El tiempo de las Glorias empieza con muchas ganas por parte de los cofrades. Si la semana pasada una gran cantidad de gente acompañaba a San José Obrero, titular de la pujante hermandad que habita en la zona más ancha de la calle Arroyo, ayer en pleno centro de la ciudad una importante multitud siguió por la zona de la Alfalfa y el Salvador a la Reina de la Costanilla, la Virgen de la Salud de San Isidoro, una de las más clásicas hermandades de gloria.
Pasaban algunos minutos de las siete y media de la tarde cuando por la puerta de la calle Luchana salía la cruz alzada y los ciriales que encabezan el cortejo. Le seguían los hermanos más jóvenes de la cofradía portando cirios. A continuación iba el Simpecado, el Libro de Reglas y más hermanos, además de la representación de la Hermandad de San Isidoro con su estandarte justo delante del de la propia Hermandad de la Salud.
Unos diez minutos más tarde, y tras cierto parón en el cortejo, atravesaban el umbral de la parroquia los ciriales y, acto seguido, las maniguetas asomaron a la calle. La Virgen de la Salud apareció este año vestida con un manto celeste. El paso estaba exornado con azucenas blancas en toda la parte delantera y en las esquinas traseras, además de rosas también blancas en las jarras doradas de los costeros.
La Sociedad Filarmónica Nuestra Señora del Carmen de Salteras la recibió en la calle con el Himno Nacional, seguido de "Coronación de la Macarena".
En años de cielo despejado, y en el día de ayer lo estuvo y vaya si apretó el sol durante toda la jornada, la llegada del paso a la esquina de Luchana con la Cuesta del Rosario es el momento en que el dorado se enciende literamente con los rayos de sol que suben la cuesta para cruzarse con la Virgen de la Salud. Se notaba especialmente la necesidad de restaurar el dorado de los respiraderos, bastante gastado en comparación con el de la crestería y los candelabros de guardabrisas.
Para esta revirá sonó "Virgen de los Estudiantes". Con ella empezó la Virgen, a la que se le nota su reciente restauración, a bajar la cuesta en dirección al Salvador. Los cofrades de siempre se mezclaban con los turistas que, sin sospecharlo, se encontraban de repente a la Madre de Dios vestida del color del cielo.
A su paso por la Plaza de la Pescadería comenzó a sonar "Virgen de las Aguas". La banda del Carmen de Salteras no parecía dispuesta a reducir el acompañamiento musical en ninguna chicotá al simple redoble de tambor. Con esa marcha que nos traslada al Lunes Santo continuó por la Cuesta del Rosario, donde recibió una importante petalada a cargo del grupo joven de la hermandad. Una lluvia que resultó tan aplaudida como intensa. A continuación, el paso abandonó la cuesta y alcanzó la calle Villegas (son dos calles diferentes, aunque muchos la tomen como una sola) a los sones de "Nuestra Señora de Guadalupe".
Seguidamente esperaba a la Virgen la que probablemente es la plaza más bonita de Sevilla, la del Salvador, aunque los toldos que se colocan para evitar el sofocante calor sean mucho más prácticos que bellos. Vamos, es que directamente son horrorosos, pero de aquí a septiembre se agradecerá su presencia. Y mucho. Junto al azulejo del Cristo del Amor, la Banda del Carmen pasó en su repertorio del Lunes Santo al Domingo de Ramos con "Virgen de la Paz". La Paz, el Amor... A ver si el próximo Domingo de Ramos tenemos un cielo del color del manto de la Salud.
Con "La Esperanza de Triana", de Farfán, que sonó dos veces, el paso se situó frente al balcón de la residencia de ancianos San Juan de Dios, donde un hombre esperaba con dos bolsas de plástico repletas de pétalos para hacer su particular ofrenda floral a la Virgen de la Salud, esa advocación que tan presente tienen los residentes. Sin embargo, el paso no sólo no se detuvo, sino que tampoco se acercó lo suficiente como para que los pétalos pudieran siquiera rozar una tulipa. Tras varios intentos, el hombre se quedó con una de sus bolsas aún llena en la mano, mientras veía a la Virgen alejarse hacia la calle Córdoba.
Una vez en la estrechez de Córdoba, parecía que la Banda del Carmen había decidido hacer la primera chicotá únicamente a tambor. Pero no. Estaban esperando que el paso sorteara la zona más estrecha con los rótulos comerciales más salientes para comenzar a tocar otro clásico, "María Santísima del Subterráneo".
Con estos sones la Virgen de la Salud recorrió al completo la calle y desde ahí tomó un brevísimo tramo de Puente y Pellón hasta la Plaza del Pan; dos revirás muy seguidas para las que la banda saltereña se decantó por "Sevilla cofradiera".
Alcaicería, Alfalfa, Odreros, Boteros... No se iba a alejar mucho más la Virgen de la Salud de su casa, de su barrio, la Costanilla. Y con ella, acompañándola, un buen número de cofrades que demuestran que las cofradías de gloria están viviendo una segunda juventud. Y esto no ha hecho nada más que empezar...
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