Este domingo se clausuraba la primera exposición de 2014 del Círculo de Pasión, dedicada a la Hermandad del Cachorro con el nombre "Eterno aliento de Sevilla"; una muestra de una gran calidad por lo expuesto, pero también por la propia disposición de los enseres en el patio y en los dos salones del Círculo Mercantil e Industrial. Esta exposición se ha planteado fundamentalmente como un repaso a la historia de la cofradía trianera desde mediados del siglo XIX hasta la actualidad desde el punto de vista patrimonial y devocional. Destacaban los enseres expuestos, así como el interés de la fotografías antiguas, algunas inéditas y realizadas por el músico Joaquín Turina, que se pudieron contemplar.
En el mismo patio, donde había un gran panel con una foto del Santísimo Cristo de la Expiración rodeada de piezas literarias de autores diversos, daba la bienvenida al visitante la cruz de guía de la hermandad, realizada en carey con aplicaciones de plata por Rafael Román en 1917, junto a dos faroles de plata de Jorge Ferrer compuestos del propio farol (1940) y el tubo (1944).
Sí había una enorme foto del Cachorro con este paso, tomada por Sánchez del Pando en 1947.
En una pequeña vitrina en el centro de la sala se podían ver las potencias de oro repujado labradas por José Moguel en 1926 según diseño de Montenegro.
Y en otra vitrina, otro juego de potencias con la corona de espinas que en ocasiones lleva en su cabeza el Santísimo Cristo de la Expiración.
Esta primera sala finalizaba con varias representaciones del Cachorro en distintas artes. Así, podíamos contemplar un cuadro de José de Arpa y Perea (1940) del paso en la calle rodeado de nazarenos. Es un óleo sobre lienzo de 91x63 centímetros.
También se exponía un dibujo de Joaquín Díaz Jara (1947) en plumilla sobre papel de 30x18 centímetros.
De la Fábrica de Ramos Rejano es la cerámica del Cristo en su paso, realizado en 1929 o principios de la década de los años 30, puesto que se representa el paso de Castillo Lastrucci y Pérez Calvo. Las medidas son 43x20 centímetros.
De nuevo veíamos una obra pictórica de José de Arpa y Perea, también de 1940. En este caso es un óleo sobre lienzo de 60x50 centímetros donde se ve un primer plano del rostro del Cachorro.
Seguimos con un dibujo en carboncillo de Antonio Gutiérrez Guillén (1979), sobre papel de 33x27 centímetros.
Inspirado en el Cachorro, un pequeño crucifijo expirante que veíamos a continuación, realizado en madera policromada por un autor desconocido. Pertenece a la Hermandad de la Mortaja.
A su lado, una cerámica del Cristo de la Expiración pintada por Guillermo Moreno en 1936, cuando sólo tenía once años de edad. Está compuesto de tres piezas principales más otras catorce de la cenefa y pertenece en la actualidad al Colegio José María del Campo.
A continuación, se podía ver el llamativo cartel del tercer centenario de la talla del Cachorro, pintado en carboncillo y pastel sobre papel por Joaquín Sáez en 1982.
De la Hermandad del Rocío de Triana es un pequeño crucificado que reproduce al Cachorro, realizado en madera en su color.
A su lado, la obra póstuma de Antonio Kiernam (1976), una cerámica en cuatro piezas del Cristo de la Expiración.
Por último, se exponía el cartel de la bendición de la Basílica Menor del Santísimo Cristo de la Expiración, pintado en 2012 por Nuria Barrera.
Pasamos a la segunda sala, dedicada a la Virgen del Patrocinio. Centraba la atención nada más acceder a ella el palio de la dolorosa. Se podían ver las caídas y techo de palio, diseñados por Herminia Álvarez Udell y bordadas en oro sobre malla de oro por Hijos de Miguel Olmo en 1923. En cuanto al medallón central del techo, fue bordado por el taller de Caro en 1935 según diseño de Ignacio Gómez Millán. También se veían los doce varales de plata repujada, de Jorge Ferrer (1947); el manto, diseñado por Herminia Álvarez Udell y bordado por Hijos de Miguel Olmo en 1928; y las maniguetas, de madera tallada en su color con fileteado y apliques de plata, de Jorge Ferrer (1943).
El resto de la sala, recorriéndola de izquierda a derecha, nos llevaba en primer lugar al Mediatrix, insignia que ensalza la figura de María como mediadora universal entre los hombres y Dios (de ahí la advocación de Patrocinio). Fue diseñada por Ignacio Gómez Millán y bordada por José Caro en 1926. La orfebrería es de Emilio García Armenta (1966).
El origen de la Hermandad del Cachorro, así como de su primitiva Capilla del Patrocinio, hoy Capilla Sacramental de la Basílica, está en la pequeña imagen de la Virgen del Patrocinio de gloria, que preside dicha capilla. A esta imagen pertenecían varios enseres expuestos, como una saya de terciopelo celeste bordada en oro por Victoria Caro en 1922; dos coronas de oro y piedras preciosas, una de la Virgen y otra del Niño, de Joaquín Ossorio (2007); y unos zapatitos del Niño realizados en plata por autor desconocido.
También se podía ver una antigua pintura ovalada de la Virgen del Patrocinio de gloria pintada en óleo sobre lienzo y de autoría desconocida.
Asimismo, se exponía una pintura de 1985 realizada por José Romero. Se trata de un óleo sobre lienzo de 72x53 centímetros.
Seguidamente, veíamos una representación de Santa Ana y la Virgen en plata, perteneciente a la Custodia realizada entre 1651 y 1667 por Mateo Ximénez y Manuel Duarte.
Uno de los mayores puntos de interés de la exposición lo constituía la presencia de la hoy Virgen de los Dolores, que durante muchos años, de 1750 a 1921, fue la dolorosa de la cofradía, la Virgen del Patrocinio, la anterior a la que después desaparecería en el incendio accidental del 26 de febrero de 1973, reproducida después por Luis Álvarez Duarte. La antigua dolorosa, que sigue recibiendo culto en la Capilla Sacramental, es obra de Cristóbal Ramos, y se podía contemplar en la exposición con las manos que Adolfo López le hizo en 1921, con la corona de la Parroquia de Santa Ana de finales del siglo XVIII que usó la Virgen del Patrocinio hasta 1930, y con la saya de las hermanas Antúnez, bordada en 1880 sobre terciopelo negro, aunque en la actualidad se presenta en terciopelo burdeos. Estaba sobre una peana en metal plateado de Cristóbal Ortega (1903), hoy en la Hermandad de la Oración en el Huerto de Sanlúcar de Barrameda, y ante la bambalina frontal del antiguo paso de palio de la Virgen del Patrocinio, bordado en 1893 por la hermanas Antúnez y reformadas en 1913 por Juan Manuel Rodríguez Ojeda. Pertenecen en la actualidad a la Hermandad de la Vera-Cruz de Utrera y conservan detrás los antiguos bordados exteriores realizados también por las hermanas Antúnez en 1879. También había dos varales que fueron de la Hermandad del Cachorro, y que hoy forman parte del paso de palio de la Virgen de Regla, de la Hermandad de los Panaderos. Son de plata y realizados en Córdoba por Ruiz en 1921.
Continuamos con una saya de la Virgen del Patrocinio, bordada en oro sobre terciopelo verde por Juan Manuel Rodríguez Ojeda.
Al lado de esta saya, había varias jarras de plata de diferentes tamaños del paso de palio. Las grandes son de Emilio García Armenta (1967), las medianas y pequeñas son de Francisco Bautista Lozano, de 1942 y 1938, respectivamente.
Sobre las jarras, se encontraba el antiguo bordado del faldón delantero del paso de palio, de Hijos de Miguel Olmo (1923).
Al otro lado del palio, estaba el estandarte de la cofradía, diseñado por Herminia Álvarez Udell y bordado por Hijos de Miguel Olmo en 1929, con orfebrería de Jorge Ferrer.
A su lado, en una vitrina, se exponían tres coronas. De izquierda a derecha, estaban la corona de Señora Santa Ana, de Ignacio Villar (1691), propiedad de la Parroquia de Santa Ana; la corona de oro repujado y piedras preciosas labrada por Fernando Marmolejo en 1974 y que se utiliza actualmente en la estación de penitencia; y la corona de plata realizada por Joaquín Ossorio (1998), copia de la de Francisco Bautista, de 1943.
Encima de las coronas se colocó un cuadro de la dolorosa del Patrocinio pintado en óleo sobre lienzo por José Romero, con las medidas 100x80 centímetros.
A continuación, en cada extremo de una de las paredes de esta sala, podíamos ver dos ángeles de finales del siglo XVII atribuidos a Luisa Roldán, la Roldana, de madera de cedro policromada. Uno está en buen estado de conservación, pero el otro presenta aún los signos del incendio fortuito de 1973 en el que se perdió a la antigua dolorosa. Ignoramos las razones por las que ese ángel tan afectado por el fuego no ha sido restaurado y sigue presentando tan lamentable aspecto más de cuarenta años después de lo ocurrido.
Precisamente, esa pared del Mercantil estaba presidida en su centro por una enorme fotografía de la dolorosa quemada.
Bajo la foto, en una vitrina, se situaron un manto de corte de Amelia de Orleáns, reina de Portugal, donado por la familia en 1972; un broche de oro y piedras preciosas, exvoto de la infanta María Luisa de Orleáns (1927); un lazo de dama de Isabel la Católica de metal y seda, ofrendado por María Luisa de Halcón de Parias en 1968; y un rosario de plata y nácar de 1973, copia del desaparecido en el incendio y donado por la familia López Sánchez.
Y flanqueando esta vitrina, los candelabros de cola del paso de palio, realizados en plata por Jorge Ferrer en 1942.
Seguimos con la réplica en plata de la Virgen del Rocío que figura en la delantera del palio, entre los dos grupos de la candelería. Es obra de Jorge Ferrer Caro en 1943, quien la realizó en plata repujada con atributos de plata sobredorada y encarnadura tallada en marfil.
Junto a la Virgen del Rocío, las pequeñas imágenes de San Isidoro y San Leandro que también se sitúan en la delantera del paso de palio, realizadas en plata repujada por Emilio García Armenta en 1944.
A su lado, varias piezas de la candelería del palio, diseñadas por Emilio García Armenta en 1962, aunque las últimas se estrenaron en 1985 y fueron realizadas por Villarreal.
Encima se encontraba una fotografía de la actual imagen de Nuestra Madre y Señora del Patrocinio expuesta en besamanos con el manto y corona de salida.
El último elemento expuesto era un cirial de los que anteceden al paso de palio durante la estación de penitencia, labrados en plata en 1957 por Emilio García Armenta.
Para completar la información relativa a la exposición "El Cachorro: eterno aliento de Sevilla", habría que añadir que en un espacio del patio se proyectaba un audiovisual realizado por Carlos Valera con guión de Carlos Colón. Además, había un cuadro de Nuria Barrera con el rostro del Cachorro que iba a ser sorteado entre los visitantes de la exposición a cambio de un donativo para la bolsa de caridad de la hermandad. El ganador sería el dueño de la papeleta cuyo número coincidiera con las tres últimas cifras del Cuponazo de la ONCE del pasado viernes 31 de enero; por lo que el ganador del cuadro es el portador de la papeleta con el número 109.
Ha empezado con fuerza el ciclo Círculo de Pasión en 2014, una gran iniciativa surgida allá por la Cuaresma de 2007, con la Soledad de San Buenaventura como primera protagonista.
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