viernes, 31 de marzo de 2017

LA EXPOSICIÓN "PRESENCIA. 400 AÑOS CON LOS DESAMPARADOS", EN EL SANTO ÁNGEL


Bajo el completo título "Presencia. 400 años con los Desamparados. Montañés: aprendiz, genio y maestro", la iglesia del Convento Carmelita del Santo Ángel acoge desde hoy, viernes, y hasta el próximo 30 de abril una particular exposición con motivo del cuarto centenario del Cristo de los Desamparados, obra de Juan Martínez Montañés que recibe culto en dicho templo.
La muestra consta de seis únicas piezas: tres crucificados de madera policromada y tres de marfil. Podría parecer poco desde el punto de vista cuantitativo, pero lo cierto es que, si nos detenemos en los crucificados de madera, se trata de una grandísima oportunidad de ver juntas unas obras de tres imagineros imprescindibles para entender el arte del barroco en España, antecedentes de la imaginería que aún hoy se sigue reproduciendo como el principal estilo artístico en Andalucía y el conjunto de España.
Además, dejando a un lado al Cristo de los Desamparados, se trata de dos crucificados, a un lado y otro del presbiterio, que no pertenecen a Sevilla, como es el Cristo de la Agonía, obra de Juan de Mesa que recibe culto en la localidad guipuzcoana de Vergara, y el Cristo del Seminario Mayor de Granada, de Pablo de Rojas. Lo que une a estas tres obras es lo que unió a sus respectivos autores: Rojas fue maestro de Montañés, y éste lo fue de Mesa.
Si empezamos por el Cristo de los Desamparados, que preside tras su quinario, y seguirá presidiendo mientras dure la muestra, la Iglesia del Santo Ángel, hay que indicar que fue tallado por Juan Martínez Montañés en 1617 en madera tallada y policromada, y tiene una altura de 1,85 metros.
Siguiendo la información que la propia exposición ofrece, hay que indicar que no fue ésta la única obra de Montañés para el convento carmelita de la calle Rioja, ya que hizo otras dos, pero sí la única que permanece en él. La autoría y la fecha de ejecución del crucificado son conocidas a través de una cédula judicial de 1623 que el propio Montañés otorgó ante el escribano público Jerónimo de Lara.
El Cristo de los Desamparados, titular de la Hermandad de la Lanzada entre 1852 y 1914, fue el último crucificado a tamaño natural que talló el imaginero de Alcalá la Real, y la policromía original se debió a Francisco Pacheco, suegro de Velázquez. Fue restaurado por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) entre octubre de 2006 y enero de 2008.












Pasamos al lado derecho del presbiterio, donde nos encontramos con el Cristo del Seminario Mayor de Granada, de madera tallada, policromada y estofada. Aunque no hay documentación que vincule de manera fehaciente a este Cristo con Pablo de Rojas, maestro de Montañés, su estilo responde, a decir de los críticos, al de las obras de Rojas y a su evolución artística.
Pablo de Rojas era natural de Alcalá la Real, como su discípulo, que se trasladó a Granada con toda su familia y allí empezó a trabajar y a formarse como escultor de su mano. En el Cristo del Seminario Mayor de Granada, que tiene una estatura de 1,70 metros, queda patente el paso del modelo de imagen de estilo llamado romanista o miguelangelesco, a una corriente más naturalista que pretende conectar desde el punto de vista emotivo y espiritual con quien lo contempla. Las imágenes, a partir de este momento, y sobre todo con Montañés y Mesa, pasan a ser más que nunca instrumentos de comunicación con el devoto, lejos ya del hieratismo propio de épocas anteriores.







Y del maestro de Montañés a su discípulo más aventajado, el cordobés Juan de Mesa, injustamente olvidado por la historia hasta tres siglos después de su muerte, dándose durante todo ese tiempo por obras de su maestro todas las que hoy sabemos que no lo eran. Aunque, en realidad, este hecho y que el discípulo muriera 22 años antes que su maestro dan que pensar sobre la autoría del catálogo de obras de ambos, muchas de las cuales guardan entre sí un parecido demasiado evidente como para, dado el paso del tiempo y la ausencia en muchos casos de documentos fiables, definir claramente si determinadas obras son de un Juan o del otro. Misterios que con toda seguridad nunca podremos resolver con total convicción.
Sí es evidente que el Cristo de la Agonía de Vergara es obra de Juan de Mesa, encargada por el contador vergarés Juan Pérez de Irazábal entre 1621 y 1622. Irazábal residía en Sevilla, donde había bastantes ciudadanos de origen vasco, y quiso encargar este crucificado para donarlo a la Parroquia de San Pedro de su localidad natal, a la que llegaría en 1626. Es la imagen de mayor envergadura tallada por Juan de Mesa, ya que mide 2,18 metros, y la talló en cuatro meses, cobrando por ello 1.300 reales.
Ya en el propio contrato se especificaba que debía ser un crucificado vivo con corona de espinas y realizado en madera de cedro. El paralelismo del cuerpo con el del Cristo de la Conversión de la Hermandad de Montserrat es más que evidente, siendo un modelo de crucificado muy distinto al del Amor y el de la Buena Muerte, en los que siguió más el estilo definido por Montañés. El Cristo de Vergara destaca por el dramatismo del rostro y del movimiento del cuerpo, que algunos estudiosos vinculan al famoso grupo escultórico griego del Laocoonte.
El Cristo de la Agonía, que ya participó en 1982 en una exposición en el Museo de Artes y Costumbres Populares, se encuentra de nuevo en Sevilla para ser sometido a una restauración por parte del IAPH, que ya ha practicado una intervención de urgencia y que seguirá trabajando en él cuando esta exposición sea clausurada. El oscurecimiento de la policromía y las partes perdidas de la corona de espinas son los principales daños que presenta.













Como queda dicho, la exposición se complementa con tres crucificados tallados en marfil, pertenecientes todos a la Provincia Ibérica de los Carmelitas Descalzos de España, y que se exponen en la capilla sacramental del Santo Ángel, precisamente en el lugar de culto habitual del Cristo de los Desamparados.


De izquierda a derecha, vemos en primer lugar un Cristo de marfil policromado de procedencia hispano-filipina, del siglo XVIII.




En el centro hay un Cristo de marfil de autor anónimo y procedencia italiana del año 1700.




Y finalmente, a la derecha tenemos otro Cristo de marfil hispano-filipino del siglo XVIII.




Sin duda, estamos ante una exposición imprescindible por la importancia artística e histórica de las verdadera joyas que se han logrado reunir en un templo tan céntrico, en el mismo corazón de Sevilla, como es el Santo Ángel, que de un tiempo a esta parte está mostrando una inquietud expositiva y artística digna de elogio.

LOS PASOS DE LA CALLE FERIA OCUPAN YA SU LUGAR EN SUS RESPECTIVOS TEMPLOS


Las distintas hermandades de penitencia tienen en estos días muy avanzado el montaje de sus pasos para la inminente Semana Santa de 2017, que dentro de sólo siete días nos traerá los primeros nazarenos por las calles de la ciudad.
Una de las calles con mayor sabor cofradiero por las corporaciones que la habitan es Feria. En sus tres templos encontramos ya pasos a la espera de la llegada de sus respectivas estaciones de penitencia. Si comenzamos por el inicio de la calle, en San Juan de la Palma están los dos pasos de la Hermandad de la Amargura colocados en la nave del Evangelio. El más avanzado en su montaje es el paso de palio, en el que sólo faltan las flores, ya que tanto la Virgen de la Amargura como San Juan Evangelista están desde hace días en su lugar.
En el caso del paso de misterio, aún no ha sido subido Nuestro Padre Jesús del Silencio, ya que este fin de semana celebra su besamanos. El resto de las figuras, entre ellas los tres romanos restaurados este año, sí están ya en su lugar.








Avanzamos por Feria y llegamos a la Capilla de Monte-Sión, donde vemos los dos pasos de la hermandad, uno junto al otro, con el Señor de la Oración en el Huerto y la Virgen del Rosario subidos ya en ellos. La dolorosa está además vestida tal cual saldrá a las calles el próximo Jueves Santo. En el misterio falta el olivo, que se colocará más adelante.









Y en la Parroquia de Omnium Sanctorum nos esperan los pasos de sus dos cofradías de penitencia. En el caso de la Hermandad de los Javieres, el Cristo de las Almas aún no está en su paso, dado que este domingo tiene lugar su besapié; pero en el paso de palio ya vemos a la Virgen de Gracia y Amparo que, por segundo año, está acompañada por San Juan Evangelista, talla atribuida a José Montes de Oca.
Esperemos que este Martes Santo el tiempo acompañe y San Juan pueda estrenarse por las calles en la estación de penitencia, ya que el año pasado la hermandad tuvo que volverse al poco de haber salido.






Finalmente, frente a los pasos de los Javieres están los de la Hermandad del Carmen. El paso de misterio, que estrena este año el baquetón de madera dorada que rodea todo el perímetro del canasto, cuenta ya con todas las imágenes que lo componen, incluyendo a Nuestro Padre Jesús de la Paz, siendo negado por San Pedro.
En el palio, sin embargo, falta la Virgen del Carmen, que de momento preside en solitario el altar de la hermandad, ya que este fin de semana estará expuesta en besamanos.