Para esta ocasión, la priostía de la cofradía que cierra el Jueves Santo decidió vestir a la dolorosa de Sebastián Santos con el manto de la Virgen del Voto de la misma hermandad, confeccionado en 1687 en seda celeste, diseñado a base de motivos vegetales y restaurado por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico entre los años 2007 y 2009.
Además del manto, lucía la saya de salida, bordada en oro sobre tisú de plata por Carmen Campmany en 1930, y la corona de camarín de plata sobredorada, labrada por Cayetano González en 1966. Además, sobre el pecherín llevaba un puñal y el emblema de la orden de la Merced.
Flanqueaban a la Virgen dos de los antiguos candelabros del paso de palio, que se caracterizan por contar con guardabrisas rematados en el centro y a mayor altura por faroles. Los otros dos estaban detrás, sobre la mesa de altar del sagrario, donde también había seis candeleros con cera blanca, dos jarras y un friso de flores de variadas especies, fundamentalmente rosas y azucenas.
Desde su camarín contemplaba la escena el Señor de Pasión, que vestía la túnica conocida como la de las rosas de la pasión.
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