domingo, 14 de abril de 2024

MIÉRCOLES SANTO 2024: EL BUEN FIN


La Hermandad del Buen Fin lo tenía todo a su favor para tomar una decisión que todo el mundo habría comprendido y respetado: la de no salir a la calle. El paso de misterio estrenaba conjunto escultórico, ropajes, suelo...; el palio estrenaba la restauración de las caídas laterales, tanto el terciopelo como la malla, los bordados y la imaginería.
Todo el mundo habría entendido que, dadas las circunstancias, se optase por lo más razonable, que era no salir. ¿Y cuáles eran esas circunstancias? Pues unas previsiones meteorológicas que hablaban de lluvia durante la tarde y la noche del Miércoles Santo. Para entonces, la Sed y San Bernardo habían cancelado sus estaciones de penitencia sin que hubiera lugar para el suspense. Y como el Consejo de Hermandades, sin ningún tipo de lógica, decidió en este 2024 repetir el orden de paso por carrera oficial del año pasado, las siguientes en decidir eran el Carmen Doloroso y el Buen Fin, que debían salir a las tres de la tarde.
El pensamiento general era que iban a decir que no. Pero hete aquí que de repente, cuando nadie lo esperaba, la Hermandad del Buen Fin anuncia que sí, que sale. La noticia pilló por sorpresa a todo el mundo. Y ese todo el mundo incluye a los meteorólogos, dado que el delegado de la Aemet fue entrevistado en algún medio y se mostró sorprendido por la decisión de la hermandad. Pero, ¿a quién había consultado la junta de gobierno? Pues vaya usted a saber. El caso es que el hermano mayor justificó la sorprendente decisión en que no iba a llover hasta las diez de la noche y que, acelerando un poco en el camino de vuelta (y para eso tenía que dar por hecho que el Baratillo no saldría), podría estar la cofradía recogida para entonces.
Pero no eran las diez de la noche; eran las tres y algo de la tarde y en el centro llovía. Sin embargo, la cofradía iba a ponerse en la calle, aunque antes incluso de hacerlo la cruz de guía, desde la Parroquia de San Pedro llegaba, con seis horas de adelanto, la noticia de que la Hermandad del Cristo de Burgos no iba a salir.
Total, que con una media hora de retraso, desde el antiguo Convento de San Antonio de Padua comenzaba a salir la Hermandad del Buen Fin, por lo que íbamos a ver en las calles el gran estreno de la Semana Santa 2024. Y es que, 26 años después, el Santísimo Cristo del Buen Fin estaba acompañado en su paso, que volvía a ser un misterio mostrando una escena muy concreta y además poco representada: el momento en que José de Arimatea entrega a un soldado romano el permiso concedido por Pilatos para bajar a Cristo de la cruz y trasladarlo al sepulcro.
Darío Fernández es el imaginero que ha creado esta maravilla de conjunto escultórico en el que vemos agachado en la delantera a Nicodemo sujetando una escalera, mientras que José de Arimatea, que sujeta otra, y el soldado están detrás. Completa la escena una expresiva talla de Santa María Magdalena abrazada a la base de la cruz demostrando su angustia por la muerte del Señor. Hay que destacar, asimismo, el suelo pedregoso de la escena, la calavera a los pies de la cruz, la vestimenta de las imágenes y los enseres que la Magdalena va a utilizar para perfumar el cuerpo en el momento de amortajarlo. 
Tan brillante escena salió de su templo y se encaminó como cada año a la plaza de San Lorenzo como primer punto destacado de su recorrido. Ya durante el discurrir por la zona del cortejo del paso del crucificado, que incluye la réplica de la Sábana Santa llevada en andas entre artísticos faroles, llovió levemente en algunos momentos, pero la cofradía seguía adelante.
Acompañado por los sones de la Banda de Cornetas y Tambores de la Centuria Romana Macarena, llegó el paso de misterio, que desde la calle Eslava giró hacia la plaza de San Lorenzo precisamente con la marcha "Macarena". Una combinación de flores silvestres adornaba el paso, con especies como rosas rojas, iris morado, calas de tonalidad púrpura o eryngium.
En la puerta de la Parroquia de San Lorenzo estaban las representaciones de las hermandades de la Bofetá y la Soledad, a las que el capataz, Francisco Reguera, dedicó una levantá, así como a la propia parroquia. Después, se encaminó hacia la Basílica del Gran Poder, cuya hermandad también salió a recibir a los cofrades del Buen Fin.
Con "Réquiem", el Cristo atribuido a Sebastián Rodríguez comenzó a girar para seguir su camino, lo que hizo esta vez la cofradía hacia la derecha para seguir rodeando la plaza, en lugar de tomar Conde de Barajas como hasta el año pasado. Así, el camino a la carrera oficial siguió por Cardenal Spínola, a la que el paso se dirigió con "La Sentencia de Cristo".





















































Llovía otra vez, y seguían sin ser las diez de la noche, cuando el paso de palio de Nuestra Señora de la Palma aparecía en la plaza de San Lorenzo desde la calle Eslava. Manuel Solano, Carmen Bahima y Gonzalo Navarro han sido los responsables de la restauración de las caídas laterales, con la que se ha completado la labor integral que en los últimos años ha incluido las caídas frontal y trasera, además del techo. La restauración del manto fue hace casi veinte años con motivo de la Coronación Canónica de la dolorosa.
La Asociación Filarmónica Cultural Santa María de las Nieves, de Olivares, iba de nuevo tras el paso de palio de la Virgen de la Palma, para la que, en su llegada a San Lorenzo, encadenó las marchas "La Estrella Sublime" y "Coronación". Esta última fue interrumpida cuando el paso, que se había detenido antes en la parroquia, se paró luego ante la puerta del Gran Poder.
Rosas blancas y paniculata adornaban el paso de palio, al que le seguía cayendo una ligera llovizna que, aunque ligera, era bastante constante. Desde la Basílica, la Virgen de la Palma continuó su camino a los sones de "Hosanna in excelsis", y más adelante giró a Cardenal Spínola con "Sevilla cofradiera". En este punto, la llovizna se convirtió en lluvia. Hubo, de hecho, quien pensaba que la cofradía se daría la vuelta, dada la cercanía con su casa, y mucha más cercanía con San Lorenzo. Pero nada. La consigna era seguir y seguir. Al fin y al cabo, hasta las diez de la noche no iba a llover...






















































Pese a todo, hay que reconocer que el discurrir del Buen Fin por la plaza de San Lorenzo fue un gran momento cofradiero. Lo que es, es. Pero, ¿era necesario someter a una cofradía y a un patrimonio, antiguo y a estrenar, a la lluvia de esta manera? ¿Era necesaria la estampa de innumerables gotas de agua corriendo por el cuerpo del Cristo del Buen Fin y por el nuevo conjunto escultórico? ¿Era necesario seguir adelante cuando era evidente que la cofradía no iba a llegar muy lejos?
Porque, como era de esperar, después de acelerar para alcanzar lo antes posible la Catedral, la hermandad acabó dando por concluida su estación de penitencia. O mejor dicho, dando por cancelada su vuelta a San Antonio de Padua, porque la estación de penitencia como tal la hizo. Sólo quedaba saber cuándo sería el regreso, algo que parecía difícil por las previsiones que había para los días siguientes. Pero era fácil imaginar que, fuera cuando fuera, la vuelta a casa desde la Catedral se iba a convertir en una salida extraordinaria con todos sus avíos...

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