El Señor de la cofradía que abre el Sábado Santo estaba entre blandones con cera verde, ante el altar que ocupaban la Virgen del Sol, San Juan Evangelista y María Magdalena, todos ellos iluminados con candeleros con cera también verde.
Dos ciriales, dos candelabros y varias jarras con lirios morados formaban parte del montaje de este culto durante el que se recogieron alimentos no perecederos para las personas más desfavorecidas.
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