jueves, 27 de junio de 2013

LA PAZ PREPARA ACTOS MUY ESPECIALES POR SU 75 ANIVERSARIO FUNDACIONAL


Tras unos momentos de incertidumbre que coincidieron con la transición entre Amigo y Asenjo en el Palacio Arzobispal y un frenazo evidente en el terreno de las salidas extraordinarias, parece que la cosa se ha relajado y las hermandades se van animando, como veremos este mismo año con las Cigarreras, el Rocío de Triana y los Gitanos, o el año que viene con la Macarena.
La última en sumarse a esta vuelta a lo extraordinario ha sido la Hermandad de la Paz, que ha aprobado los actos conmemorativos de su 75 aniversario fundacional, que se celebra en 2014. El principal acto será una misa estacional el día 20 de septiembre del próximo año en la Plaza de América presidida por la Virgen de la Paz en su paso de palio, quien a su vez será objeto de un triduo extraordinario en la Parroquia de San Sebastián entre los días 17 y 19 de septiembre.
Lo primero que llama la atención es que esa misa no sea en la Plaza de España, por la que pasa a la ida y a la vuelta cada Domingo de Ramos, y lugar donde tiene su sede la Capitanía General de la Región Militar Sur, teniendo en cuenta que fue precisamente un grupo de militares quien fundó la hermandad en 1939. Pero ese mismo espacio será utilizado por la Hermandad de la Macarena en mayo por el medio siglo de la coronación canónica de la Virgen de la Esperanza. Puede que por eso se haya optado por otro rincón dentro del mismo Parque de María Luisa, tan ligado a la cofradía con la que se abre la Semana Santa.
Pero la Plaza de España no se quedará sin acto extraordinario, ya que la cofradía que preside el periodista Santiago Arenado recuperará una estampa ya perdida en su itinerario de vuelta el próximo Domingo de Ramos, ya que el cortejo no se limitará a pasar por delante de la plaza que diseñó Aníbal González, sino que se introducirá en el propio recinto para dibujar el semicírculo de la plaza, como era habitual hasta hace ya unos cuantos años.
La programación de actos extraordinarios se completa con una exposición conmemorativa en el Círculo de Labradores (no me he equivocado; al Mercantil parece que le sale competencia), y con un itinerario muy especial del vía crucis cuaresmal de Nuestro Padre Jesús de la Victoria, que visitará el Pabellón de Telefónica, en el que en 1939 se encontraba el Parque Farmacéutico del Ejército, donde se gestó la fundación de la Hermandad de la Paz.

viernes, 21 de junio de 2013

EL JUNCAL, LO QUE NO DEBE SER UNA HERMANDAD


La junta de gobierno de la Hermandad del Juncal ha sido apartada por la autoridad eclesiástica, que ha nombrado en su lugar un comisionado presidido por el ex hermano mayor de las Mercedes de la Puerta Real y ex consejero de las Glorias, José Antonio Fajardo Romero.
El detonante habría sido un video en el que el prioste primero de la corporación, recientemente destituido, y autor de la Virgen de la Esperanza Reina de los Mártires, Javier Roán, aparecería bailando el "Yeli Yeli" propio de las bodas gitanas zapateando sobre la toca de sobremanto de Nuestra Señora del Juncal entre las risas de quienes contemplan la escena, grabada en las propias dependencias de la hermandad (video convenientemente cortado de forma que no se pueda identificar al resto de los presentes). Existe, al parecer, otro video en el que utilizaría esta misma prenda como trapo para limpiar el suelo, mientras canta "Así limpiaba, así, así". No parece que sea la manera más lógica de autopromocionarse como imaginero, si es que este señor quiere ganarse la vida como tal.
No acabaría ahí la cosa, dado que habría otros documentos en poder de la autoridad eclesiástica a las que habría tenido acceso a través de la denuncia de diversos hermanos, que han puesto en conocimiento del Arzobispado actitudes lamentables de falta de respeto, decoro y hermandad que han sido la nota dominante de la vida de la corporación desde hace meses.
En algunos foros se llega a hablar de agresiones en el seno del grupo joven y en el equipo de acólitos, robos de enseres aparecidos posteriormente en casas particulares, cobro doble de cuotas y estafas económicas, bajas de hermanos por parte de la junta de gobierno sin comunicárselo a éstos, retoques de enseres e imágenes sin criterio artístico, profanación del Sagrario de la parroquia para comer sagradas formas a modo de "merienda" para matar el hambre, fomento del alcoholismo o la prostitución en el grupo joven, colocación irrespetuosa de la Virgen del Juncal en bancos o en el suelo durante el cambio de vestimenta e incluso actitudes indecorosas de una representante de la hermandad en la procesión del Corpus, entre muchas otras denuncias.
Quizá hay mucha rumorología en la gran barbaridad de cosas que se están afirmando. O por lo menos sería mejor que hubiera más leyenda que realidad en todo esto. Pero, evidentemente, pruebas de determinadas actitudes hay de sobra para que el Arzobispado haya decidido imponer un comisionado.
Así las cosas, el Juncal es hoy, además de un barrio escandalizado (o quizá no tanto porque, al fin y al cabo, todo se sabía ya), un ejemplo de lo que una hermandad no debe ser. Difícil lo tendrá José Antonio Fajardo para recomponer la situación de una cofradía que lleva herida, quién sabe si de muerte, desde hace ya muchísimo tiempo. Y es que, de confirmarse todas las acusaciones mencionadas anteriormente, estaríamos hablando de cuestiones más graves que las que llevaron hace ya siete años a la suspensión de la Hermandad de Valme, de Bellavista.

domingo, 16 de junio de 2013

EL LEGADO DE UN ARRABAL


El Círculo Mercantil e Industrial de Sevilla ha sido sede hasta este domingo de la exposición "Adoremus in aeternum, Sanctissimum Sacramentum. El legado de un arrabal", una muestra de la Hermandad Sacramental de San Bernardo, fusionada hoy con la penitencial del Santísimo Cristo de la Salud y María Santísima del Refugio.
Las dos salas y el patio del Mercantil acogieron una amplísima colección de enseres sacramentales de las diferentes artes: escultura, pintura, orfebrería y bordados, dando idea de la enorme riqueza de esta corporación, una de las más antiguas de entre las corporaciones sacramentales de la ciudad, ya que, si bien la aprobación de sus primeras reglas data de 1580, lo cierto es que había detrás una larga trayectoria de actividad en el arrabal que el propio San Fernando fundara cuando se estableció en la zona para planificar la reconquista. Fue el 20 de agosto de 1247, festividad de San Bernardo, y la rendición musulmana tendría lugar quince meses después, el 23 de noviembre de 1248.
En el mismo patio ya encontramos las primeras piezas de esta exposición: un dosel de cultos que cobija a una imagen del Niño Jesús, obra de Manuel Ramos Corona (1989), un manifestador plateado de autor anónimo del siglo XX de estilo neoclásico, un paño de altar también del siglo XX de gasa bordada a mano con oro, unos candelabros de siete brazos de metal plateado y estilo neoclásico del siglo XIX y unos candelabros de cinco brazos de metal dorado realizados por autor desconocido en 1783.




También en el patio había dos paneles con fotografías de la procesión sacramental de San Bernardo. Unas eran actuales y las otras de mediados del pasado siglo.



El elemento central de la primera sala expositiva lo constituía el paso de la Custodia Sacramental. Lo conforman la Custodia, de 1858, reconstruida en los talleres de Isaura en metal plateado y estilo neoclásico; el ostensorio de salida (anónimo, siglo XVIII), en plata sobredorada y estilo neoclásico; el moldurón (Ramón León, 2012), realizado en plata de ley y estilo barroco; el llamador (Orfebrería Ramos, 2001), de plata sobredorada y esmaltes en estilo neobarroco; los candeleros (Ramón León, 2008), de plata de ley y estilo neobarroco; los respiraderos (Jesús Rosado, 2012), bordados en hilos de oro a realce y sedas de colores; las jarras grandes (Moguel, 1940), de metal plateado; y las jarras pequeñas (Villarreal, último cuarto del siglo XX), de metal plateado.












En esta sala, de izquierda a derecha, veíamos en primer lugar el traje del muñidor (siglo XX).


A continuación, una cartela de la lactación de San Bernardo (Pedro Duque Cornejo, 1716), de estilo barroco y realizada en madera estofada y policromada.


Las vestimentas del pertiguero (siglo XX) también se podían ver en la muestra con el medallón sacramental de metal plateado realizado en estilo barroco también en el siglo XX.


Enmarcada veíamos una bandera asuncionista de 1917 bordada por Luis Gómez con pintura de Manuel Castillo y Garcet. Está confeccionada en semiseda blanca con bordados en sedas de colores y lienzo pintado al cromo.


También de Duque Cornejo como la anterior, veíamos otra cartela, ésta con la escena de la entrega del rosario a Santo Domingo de Guzmán.


Asimismo, del siglo XX es la vestimenta de los niños carráncanos de la procesión sacramental.


El importante patrimonio pictórico de la Hermandad Sacramental de San Bernardo se iniciaba en esta exposición con la Sagrada Entrada en Jerusalén, pintura atribuida a Francisco Herrera El Viejo. Es un óleo sobre lienzo de estilo barroco del siglo XVII.


A su lado se encontraba un crucifijo de marfil neobarroco del siglo XX y autor desconocido.


Otro óleo sobre lienzo: La huída a Egipto, de autor anónimo (siglo XVIII) de estilo neoclásico.


Seguimos con un ostensorio de brillantes (anónimo, siglo XVIII), realizado con plata sobredorada y brillantes.


También se atribuye a Francisco Herrera El Viejo el óleo sobre lienzo de la Flagelación, del siglo XVII y estilo barroco.


De la misma datación y estilo es otro cuadro, ésta atribuido al círculo de Valdés Leal, donde vemos la imagen de un Nazareno.


A continuación, se pudo ver una casulla negra de brocado en oro sobre seda negra (anónimo, siglo XX) de estilo neobarroco.


Una de las piezas más llamativas era el paño mortuorio realizado entre los años 1740 y 1764 por Lucas Ortega, con cenefa de Bernardo Barbossa. Está bordado a realce con hilos de oro y sedas de colores sobre terciopelo negro, en estilo barroco.





Junto a él, una capa pluvial negra del siglo XX en estilo neobarroco. Es de brocado en oro sobre seda negra.


De autor anónimo, aunque de escuela sevillana, es el lienzo de la Última Cena, pintado en óleo sobre lienzo en el siglo XVII en estilo clásico.


Para terminar con esta primera sala, había una vitrina en la que se podía ver en primer lugar una demanda del Santísimo de 1784, realizada en metal dorado por autor desconocido.


A continuación, un cáliz (anónimo, siglo XX), de estilo neobarroco realizado en plata y esmaltes; un portaviático (Ramón León, 2008), de plata sobredorada y estilo neoclásico; y una palia (anónimo, siglo XX) de metal dorado y estilo neoclásico.


Veíamos también un portaviático (anónimo, siglo XIX), de metal plateado y estilo neoclásico.


Junto a él, un cáliz (anónimo, 1960) de metal dorado y estilo neoclásico; y un copón (anónimo, 1941) de metal dorado y estilo neobarroco.


Seguimos con una vinajeras y salvilla (anónimo, siglo XX) de metal plateado y cristal, de estilo neoclásico; y una hijuela (anónimo, siglo XX) de metal dorado y estilo neoclásico.


Finalmente, había un hostiario (anónimo, 1916) de metal dorado y estilo neoclásico; y una demanda de las ánimas (anónimo, siglo XVIII) de metal dorado y estilo neoclásico.


Pasamos a la segunda sala de la exposición, en la que de izquierda a derecha comenzamos con una tabla o cuadro de obligaciones (anónimo, siglo XIX), pintada en tinta roja o negra sobre papel.


Bajo ésta se encontraba el Arca de las Tres Llaves (anónimo, siglo XVI), de hierro forjado.


Seguidamente, veíamos las varas del cordero (anónimo, siglo XX), de metal plateado y estilo neoclásico.


Y entre ellas, un crucifijo (anónimo, siglo XVIII), de estilo barroco tallado en madera policromada.


Formaban también parte de la muestra dos dalmáticas de acólitos de brocado y sedas de colores.


A continuación, se podía ver un conjunto formado por el palio sacramental (anónimo, segunda mitad del siglo XVIII), de estilo neoclásico y realizado en brocado de marfil con hilos de sedas y oro, y varas de plata de ley; un manifestador dorado (anónimo, siglo XVIII) de madera dorada en estilo rococó; un ostensorio (anónimo, 1620) de plata sobredorada en estilo barroco; y dos faroles (Orfebrería Ramos, 2004), de plata de ley y estilo neobarroco.






Seguidamente, había un cirial (Cárdena, segunda mitad del siglo XVIII), realizado en plata de ley y estilo neoclásico.


A continuación, veíamos el estandarte sacramental (Bernardo Barbossa, 1764), bordado en oro a realce sobre tisú con vara de metal plateado. Estaba flanqueado por dos varas de alcalde atribuidas a José Carmona (1778), realizadas en plata y estilo neoclásico.




También se veían dos cartelas antiguas de estilo rocalla y autor desconocido. Una tenía el cordero místico sobre el Libro de los Siete Sellos y la otra, un racimo de uvas.



Entre ambas se encontraba un moderno repostero con los atributos de San Bernardo.


Bajo éste había una vitrina con un cáliz (anónimo, 1775) de plata sobredorada y estilo rococó; y un copón (Carde, 1778), también de plata sobredorada y estilo rococó.



Seguimos con el guión sacramental (anónimo, siglo XIX), bordado a realce sobre brocado y vara de plata de ley, todo de estilo neobarroco. Lo flanqueaban dos faroles alzados (Orfebrería Ramos, 2004) de plata de ley y estilo neobarroco.




A continuación, había una reproducción del cuadro de la Última Cena de Francisco Varela (1622), pintado en óleo sobre lienzo en estilo barroco.


Seguidamente, se podía ver una capa pluvial blanca (anónimo, siglo XX), de brocado en hilos de oro sobre tisú, de estilo neobarroco.


Otro conjunto en esta muestra lo conformaban el paño de hombros (anónimo, siglo XX) de brocado en hilos de oro sobre tisú; las varas del cordero (anónimo, siglo XX) de metal plateado; y los faroles de mano (Villarreal, 1980) de metal plateado y estilo neobarroco.





Al lado, había una casulla blanca (anónimo, siglo XX) de brocado en hilos de oro sobre tisú en estilo neobarroco.


Veíamos a continuación una fotografía del altar del Juicio Final de la Parroquia de San Bernardo. El altar es de Fernando Barahona (1692) de madera dorada y estilo neoclásico. En cuanto al lienzo, fue pintado por Francisco Herrera El Viejo (1628).


Se encontraban también dos faroles alzados de Villarreal (1955) de metal plateado y estilo neobarroco.


Junto a ellos, se veía un conjunto formado por un sagrario de madera estofada y policromada del siglo XX de autor anónimo de estilo neobarroco, y dos candelabros de tres brazos cada uno de metal dorado y estilo neoclásico de autor desconocido (1906).




Seguimos con una vitrina en la que en primer lugar se encontraban cuatro candeleros: uno grande (anónimo, 1913) de metal dorado y estilo neoclásico; uno mediano (anónimo, primer cuarto del siglo XX) también neoclásico y de metal dorado; uno pequeño (anónimo, primer cuarto del siglo XX); y otro mediano (anónimo, 1912) neoclásico y de metal dorado.


A su lado, una estola (anónimo, siglo XX) de brocado en hilos de oro sobre tela de tisú de estilo neobarroco.


Veíamos a continuación un cubrecáliz (anónimo, siglo XVII) bordado a mano con hilos de oro sobre tul de estilo barroco.


Finalmente, veíamos varios candeleros de base triangular (anónimo, 1912) de metal dorado y estilo neoclásico.


En otras dos vitrinas había diversos libros de la Hermandad Sacramental de San Bernardo. En primer lugar, un libro de protocolo (1678-1784) escrito en tinta negra sobre papel con tapas de cuero con solapa.


A su lado, un libro de cuentas de 1748-1755, de tinta negra sobre papel con tapas de cuero con solapa.


El siguiente libro de cuentas se veía junto a él, con las cuentas de 1756 a 1772.


Seguimos con un libro de acuerdos de 1734 a 1755 y otro de 1692 a 1793.



También había un libro de protocolo antiguo referido a los años 1635 a 1681.


Asimismo, había un libro de cuentas de 1739 a 1748.


Veíamos también una carta de pago del sagrario realizado por Pedro Duque Cornejo en 1716. Está escrito en tinta negra sobre papel.


Junto a ella, una antigua medalla de hermano de la Sacramental de San Bernardo, del siglo XX realizada en metal.


Asimismo, se exponía un libro de reglas de 1790 realizado en tinta negra y roja sobre papel con vitelas dibujadas a tinta.


Junto a él, una antigua convocatoria de cultos del año 1802 realizado en tinta negra sobre papel.


Y terminamos con otra carta de pago de Pedro Duque Cornejo, ésta referida a dos cartelas en el año 1716.


En definitiva, podemos considerar esta nueva exposición del Círculo Mercantil como de gran interés, sobre todo para entender la dimensión de la antigua Hermandad Sacramental de San Bernardo, faceta quizá hoy demasiado eclipsada por la cofradía penitencial desde la fusión entre ambas en 1966.