La dolorosa que cierra el Domingo de Ramos estrenaba una saya de José Antonio Grande de León con bordados procedentes de siglo XVIII compuestos de lentejuelas, pedrería y espejuelos, combinada con un manto liso de color marrón, lo que recordaba en cierta manera al hábito carmelita en el año previo a la celebración del quinto centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús.
La Virgen del Socorro, que lucía la corona de salida y un rosario en la mano izquierda, estaba flanqueada por varias jarras de su paso de palio, mientras que detrás se situaron diversos candeleros que también ocupaban el lugar de culto habitual de la dolorosa y de San Juan Evangelista. Asimismo, había cuatro blandones dorados con cera blanca y otros cuatro con cera de color tiniebla junto al Cristo del Amor, que tenía a sus pies tres pequeñas jarras de flores rojas.
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