En cuanto a la iluminación, se utilizaron los candelabros de guardabrisas y dos lámparas de araña. La capilla, que tenía en su reja un cortinaje rojo, estuvo presidida por el Niño Jesús, elevado también sobre un monte de corcho y rodeado de plantas que contribuían a dotar a esta escena de un enorme carácter bucólico.
La Pastora vestía saya blanca de tisú y manto azul de terciopelo. En el cayado que portaba en su mano derecha y que tenía un lazo con la bandera de España al ser la patrona del deporte nacional, había tres rosas rojas.
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