martes, 19 de marzo de 2024

EL SIEMPRE ESPECTACULAR BESAMANOS Y BESAPIÉ DE LA HERMANDAD DEL BUEN FIN


La Hermandad del Buen Fin volvió a demostrar este fin de semana su saber hacer en el montaje de sus cultos; en este caso, el besamanos a Nuestra Señora de la Palma y el besapié al Santísimo Cristo del Buen Fin. Como es habitual, toda la parte de la nave central que va desde la puerta hasta el coro quedó convertida en una sala con paredes de damasco rojo.
La dolorosa estaba delante, vestida con el manto de besamanos de terciopelo verde bordado en oro en 2017 por el taller de la hermandad, según el diseño de José Ramón Paleteiro, y con la saya también verde realizada con bordados del siglo XIX pasados a nuevo soporte por el propio Paleteiro. Además, llevaba un cíngulo bordado en oro sobre malla.
La Virgen de la Palma estaba sobre una peana de plata y tenía su corona de salida en la cabeza y varios broches en el pecherín, además de la Medalla de la Ciudad. Por otro lado, en la mano izquierda tenía un par de rosarios, mientras que con la derecha, la que ofrecía a los devotos, sujetaba dos medallas.
Junto a la Virgen, a diferentes alturas, había cuatro jarras de su paso de palio con azucenas y rosas blancas, flores que también estaban en un gran centro a sus pies. También se dispusieron algunos enseres de plata y cuatro candeleros con cera blanca.
El Cristo del Buen Fin, por su parte, estaba detrás, ante un dosel con un bucólico paisaje pintado como fondo. Contaba con un juego de potencias doradas y junto a la base de la cruz se ubicaron dos tallas de ángeles. Flanqueaban al crucificado dos candeleros dorados con cirios blancos y otras dos jarras, éstas con rosas rojas salpicadas de estátice y otras especies. Asimismo, en los laterales se podían ver pequeños doseles con candelabros dorados de tres guardabrisas cada uno y varias bandejas de plata.
Finalmente, hay que comentar que del techo colgaban varias lámparas de araña de cristal y que en las 'paredes' se ubicaron dos tallas y dos pinturas de santos, entre ellos San Francisco de Asís, así como dos columnas, más candeleros y dos faroles, entre otros enseres.







































lunes, 18 de marzo de 2024

EL SEÑOR DE LA COLUMNA Y AZOTES, ENTRE HACHONES EN SU VÍA CRUCIS


La Hermandad de las Cigarreras llevó a cabo el pasado sábado su vía crucis con la imagen del Señor de la Columna y Azotes llevado en andas por las calles del barrio de Los Remedios. A las siete de la tarde comenzó este culto con el rezo de la primera estación en el interior de la Capilla de la Fábrica de Tabacos.
Cuando concluyó este primer rezo, empezó a avanzar el cortejo, que ya estaba en el exterior, pero sin moverse. Estaba encabezado por cruz alzada con manguilla entre ciriales y detrás iban varias parejas de hermanos con cirios morados. A continuación, veíamos a la Coral de Jesús Despojado, un trío de capilla de la Banda de Música María Santísima de la Victoria y el cuerpo de acólitos.






A las órdenes de los Villanueva salió pronto el Señor, que llevaba las potencias que suele portar cada Jueves Santo en la estación de penitencia. El adorno de las andas varía de un año para otro, y en esta ocasión contaba en las esquinas con unos hachones morados en portahachones de madera dorada. En cuanto a las flores, eran claveles rojos, lirios morados y estátice, entre otras.

















Tras rodear la fuente central de la plaza ubicada ante la capilla, el Señor de la Columna y Azotes salió a la calle Juan Sebastián Elcano para posteriormente tomar Virgen de la Victoria. En el principio de la calle dedicada a la dolorosa de la corporación se detuvieron las andas para el rezo de la segunda estación.















Tras la segunda estación, el recorrido siguió en dirección a la calle Asunción, girando en ella a la derecha y deteniéndose de nuevo para la tercera estación. Después, el Señor avanzó por un tramo de la principal arteria del barrio, aunque pronto tomó la calle Virgen de Regla, donde se rezaría la cuarta.















A partir de este punto, el vía crucis continuó por las calles del otro lado de Asunción, llegando el Señor de la Columna y Azotes a visitar en su camino el Colegio Santa Ana y la Parroquia de los Remedios. Después, buscaría nuevamente su capilla, donde entró pasados algunos minutos de las nueve de la noche.