE AL FRIKI"
Foto: elmundo.es
"La Semana Santa es la vida", afirma Paco Robles. Y como la vida, también la fiesta sevillana más importante ha visto evolucionar su paisanaje con el paso del tiempo. Tanto que si hoy en día tuviera que escribir su tan conocido y aplaudido Tontos de capirote sería diferente incluso el título. El libro, además, perdería irremediablemente gran parte de esa ternura que viaja desde sus páginas hasta el lado más humano ("humanísimamente humano", que diría Garmendia) del cofrade. Otras de sus obras, como Sevilla en el espejo y Un rancio en Nueva York, sirven de hilo conductor en esta entrevista para hablar de la ciudad y de las cosas de las cofradías.
- Acaba de presentar Sevilla en el espejo. Pregunta originalísima de sesudo periodista: ¿Qué ve Sevilla cuando se mira al espejo?- Una ciudad contradictoria. En el caso de este libro, una mujer bellísima que ha resistido el paso del tiempo. Curiosamente ese tiempo, contado por siglos, es el que le ha dado su belleza.
- Tengo una particular teoría según la cual Sevilla, para el que viene de fuera, es un arma de doble filo: por un lado, sabiéndose bella, muestra generosamente sus encantos y su belleza al visitante hasta el punto incluso de apabullarlo; pero por otro, es una ciudad muy celosa de sí misma que sólo muestra lo que quiere mostrar y que rechaza que alguien de fuera pueda llegar a entenderla. ¿Comparte mi teoría?
- El sevillano es abierto en el minuto uno. En el bar, en la calle, en la plaza... Pero en su casa no entra nadie. Es raro que un sevillano invite a alguien a su casa para comer, y mucho menos para dormir. La ciudad es así de paradójica.
- Se dice que el lugar preferido de París para Guy de Maupassant era la Torre Eiffel porque era el único sitio de la ciudad desde el que no se veía la Torre Eiffel. ¿Cuál es su lugar favorito de Sevilla? ¿Las setas de la Encarnación?
- Las setas me parecen un robo que casi toda la ciudad ha consentido, porque hay mucho sevillano cobarde que no habla para señalarse ante el poder. Son los mismos que ahora le hacen la pelota a Zoido y le llaman 'Juaninasio' como si lo conocieran de toda la vida. ¿Cómo es posible que haya gente que compare las setas con el Alcázar? O son ignorantes o son unos golfos. O ambas cosas a la vez.
- Cuando tiene que atravesar la Encarnación, ¿cómo lo hace? ¿Fija su mirada en el suelo? ¿Se concentra en la torre de San Pedro o en la Anunciación, según el sentido de su marcha? ¿O mira desafiante a las setas?
- En esta época de Navidad la Encarnación huele a feria barata de pueblo cutre. Creo que la evitaré en la medida de lo posible. Y que no me llamen antiguo por eso. Soy un enamorado de Nueva York, donde no hay setas ni las habrá.
- Un rancio en Nueva York. ¿Es fácil imaginar Central Park lleno de nazarenos blancos de La Paz?
- En Central Park está la fuente de la Bethesda. Un ángel camina con la espalda cruzada por las alas. Adelanta el pie izquierdo. ¿Le suena eso de algo? Alguien que no es de este mundo y que camina sobre las aguas adelantando el pie izquierdo... En Nueva York hay una isla donde los inmigrantes esperaban el permiso para entrar en la ciudad: la isla de la Esperanza. La Semana Santa va más allá de los tópicos. Es la vida. Y seguro que en esa ciudad habrán llorado más de un Domingo de Ramos por no estar en Sevilla. Seguro...
- ¿Ya le ha comentado a alguien del Consejo cuántas sillas cabrían en la Quinta Avenida?
- Allí está la iglesia de San Patricio, un santo al que se encomienda más de un capillita cuando llega la Feria... No creo que los consejeros estén por trasladar la carrera oficial al Midtown, aunque visto lo visto...
- Usted siempre se ha mostrado contrario a cambiar la Carrera Oficial para meter más sillas, pero parece que las futuras obras del metro por el Duque van a ser la excusa perfecta para modificarla. ¿Cómo lo ve?
- Que hagan una carrera oficial subterránea y asunto resuelto. Así podrían poner todas las sillas que quisieran y nunca les llovería. Los que no somos de silla ni de palco podríamos disfrutar de la ciudad y cruzarla sin impedimento alguno. Piénselo y verá que no es mala idea...
- Se lamentó en una ocasión de que la Campana huela a McNugget de pollo. ¿A qué le huele la plaza de la Magdalena?
- Debería oler al té que tomaba Proust con la magdalena que lo llevaba hasta su infancia. Ahora huele a vulgaridad, no es una plaza hermosa. Sólo posee algo de encanto en lo que estuvo antes allí. La fuente, el edificio del Cabo Persianas, los naranjos. La plaza del Pacífico se perdió como tantas cosas se pierden en esta ciudad donde debería existir una oficina de edificios perdidos.
- ¿El modelo de pregón está agotado o ése es el latiguillo al que se recurre cuando no ha gustado el de ese año?
- Lo malo no es que se agote el modelo. Lo malo es que se agoten los que escuchan el pregón, o sea, que se queden agotados tras tanto lugar común, vulgo tópico. Pero en eso ya no entro. Que cada uno haga lo que le parezca.
- ¿Es necesario ponerle puertas al campo de las nuevas incorporaciones de hermandades a la Semana Santa? ¿Qué falta más en este tema: sentido común o generosidad?
- Falta de todo y sobra el concepto del igualitarismo. No es igual una hermandad fundada en el siglo XVI, con tallas del mejor Barroco, con una historia de siglos, que un grupo de jartibles que juegan a montar pasitos y a vestir Vírgenes porque no les gusta desnudar a las mujeres. ¿Está claro o lo repito?
- Actualice su ya clásico Tontos de capirote. ¿Qué ‘tonto’ podría incluir hoy? ¿Quizá el ‘tonto’ del blog cofradiero?
Si tuviera que escribirlo hoy tal vez el título fuera diferente. Hemos pasado en estos años del tonto de capirote al friki. El tonto se reserva, vive su neurosis en silencio, es tímido y tiene un lado humanísimo que contiene esa ternura que destila el libro. El friki es todo lo contrario. Presume de las tonterías que hace, no se corta un pelo de la coleta y se dedica a jugar con esto como si fuera una afición. El tonto de capirote escucha Amarguras en agosto sin que lo oiga nadie, mientras el friki pone a toda pastilla en su Astra tuneado la última marcha de la banda de cláxones y tambores que reproduce fielmente un atasco en la SE-30. Confieso que soy un tonto de capirote.
domingo, 21 de noviembre de 2010
ANTONIO J. DUBÉ DE LUQUE: "EN LA IMAGINERÍA RELIGIOSA NO CABEN LOS VANGUARDISMOS"
—¿Cómo describiría a la Virgen de la Salud?
—Es una Virgen dolorosa; no es un dolor muy acentuado pero sí un dolor dramático. Es, como decimos en Sevilla, una Virgen de mucho caché; es decir, de categoría, con una policromía más bien sonrosada o pálida. Lleva siete lágrimas, una por cada dolor de la Virgen y, sin tener crispación en la cara, sí tiene dolor. La boca la tiene entreabierta, los dientes tallados y tiene la lengua tallada también dentro de la boca. En fin, es una Virgen que no es una niña bonita, es una dolorosa bonita, pero una dolorosa. Y sobre todo lo que tiene es unción religiosa.
—Después de tantos años dedicado a la imaginería, ¿siente todavía nervios al pensar en cómo será acogida la imagen?
—Siempre cuando un escultor presenta una imagen es como un escritor cuando presenta una obra de teatro o una novela, que siempre tiene los nervios de cómo la acogerá el público. Pero a la hermandad, desde luego, le ha gustado mucho y yo creo que el pueblo cofrade de Ciudad Real la va a acoger bastante bien.
—¿Se ha basado en alguna imagen en especial de su trayectoria para hacer a la Virgen de la Salud o ha tirado simplemente de su inspiración?
—No, yo he tirado de mi inspiración para hacerla. Lo que sucede es que en los escultores existe siempre un rasgo estilístico, que es el que define siempre la autoría de la imagen. De hecho, hay atribuciones a grandes imagineros del siglo XVII o XVIII precisamente por los rasgos estilísticos que se detectan en su producción, aunque no haya documentos que lo atestigüen. Pero vamos, rasgos estilísticos se tienen que ver en toda mi obra. Si no se diera, entonces la imagen tendría un eclecticismo artístico. Siempre el imaginero, aunque sea involuntariamente, le pone sus rasgos.
—¿Le dio la Hermandad del Prendimiento alguna indicación en este sentido?
—No, no. Me dio libertad total.
—¿Qué escultores fueron sus modelos cuando comenzó en el mundo de la imaginería?
—Yo me remití a los grandes escultores del siglo XVII. Estudiaba no solamente a los escultores imagineros, sino a los de escultura civil. También me fijé en los grandes escultores del Renacimiento italiano. Hay que estudiar mucho para interpretar una escultura. Hay que estar muy formado e informado de todo lo que conlleva realizar una figura, y más una figura religiosa, que va destinada a mover la devoción del pueblo.
—Sí, están igualadas. Las imágenes de Cristo y de Virgen que tengo hechas están igualadas.
—¿Se enfrenta de forma diferente a la madera? ¿Qué quiere transmitir en cada caso?
—Cuando se enfrenta uno a la materia, a la madera, empieza uno a dialogar mentalmente con ella; no con lo que está haciendo, con la materia en sí, sino con lo que está representando. Entonces, si se está representando una imagen religiosa, lógicamente esa manera de dialogar mentalmente con ella es una especie de oración que se tiene. Y se le va infundiendo vida a la imagen. Se le está transmitiendo unos sentimientos, unas sensaciones y unas vivencias a cada imagen, de forma que lleva retazos de la vida del escultor. Por lo tanto, son vivencias íntimas que tiene uno que las va reflejando en la madera.
—¿Qué siente cuando ve salir de su taller una imagen a la que ha pasado un tiempo dándole vida, que es para fuera de Sevilla y que sabe que no la va a poder ver a menudo?
—Siempre deja un vacío. Pero yo en este caso estoy contento porque va a Ciudad Real, donde no tenía ninguna obra. En la provincia sí tengo hecho algún que otro trabajo, pero en la capital no. Podríamos decir que es mi carta de presentación, aunque me pilla ya un poco mayor. Pero, claro, la imagen siempre deja ese vacío; aunque es por poco tiempo porque inmediatamente la reemplazo con otra figura que estoy haciendo.
—¿Está todo inventado en la imaginería o aún hay espacio para la innovación?
—La imaginería tradicional es la que el pueblo demanda; por eso, en la imaginería religiosa no caben los vanguardismos, porque no le atraen al pueblo. Y si una imagen no atrae al pueblo, no cumple la función catequética a la que está destinada, que es promover la devoción del pueblo. Dentro de lo que es la interpretación tradicional de la imaginería religiosa, se puede siempre innovar algo. Pero yo digo que los vanguardismos están reñidos con la devoción del pueblo. Para mover masas, que es lo que sucede con las cofradías por las calles, para mover las miles personas que mueven, el pueblo demanda esa tipología de imagen. Todos los tímidos intentos que se han hecho en algunos lugares de hacer un vanguardismo para imaginería procesional religiosa han fracasado.
—Como esto es un ‘boom’ que se ha producido a finales del siglo XX y principios del XXI, hay de todo, igual que en los siglos XVII y XVIII. A nosotros nos han llegado los grandes escultores de esos siglos porque el tiempo es una criba que va dejando lo mejor de cada momento de la escultura religiosa. Había montones de escultores del siglo XVII y XVIII que han pasado al anonimato total porque a lo mejor no han tenido fuerza sus imágenes o no se han abierto paso o ha habido otras circunstancias. Pero generalmente siempre ha sido por la categoría artística de las imágenes. Ahora se está repitiendo la historia. Los hay buenos, los hay menos buenos y los hay regulares. Eso es como todo, como en todas las profesiones.
—Pero sí hay alguna gran imagen de la época dorada de la imaginería que aún no tiene clara su paternidad artística. Sin ir más lejos, la Esperanza Macarena. ¿Tiene alguna teoría al respecto?
—Yo tengo la teoría de que la Macarena es de dos manos, de dos autores. En los grabados antiguos de cuando la hermandad estaba en el convento de San Basilio, la Virgen aparece con la cabeza inclinada y mirando hacia arriba. Después fue modificada y ya en el siglo XVIII aparece con la cabeza derecha. En el momento en que una imagen se toca, pierde sus rasgos primitivos y los rasgos estilísticos de su autor.
—Usted es un artista integral. Empezó con la pintura, se pasó a la imaginería y también ha diseñado pasos y bordados. ¿Ayuda ese conocimiento de diferentes artes a la hora de realizar cada obra?
—Sí que ayuda. Ayuda bastante porque primero lo que hace uno cuando va a crear una obra es pensarla y verla terminada en la mente. Entonces, yo, por mi condición también de diseñador de pasos, no solamente ya veo terminada la imagen en la mente, sino que la veo en un determinado paso, independientemente de lo que luego la hermandad haga, el paso que le confeccione y que elija para hacer su estación de penitencia.
—¿Suele dar alguna indicación cuando entrega una imagen sobre cómo vestirla o qué tipo de paso hacer?
—Cuando la hermandad me lo pregunta sí.
—¿Si no, no?
—Si no, no. Hay hermandades que tienen sus propios diseñadores y yo no me voy a meter en el terreno de nadie.
—¿Y alguna vez ha visto alguna que diga: “No me convence demasiado”?
—Generalmente, las hermandades a las que yo les hago las imágenes después me consultan el tipo de paso e incluso les he hecho los proyectos de los pasos. Tengo hechos proyectos por toda Andalucía e incluso en Castilla-La Mancha; en Cuenca tengo un proyecto de las andas del misterio del Bautismo. En Málaga, por ejemplo, que son los tronos muy distintos a lo que son los pasos sevillanos, tengo dibujados tres o cuatro tronos; me he tenido que sustraer del estilo sevillano y meterme en el ámbito malagueño para crear un trono acorde con mi imagen. Eso es lo que suelo hacer con las hermandades.
—Pero si ve algo que no le gusta no suele decir nada.
—Bueno, si veo algo que no me gusta, como yo suelo mantener una amistad con todas las hermandades, les suelo orientar, porque después yo veo mis imágenes a través de internet, a través de videos. Hablo con ellos y les digo “esto no me parece bien”, “tened cuidado con esto o con lo otro”... Pero repito que si la hermandad tiene su propio diseñador no me quiero yo meter, como se suele decir, en camisa de once varas.
—De todas las imágenes que ha realizado hasta ahora, ¿tiene alguna predilección?
—Las imágenes son como los hijos. Todas tienen algo por las que quererlas. Todas. Y como son hijos míos, hijos artísticos, no puedo decidir cuál es mejor, cuál es peor, cuál me gusta más, cuál me gusta menos, a cuál quiero más o a cuál quiero menos. Todas son obras mías y a todas les tengo un especial cariño.
—A lo largo de su carrera también ha remodelado imágenes como la Virgen de los Ángeles de Los Negritos, la Virgen de la Candelaria o la Virgen de la Soledad de su Hermandad de los Servitas, que tienen un innegable toque Dubé de Luque. ¿Cuál es su postura en el eterno debate entre remodelar y restaurar?
—Una cosa es la restauración y otra cosa es la remodelación. Yo he hecho restauraciones en Sevilla a las que no se les ha dado publicidad, las imágenes pasan en Semana Santa por las calles y la gente ni se ha dado cuenta de que se han restaurado porque he sido tremendamente respetuoso con la obra porque la hermandad me lo ha pedido así. Pero hay hermandades que no, que me han pedido la remodelación. En cuanto a la Soledad de Los Servitas, fue una total transformación; es decir, aprovechar la madera que había y hacer una Virgen nueva. Y después ya le hice las manos, le hice el cuerpo, le hice los brazos, le hice el candelero... Ya no queda nada de la imagen aquella; nada más que la madera interior de la cabeza.
—Eso es lo que pide la hermandad en cada caso. Hay veces que me he negado a remodelar porque se trataba de una imagen o una talla magnífica, pero a lo mejor al vestidor de turno no le gustaba que la Virgen tuviera una expresión o tuviera determinado tipo de nariz y estaba dando la lata en la hermandad. Al final me han echado cuenta y he dicho que no, que lo que hay que hacer es restaurar y no remodelar porque es una imagen de factura magnífica y no voy a tocarla. Ante eso, prefiero no coger el trabajo siquiera.
martes, 8 de diciembre de 2009
FRAY CARLOS AMIGO VALLEJO: "LA IGLESIA ES LA 'EMPRESA' QUE MÁS PUESTOS DE TRABAJO GENERA"
—No será la del próximo día 12 la primera vez que visite Alcázar de San Juan. Ya lo hizo hace algunos años con motivo del traslado del monumento a la Inmaculada Concepción. ¿Cómo recuerda aquella visita?
—La recuerdo como un clamor popular en torno a la Inmaculada Concepción, como una muestra de afecto muy grande a los franciscanos y dentro de un ambiente muy propio de una ciudad donde las tradiciones tienen una actualidad admirable. La tradición no es ni mucho menos para Alcázar algo que ha pasado, sino algo que pervive, que se celebra y se vive. Por otra parte, el misterio de la Inmaculada Concepción y los franciscanos son inseparables.
—Ahora llega a Alcázar para pregonar la Navidad. ¿Qué mensaje va a transmitir?
—La Navidad se ensalza por sí misma. El mensaje de la Navidad es inmutable y es vivido siempre con una enorme fidelidad. A veces le ponemos muchos ropajes a la Navidad; que si la secularización, que si son tradiciones que se reducen a una fiesta con más o menos colores, que si está muy unida a sentimientos... Y todo esto parece como que quisiera reducir el contenido religioso; pero no es así, ni muchísimo menos. No hay que dejarse llevar por las apariencias. Muchas veces el exterior, el vestido, hace que olvidemos a la persona que hay por dentro. Haremos también alguna referencia al afán secularista de quienes insinúan que se puede molestar a personas que no son de nuestra misma fe, lo cual es una injuria de personas intolerantes e incapaces de aplaudir la alegría de los demás y sentirse felices por los cristianos que celebran su fiesta, igual que nosotros podemos sentirnos muy felices de que amigos nuestros musulmanes celebren la fiesta del cordero, que hace poco la han celebrado.
—El portavoz de IU en Sevilla calificó la Navidad como “fiesta del solsticio de invierno” y algo parecido se ha intentado recientemente en Cataluña. ¿Qué le parece?
—Creo que fue simplemente una fórmula en la que expresaba que la Navidad hay muchas personas que la celebran, sí, pero desde otro punto de vista. No hay que darle mayor importancia ni tampoco pensar que estas cosas al creyente le van a asustar. A veces la crítica debe ser un motivo para la reflexión y para la fidelidad a aquello que como cristianos estamos celebrando. Es muy conocida la famosa distinción que hacía un filósofo respecto a la opinión pública manipulada y la opinión pública crítica. Tenemos que aceptar esta última porque nos ayuda, y no la opinión pública manipulada, que quiere conseguir otro tipo de finalidad.
—¿Qué le pasa por la cabeza cuando el Tribunal de Estrasburgo condena al Gobierno italiano a indemnizar a una estudiante de un instituto público con 5.000 euros, por los daños morales que supone que le ha causado la presencia de un crucifijo en su aula?
—Son cosas anecdóticas. Algo que le puede ocurrir a una persona en una circunstancia particular tampoco hay que extrapolarlo y universalizarlo de tal manera, pensando en que todas las personas del mundo estamos llenas de traumas, de resentimientos... No. Afortunadamente y gracias a Dios, sabemos defendernos muy bien los hombres y las mujeres del mundo de todas estas cosas con un poco de sentido común, de autocrítica y de formación, que es muy importante.
—En su momento, causó cierto revuelo que recibiera en el Palacio Arzobispal de Sevilla a los representantes de una asociación de gays y lesbianas. ¿Qué les dijo?
—Había habido un encuentro en una mesa redonda en la que habían participado representantes de distintos grupos. Me invitaron y estuve hablando sobre diversos temas. Después, un grupo de personas me pidió que les recibiera y lo hice. Me expusieron sus ideas y su situación. Pero una cosa es que uno reciba a las personas, hable con ellas y las escuche, y otra cosa es que uno esté de acuerdo con todo lo que estas personas pueden pensar o hacer.
—¿Le sorprendió ese ruido social y mediático?
—No. Las personas que tenemos una presencia pública tenemos que aceptar también la crítica. A lo largo de mi vida he tenido que conversar con muchas personas de distintas religiones, he visitado muchas veces las cárceles, donde he tenido que hablar con personas con las que no estoy de acuerdo en absoluto, pero que son personas a las que uno debe escuchar para que uno también transmita un poco lo que piensa.
—Muchos acusan a la Iglesia de dar la espalda a la realidad social que la rodea. ¿Encuentros como aquél sirven para acallar esas voces?
—No. Aquel encuentro fue simplemente algo muy particular de un grupo de personas de Sevilla que querían hablar con su arzobispo. Estaban perfectamente en su derecho de hacerlo. Yo les escuché con atención y ellos también estuvieron conmigo correctísimos en todo momento y me escucharon. Pero repito que una cosa es la conducta que una persona pueda seguir y otra cosa es aceptar que esa persona pueda hablar contigo.
—En cualquier caso, usted, como decía antes, ha procurado estar siempre cerca de aquéllos a los que más cuesta acercarse. Por ejemplo, los presos o los barrios marginales.
—Como todos, cuando llegamos a un cargo solemos decir: “Yo quiero ser el obispo de todos; yo quiero ser el alcalde de todos; el presidente del Gobierno de todos...”. Todos decimos eso enseguida que llegamos. Pues sí. Me propuse ser el obispo servidor de todos, muchas veces ofreciendo simplemente los oídos para que me dijeran aquello que querían decirme, porque hay personas que a lo mejor lo que necesitan es sólo alguien que les escuche y desahogarse un poco. Y no sé si puedo decir como el famoso Don Juan Tenorio: “A los castillos subí y a las cabañas bajé”. Cuando hay una persona, no hay cabaña ni hay castillo; sólo una persona que merece la pena estar a su lado.
—El año pasado pronunció en Ciudad Real una conferencia en la que hizo hincapié en la labor social que realiza la Iglesia y que muchas veces es tan desconocida. ¿Quizá ha llegado el momento de que la mano izquierda se entere de lo que hace la derecha?
—Tenemos las dos manos. Lo importante es que se entere la cabeza de cuáles son sus obligaciones. Unas veces hay que hacerlas con la mano derecha y otras efectivamente hay que hacer las cosas de forma que no se entere la otra mano, con discreción, sobre todo cuando se puede humillar a los demás. Eso es muy importante. Hay quien dice eso de “caiga quien caiga”; pero no, tenemos que procurar que no caiga nadie. Muchas veces la intolerancia tremenda o la ley rígida llevan a cometer unos errores de protocolo deshumanizado. Por eso, creo que un sentido de apertura nos viene muy bien a todos.
—En esa conferencia hizo alusión a un dato sobre el empleo que genera la Iglesia y que, sólo en Andalucía, supera con creces al volumen de trabajo de las empresas más potentes.
—Estaba hablando de la labor social de las hermandades y cofradías, y de la Iglesia en general. Recuerdo perfectamente aquella conferencia y el enorme interés por alguno de estos asuntos. Naturalmente, como es lógico, Ciudad Real tiene su propio estilo y manera de celebrar la Semana Santa y la salida de sus hermandades. Pero hay unos elementos comunes detrás de estas asociaciones de fieles, particularmente de estas hermandades y cofradías. Algunos dicen: “Bueno, y ¿qué hace la Iglesia por la sociedad?”. Pues di unos datos aunque a veces da un poco de reparo el decirlo porque parece que es presunción de si la Iglesia hace esto o lo otro. Pero bueno, hacemos lo que tenemos que hacer. Que la Iglesia dé de comer a los pobres o que subsidiariamente tenga que ayudar a los marginados es lo mínimo que debe hacer. Entonces di esos datos de aspectos sobre el número de ancianos o de niños en manos de la Iglesia, o sobre cooperación internacional. Y también hablaba de las instituciones y actividades de la Iglesia que generan muchos, muchos puestos de trabajo. Y en Andalucía, después de las administraciones públicas, la Iglesia es la “empresa”, entre comillas, que más puestos de trabajo genera.
—Recientemente se ha definido a sí mismo como “un franciscano vestido de cardenal”. Por más cargos que haya desempeñado en su vida, su vocación inicial como franciscano siempre ha pesado más.
—Son estas frases que se dicen. “¿Cómo quiere usted que le recuerden en Sevilla? Bueno, pues como un franciscano que llegó aquí vestido de cardenal”. No sólo me refería al ropaje de la púrpura, sino a todo lo que significaba la responsabilidad de actuar como un pastor en una iglesia. Y ahora, que tengo otro tipo de actividades, estoy más vinculado a mi vocación franciscana y paso muchas horas en un convento franciscano donde tengo allí mi habitación y mi lugar de trabajo, pues efectivamente veo que es una vocación que persiste. Pero esto es lógico y le ocurre a todas las personas que mantienen su primera vocación. Yo recuerdo a mi padre, que fue médico de pueblo, después se especializó y se trasladó a otro sitio. Y él decía que si volviera a nacer sería otra vez médico de pueblo, pero que se quedaría en el pueblo, que fue su primera vocación, aunque luego tuvo que estar en situaciones distintas.
—Precisamente usted empezó a estudiar Medicina.
—Era una especie de mal de familia. En mi familia, cuando un hijo nacía no se le preguntaba nunca qué iba a estudiar cuando fuera mayor. Tanto por parte de mi padre como de mi madre, los tíos, los abuelos... todos estaban dentro de esa gran comunidad que es la Medicina. Pero, como en todas las familias, siempre hay algún garbanzo negro que se desvía hacia otro lado. Mejor dicho: siempre hay alguien al que Dios tira de la mano y le pone en otro sitio.
—Ahora dedicará su tiempo, entre otras cosas, a ultimar un libro sobre San Francisco de Asís. ¿Qué visión va a ofrecer del fundador de la orden?
—Bueno, ésa era mi ilusión. Pero, como siempre, el grado de libertad que uno tiene está condicionado y hay un requerimiento para que escriba un libro sobre unos temas de actualidad, una reflexión entre filosófica y cultural de algunos de los problemas modernos con un enfoque dirigido al gran público, pero siempre para ayudar a situar algunos conceptos. Estoy trabajando en ello, pero mi ilusión es escribir un libro sobre San Francisco en el que daré rienda suelta a todo lo que puede suponer mi vocación franciscana.
—A usted le tocó vivir un momento muy duro como fue el asesinato del concejal del PP Alberto Jiménez Becerril y su esposa a manos de ETA, precisamente en las inmediaciones del Palacio Arzobispal. ¿Qué recuerdo guarda de entonces?
—Aquello no es un recuerdo. Es algo permanente y vivo. Yo tengo metido en los ojos y en el alma las escenas, las caras, todo. Les asesinaron justamente debajo del dormitorio del Palacio Arzobispal. En un primer momento no podía dar crédito a la noticia; hacía poco tiempo que había estado con ellos, con Alberto y Ascen, y me acordé de sus niños. Todo se agolpaba. También había muchas tensiones en otra región con este tema de la participación de la Iglesia en los funerales y todas estas cosas. A la alcaldesa de entonces, Soledad Becerril, le dije que estaba a su disposición para acompañarles en todo lo que hiciera falta. Después, cuando llegaron los cuerpos al Ayuntamiento, yo tenía que estar allí, recibirlos y estar con sus familias; y desde el Palacio Arzobispal hasta el Ayuntamiento, que hay muy poco trayecto, recuerdo qué caras tenía la gente y también tuve que oír algunas cosas sobre la Iglesia. No se referían a la Iglesia de Sevilla pero, al fin y al cabo, yo era el arzobispo. Y recuerdo todos los momentos y las palabras que tuve que decir, y que podría repetir de memoria, en la homilía porque fueron palabras muy meditadas, ya que tenía que decir claramente lo que pensaba en ese momento.
—Algo parecido ha tenido que afrontar recientemente junto a los padres de Marta del Castillo. Supongo que no es fácil en momentos así ofrecer palabras de consuelo.
—Es muy difícil, muy difícil. Las palabras deben ayudar a acercarnos a las personas, pero poco más. Hay que estar junto a estas personas. Por ejemplo, cuando llegué a la misa que tuvimos al principio, me vi con el padre de Marta, me abracé a él y el hombre me decía: “Mi hija, mi hija, mi hija”. Y de ahí no salió más conversación. Y ¿qué le iba a decir yo? Pues dejarlo que estuviera abrazado a mí. En esos momentos te haces partícipe de su dolor y te identificas con estas personas. Otra vez, con los padres y algún otro familiar, he recibido unas lecciones de sensatez en el dolor, de dignidad, de estar en su sitio con su hija. Son escenas y momentos que no solamente no olvidas, sino que se viven con ellos.
—Mucha gente ha lamentado la inusual rapidez con que el Papa ha aceptado su renuncia como arzobispo de Sevilla y ha criticado que no vaya a tener ningún puesto de relevancia dentro de la Iglesia. ¿Qué tiene que decir a esas personas?
—Yo había hablado con el Santo Padre hacía ya bastante tiempo. He estado 36 años como arzobispo, que son muchos años. Como decía un compañero mío de una forma un poco castiza: “36 años con la mitra puesta son muchos; y la mitra pesa”. También se puede decir que la mitra pesa pero abriga. Por otra parte, son 27 años en Sevilla. Que yo sepa, desde San Isidoro creo que he sido el arzobispo que más tiempo ha estado. Entonces, hablé con el Santo Padre, entre otras cosas, por la realidad de los 75 años de edad. Y cuando uno se jubila, lo hace no para tener puestos importantes, sino porque la edad del DNI es inexorable. Y además, en una diócesis tan grande como Sevilla, tan compleja, con gran historia, era conveniente que la transición se hiciera de la forma más llana, más normal y más adecuada. Así lo hablé con el Santo Padre, que lo entendió perfectamente. Ésta ha sido la trayectoria y nada más.
—Ahora vive usted en Madrid. No sé si sabe que por la visita de Benedicto XVI prevista para 2011 han pedido a la Hermandad del Cachorro que trasladen allí al Cristo de la Expiración. ¿Se imagina encontrarse al Cachorro por las calles de Madrid?
—Me imagino encontrármelo en las calles de Madrid. Alguno ya ha dicho una cosa yo creo que exagerada. Pero bueno, el Cachorro está en Sevilla y con mucho gusto iré a verle todas las veces que pueda. De todas formas, la elección de la imagen en esa circunstancia creo que, en primer lugar, es un honor para la hermandad. Hablé con el hermano mayor y está con el arzobispo estudiando la respuesta que tienen que dar. Me manifestó el cardenal Rouco de forma personal, y después también por escrito, que él tiene mucho interés en este tema.
—De momento, la hermandad está dividida entre quienes consideran un riesgo innecesario ese traslado de la imagen y quienes no ven problema alguno. ¿Usted qué haría?
—Esto está dentro de la forma de hacer de las hermandades. Los técnicos son los que tienen que decir el grado de riesgo que esto puede suponer. Y cuando hay un riesgo, hay que ver la fórmula de evitarlo pero también hay que ver lo que tiene de positivo la presencia del Cachorro en Madrid.
—En Alcázar de San Juan, desde hace varios años existe un convento de las Hermanas de la Cruz, que tan cerca han estado de usted en los últimos 27 años. ¿Aprovechará para visitarlo?
—Por supuesto, si tengo ocasión con muchísimo gusto iré porque les tengo un enorme afecto a las Hermanas de la Cruz.
—¿Es posible que le escuchemos pronto en la radio como tertuliano?
—¡Ustedes están al tanto de todo! Me propusieron que teníamos que hablar sobre este tema, pero lo estoy madurando porque en este tiempo yo tengo quizá otras perspectivas y otros compromisos. Pero no se descarta que haga también algún escarceo por la radio.
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