viernes, 3 de marzo de 2017

LA HERMANDAD DE SAN PABLO DESAFÍA A LA LLUVIA Y CELEBRA SU VÍA CRUCIS


La Hermandad de San Pablo ha celebrado esta noche por las calles del barrio del Polígono su tradicional vía crucis con la imagen de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado. Un vía crucis, otro más, que se ha visto perjudicado por la estricta norma diocesana que impide que en estos cultos las imágenes salgan de las calles que pertenecen a sus feligresías.
En este caso, la norma ha evitado que el Señor Cautivo visitara las residencias de ancianos más próximas a la Parroquia de San Ignacio de Loyola. Los residentes se han quedado sin ver al Señor y se han convertido en las víctimas de una norma a todas luces innecesaria y completamente arbitraria.
Por ello, y también por las malas previsiones meteorológicas, la junta de gobierno optó por un recorrido más reducido que el de años anteriores. Y aunque la incertidumbre sobre la salida o no del vía crucis ha estado presente hasta el mismo momento de la salida, dada la lluvia que ha caído durante todo el día (la última vez poco antes de la hora prevista para salir), la Hermandad de San Pablo no ha seguido los pasos de la Macarena, cuyo Señor de la Sentencia se ha quedado en la Basílica, y el Cautivo del Polígono sí que ha podido recorrer las calles.
Minutos más tarde de las siete y media de la tarde comenzaba a salir el cortejo, encabezado por la antigua cruz de guía de la hermandad, recuperada en 2015 debido al excesivo peso de la cruz dorada utilizada entre 2009 y 2014. Seguían dos tramos de hermanos con cirios de color blanco, separados por el estandarte corporativo.



Un trío de capilla de la Banda de Música María Santísima de la Victoria, de Las Cigarreras, acompañaba al Cautivo en este vía crucis por delante del cuerpo de acólitos. Detrás, cerraba el cortejo el Señor llevado en andas por sus hermanos. José Zambrano, capataz general de la hermandad, las guiaba por las calles del Polígono.
El propio llamador del paso de misterio es el que iba en estas andas, que contaban con lirios morados como exorno floral. El Señor Cautivo y Rescatado, por su parte, vestía túnica de terciopelo morado con el escapulario trinitario, y lucía potencias y un alfiler con su advocación prendido del cíngulo. Cuatro hachones con cera color tiniebla iluminaban las andas, aunque el aire que había por momentos dificultaba mantenerlos encendidos.















Por la calle a la que da nombre la Virgen del Rosario, tras recorrer algunas de las que conforman esta parte del barrio, regresó a la Parroquia de San Ignacio de Loyola el Señor Cautivo y Rescatado. Ante la misma puerta de entrada al templo se detuvieron las andas para el rezo de la penúltima estación del vía crucis.
Después, se produjo la entrada alrededor de las nueve y cuarto de la noche, rezándose la última de las estaciones antes de que los hermanos colocaran el Señor en el presbiterio del templo.

  













Con el Cautivo y Rescatado ya en el presbiterio, el hermano mayor de la Hermandad de San Pablo, José Luis Pérez, tomó la palabra para agradecer a los cofrades su participación en el vía crucis, pese al frío y la amenaza de lluvia, y deseó que el próximo Lunes Santo también puedan salir a la calle, como no pudo ser en 2016, en este caso para dirigirse a la Catedral.

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