Los cofrades tenemos aún muy presente ese trienio en blanco (2011-2013) en el que la lluvia nos dejó sin Martes Santo. Por eso, en este 2015, aunque con él ya suman dos años de jornada recuperada, encontramos otra oportunidad de disfrutar de principio a fin de la belleza de sus ocho cofradías.
Es un día que sigue pendiente de que los ocho hermanos mayores se sienten y acuerden cambios. Porque sí, una vez más se ha demostrado que hacen falta unos cambios que se posponían por aquello de los dos comisionados en San Esteban y la Bofetá, y que hoy, cuando las ocho hermandades tienen juntas de gobierno elegidas por los hermanos, seguimos sin acuerdos y sin cambios necesarios que hagan, por ejemplo, que no haya pasos de palio en las calles hasta las cuatro y media de la madrugada, como ocurrió con la Candelaria y el Dulce Nombre.
Pero empecemos por el principio, que fue mucho y bueno lo que salió a las calles en un Martes Santo de nuevo de intenso calor que, esperando a la sombra en la calle San Esteban, no se notaba tanto como bajo un antifaz de terciopelo burdeos atravesando las amplias avenidas que separan el Cerro del Águila del centro de la ciudad.
La Hermandad de San Esteban presentaba este año estrenos destacados, tanto patrimoniales como humanos. Todo empezó con la llegada de la Agrupación Musical Santa Cecilia, que desde hace unos años es la encargada de abrirle paso a la cofradía. "Andando y con sentimiento" y "A ésta es" fueron las marchas escogidas para comenzar.
Los nazarenos de personalísima túnica crema con capirote y capa celeste comenzaron a salir por la temida puerta ojival del templo. "¿Qué más puedo hacer por ti, hijo mío?", se lee en el escudo de San Juan de Ribera que llevan en las capas, ese santo que desde su Sevilla natal acabó en Valencia, al igual que la advocación de la Virgen de los Desamparados llegó a la Puerta de Carmona desde la ciudad del Turia.
Los ciriales anuncian la salida del paso de misterio de Nuestro Padre Jesús de la Salud y Buen Viaje, que, al igual que el paso de palio, estrena equipo de capataces, todos hermanos, en sustitución de la familia Ariza. El misterio, con una configuración que parece seguir la forma de la puerta, sale sin dificultad alguna, seguido de la Agrupación Musical de la Redención, que tras el Himno Nacional interpretó "La clámide púrpura".
El dorado del paso, adornado con rosas rojas, brilla con el sol que da de lleno en la fachada del templo. Enrique Castellanos ha estado trabajando en la restauración del paso, mientras que Fernando Murciano hará lo propio más adelante con las figuras secundarias, obra de Antonio Castillo Lastrucci; esas imágenes que se burlan del Señor tras ponerle la corona de espinas.
Había expectación por ver el nuevo andar del paso, que ha vuelto a hacer cambios, aunque no de una forma tan exagerada como llegó a ser costumbre tiempo atrás. En la salida, y sobre todo en la llegada a la Plaza de Pilatos con la marcha "Costalero", se insistió mucho en el costero a costero.
La salida, siempre complicada, del paso de palio de María Santísima Madre de los Desamparados, pareció serlo aún más cuando, nada más asomar el primer varal por la ojiva, se golpeó con uno de los dientes de piedra, haciendo caer de éste un pequeño trozo perfectamente visible a la luz del sol. Más tarde, cuando el enorme esfuerzo que los costaleros, tanto los de dentro como los de fuera, llevan a cabo para sacar el paso estaba concluyendo, el palio quedó momentáneamente enganchado con otro de los dientes, hasta que por fin consiguió verse definitivamente en la calle, entre los aplausos de los presentes.
También lucía rosas el palio de la Virgen de los Desamparados, que por segundo año ha sacado el manto azul bordado por un grupo de hermanas de la corporación. Fue el gran estreno de la cofradía en 2014 y en este 2015 se ha visto una nueva gloria en el techo. La Virgen del Rocío de Sebastián Santos, recuperada en 2008, ha sido ya sustituida, debido a su excesivo peso, por una obra pictórica de Daniel Bilbao que representa la Asunción de la Virgen, aludiendo así a la advocación que originariamente pensaron los hermanos fundadores de la Hermandad de San Esteban para su dolorosa.
Para gustos, los colores, claro está. Pero en principio, no parece que la nueva gloria mejore a la sustituida, y casi que tampoco a la cruz que hasta la remodelación del paso de palio tenía sobre su cabeza la Virgen de los Desamparados.
Tras una breve parada aún en la calle que lleva el nombre del templo, y a la que muchos se empeñan en llamar Águilas, el paso continuó hacia la Plaza de Pilatos a los sones de "Reina de San Esteban", a cargo de la Banda de Música Nuestra Señora de la Victoria, de las Cigarreras.
Desde San Esteban nos desplazamos hasta las inmediaciones de la Catedral, por donde pasaba a esa hora con bastante rapidez la Hermandad del Cerro del Águila. El paso de misterio del Santísimo Cristo del Desamparo y Abandono, que ya en 2014 estrenó la culminación del canasto con los apliques de plata de los Hermanos Delgado, se ha completado definitivamente este año con el añadido de nuevos apliques en los respiraderos, que han terminado de darle una inconfundible personalidad.
También ha llamado la atención el exorno floral, con un monte de claveles de un tono cardenalicio, similar al que llevó el misterio de Monte-Sión en 2013 y 2014. Desde Alemanes, el cortejo iba buscando la sombra de Hernando Colón como un verdadero alivio, tras un larguísimo itinerario desde la Parroquia de los Dolores.
La Banda de Cornetas y Tambores de Nuestra Señora del Sol ya es parte indisoluble de la Hermandad del Cerro, y contribuyó con sus sones a dotar al giro del misterio ante la Puerta del Perdón de una gran belleza. Desde una de las esquinas del Patio de los Naranjos, la Giralda se asomaba y se despedía, momentáneamente, del que "verdaderamente era el Hijo de Dios", como en ese momento se empezó a dar cuenta más de uno en el Calvario.
Detrás, y también sin pausa, venía la Reina del Cerro, la Virgen de los Dolores, seguida en todo momento por un gran número de vecinos del barrio que la acompañan hasta la Campana y que la esperan después a la salida de la Catedral.
Viene la Hermandad del Cerro de vivir un año muy especial, el del XXV aniversario de su primera estación de penitencia a la Catedral, y afronta un importante proyecto para los próximos años, como es la inclusión en el cortejo de Nuestro Padre Jesús de la Humildad, que de momento se quedó junto a San Juan en el templo. Cuando la incorporación sea un hecho, el de la Virgen de los Dolores será el tercer paso de la cofradía que abre el Martes Santo.
Venía el palio, que tenía caída la corona que remata la bambalina frontal, adornado con rosas, calas y otras flores, todas de color blanco. La Virgen volvió a lucir la corona de su Coronación Canónica, después de llevar en 2014 la antigua corona de salida con carácter excepcional por el mencionado aniversario.
Detrás del original manto que Francisco Carrera diseñó para la dolorosa de Sebastián Santos venía la Banda de Música de las Nieves de Olivares, que interpretó "Santísimo Cristo del Desamparo y Abandono" en la vuelta de Alemanes a Hernando Colón; un giro muy bien trabajado por la cuadrilla, a la que el contraguía animaba: "Muy bien 'trabajao', como si acabáramos de salir".
Con el paso de misterio del Cerro ya en la Campana, por la calle Trajano se aproximaba lentamente la Hermandad de los Javieres, cuyo paso de Cristo ha repetido el exorno floral del año pasado, con un monte de lirios morados. Parece que la experiencia de prescindir de los claveles rojos habituales gustó.
El Santísimo Cristo de las Almas, que tiene un andar muy característico, muy pausado, estrenaba además la cruz, obra de José María Leal, el mismo imaginero que talló hace algunos años los ángeles de las esquinas de este paso, uno más del prolífico Manuel Guzmán Bejarano.
Es ésta una hermandad muy cómoda de ver, con un número razonable de nazarenos y con un itinerario que hace que pase por la fachada trasera de su templo fundacional, la Iglesia del Sagrado Corazón. Por su fachada principal, la de la calle Jesús del Gran Poder, debería haber pasado en 2007 por el 50 aniversario de su primera salida, pero la lluvia lo impidió.
No tardó en llegar desde la Alameda de Hércules el paso de palio de la Virgen de Gracia y Amparo, que estrenaba la saya, bordada por Francisco Javier Sosa Sánchez y donada por el grupo joven de la hermandad. Asimismo, era novedad la sutil intervención de Esperanza Fernández sobre la imagen de la dolorosa de Fernández Andes, retocada posteriormente por Manuel Ramos Corona. La labor de Esperanza Fernández se ha limitado a una limpieza superficial de la policromía.
Por la calle Trajano, la Virgen de Gracia y Amparo avanzó con la marcha "Amparo de nuestras Almas", a cargo de la Banda de Música Julián Cerdán, de Sanlúcar de Barrameda. Posteriormente, el paso estuvo varios minutos parado antes de la esquina con Aponte hasta que la cofradía pudo seguir avanzando.
Con el Martes Santo ya a pleno rendimiento, la Hermandad de San Benito salía de la cómoda sombra de la calle Santiago a Ponce de León. Es una de las cofradías más esperadas y buscadas en esta jornada. Ante el paso de misterio de la Presentación de Jesús al Pueblo iban los nuevos ciriales que han labrado los Hermanos Delgado.
Varias fueron las marchas que en el giro a Juan de Mesa interpretó la Agrupación Musical Nuestra Señora de la Encarnación, con las que el paso de misterio en el que Pilatos pregunta al pueblo sobre el destino de Jesús hizo las delicias de los presentes con un andar muy trabajado.
Después de la variedad floral del año pasado, este Martes Santo el paso ha llevado un friso de rosas rojas, encendidas por el sol de esa hora de la tarde.
Si el Sábado de Pasión el grupo joven de San Benito participó en el cortejo de la Hermandad de San José Obrero, el Martes Santo ocurrió lo mismo, pero a la inversa.
Claveles rojos llevaba el monte del paso del Santísimo Cristo de la Sangre, en el que se estrenaba la restauración del ángel custodio que figura en la delantera. Juan Manuel Miñarro se ha encargado de esta actuación sobre la talla de Francisco Buiza, autor también del crucificado, y cuyo resultado se pudo ver con atención en la reciente exposición celebrada en el Círculo Mercantil e Industrial.
El Cristo de la Sangre salió al sol de la tarde y reviró hacia Juan de Mesa con una marcha propia de la banda de cornetas y tambores del mismo nombre, que es una de las más reconocidas de esta formación musical de la hermandad: "El Dios del Perdón", con la que, tras un giro lento, rompió de frente.
Después, antes de alcanzar el cruce con Alhóndiga, el paso quedó detenido durante un rato antes de poder avanzar, cuando, más adelante, el paso de misterio concluyó la presentación ante el monumento a Santa Ángela de la Cruz.
Pero los principales estrenos de la Hermandad de San Benito este año se han concentrado en el paso de palio. Para empezar, la Virgen de la Encarnación ha salido recién restaurada por Juan Manuel Miñarro, una actuación que ha sido objeto de alabanza por el inmejorable aspecto con que la dolorosa regresó a su templo.
Además, ha sido novedad la saya bordada en oro sobre tisú de plata que también pudimos ver en la exposición antes mencionada, así como la restauración del palio a cargo de Jesús Rosado.
Ha sido una auténtica puesta a punto del palio de la cofradía de San Benito, que pasó por las inmediaciones de Santa Catalina con la interpretación de las marchas "Como tú ninguna", "Rosario de Monte-Sión" e "Hiniesta Coronada", por parte de la Banda Municipal de La Puebla del Río.
El exorno floral estaba compuesto de rosas blancas y entre la candelería había un cirio dedicado a los donantes de órganos con la inscripción "Madre de la vida".
Anochecía cuando la Hermandad del Cerro abandonaba el centro por Palos de la Frontera en dirección a la Avenida de Portugal. Al paso de palio de la Virgen de los Dolores se le había retirado definitivamente el remate de la caída frontal y, con la candelería completamente encendida, emprendía el regreso a su barrio. Los vecinos volvían a hacerla suya culminada una nueva estación de penitencia, ahora ya sin el sol como suplemento penitencial.
Sobre las diez de la noche, el Cristo de la Buena Muerte, de la Hermandad de los Estudiantes, recorría por segunda vez en silencio la Plaza de la Contratación, buscando ahora su regreso al Rectorado de la Universidad de Sevilla.
El estreno de esta cofradía en 2015 no ha sido material, sino estético, ya que, una vez retiradas las horribles catenarias del tranvía de la calle San Fernando, la hermandad ha vuelto a salir del Rectorado en línea recta hacia dicha calle, en lugar de recorrer la Lonja universitaria. La entrada, sin embargo, sí se ha hecho como estos años atrás, por la puerta de Doña María de Padilla.
El paso del Cristo de los Estudiantes, la impresionante talla de Juan de Mesa, llevaba de nuevo un monte de lirios morados y la única iluminación de sus cuatro hachones color tiniebla.
La calle San Fernando estaba absolutamente repleta de gente, cuya movilidad se complicaba debido a los veladores de algunos de los negocios hosteleros de la zona, uno de los cuales tenía delimitado su espacio con vallas que en algún momento generaron un tapón. En la Semana Santa de las señales 'anti-sillitas' quizá habría que plantearse qué hacer con algunas de las terrazas de los bares en determinados momentos.
Pero, volviendo a la Hermandad de los Estudiantes, tras la larga fila de penitentes con cruces y los tramos de nazarenos con cirios blancos apareció por la Plaza de la Contratación la Virgen de la Angustia, con sus invariables claveles blancos.
"Soleá dame la mano" y "Virgen de Montserrat" fueron algunas de las marchas que la Banda de Música Nuestra Señora del Águila, de Alcalá de Guadaíra, interpretó tras este personalísimo paso de palio que ha ganado desde 2014 con el nuevo pollero que ha estilizado en gran medida la colocación del manto.
Ya en el recinto universitario, se interpretó en dos ocasiones "Amarguras", y Manuel Cuevas le dedicó una saeta a "la Angustia del Martes Santo", como él mismo dijo. Finalmente, con la marcha "Virgen de los Estudiantes", el paso de palio, que entra dando la espalda a la gente, se internó en el Rectorado mientras la banda tocaba el Himno Nacional, dando por finalizada la estación de penitencia; un momento que casi coincidió con la visión de una estrella fugaz que surcó el cielo del Martes Santo sobre la Universidad.
Al igual que el Cristo de las Almas, también el paso de Nuestro Padre Jesús de la Salud, de la Hermandad de la Candelaria, ha repetido el exorno floral de 2014, lirios morados, aunque en esta ocasión sin el friso de rosas malvas.
Por Miguel de Mañara, Plaza de la Contratación y San Gregorio no había ya tanta gente como antes con los Estudiantes. El retraso que llevaba la jornada quizá desanimó al público. Eran ya las doce de la noche cuando el Señor de la Salud, el de la túnica tallada, llegaba a esta zona.
La Banda de Cornetas y Tambores de las Tres Caídas iba detrás de este paso que avanzaba con cierta rapidez para minimizar en la medida de lo posible el retraso, al menos para permitir la salida de la Catedral de las dos cofradías que iban detrás.
Con algo más de calma venía la Virgen de la Candelaria, que, como queda dicho, acabaría entrando en San Nicolás pasadas las cuatro y media de la madrugada. Es la hermandad que más se aleja del camino más corto en su regreso a casa para pasar por los Jardines de Murillo. Aunque ya sabemos lo dicho por el hermano mayor, José María Cuadro, quien ha pedido perdón a sus hermanos por los retrasos: "Si no se puede pasar por los jardines, pues no se pasa".
De momento, este año ha pasado, aunque antes la Candelaria, con su paso de palio de ese azul verdoso que nunca se sabe cómo definir adornado con calas blancas, recorrió la zona entre la Plaza del Triunfo y San Gregorio con marchas como "Virgen de la Paz", "Macarena" de Abel Moreno y "Virgen de la Estrella", a cargo de la Banda de Música de la Cruz Roja, con la que la segunda dolorosa de Manuel Galiano de la jornada, tras la Virgen de los Desamparados, se perdió hacia la Puerta de Jerez.
Pasaba la una de la madrugada cuando la Hermandad de Santa Cruz salía de la Catedral de vuelta a su templo. A esa hora la cruz de guía debía estar entrando ya en la parroquia, pero aún quedaba recorrer la Plaza del Triunfo y la zona de la Alcazaba para salir de nuevo a Mateos Gago.
Los pocos nazarenos de la cofradía decana del Martes Santo hicieron que pronto saliera a la Plaza de la Virgen de los Reyes el paso del Santísimo Cristo de las Misericordias y la Virgen de la Antigua, sobre un monte de claveles rojos.
Cuesta imaginarse que hasta hace algo más de diez años el crucificado de Pedro Roldán iba solo en ese paso en el que felizmente la hermandad decidió recuperar la iconografía perdida del Stabat Mater. Los inconfundibles candelabros de forja con cera roja iluminaban la escena en la que Jesús no expira en la cruz, como erróneamente se cree, sino que se dirige al Padre para pedirle que perdonara a los culpables de semejante injusticia.
Detrás, el paso de palio de Nuestra Señora de los Dolores, con pequeñas rosas blancas en las jarras delanteras y claveles blancos en el friso y en las jarras de los costeros.
El pequeño palio pensado para sortear la puerta de la Parroquia de Santa Cruz giró de la Plaza del Triunfo a Joaquín Romero Murube con la interpretación de la marcha "Valle de Sevilla" por parte de la Banda de Música del Maestro Tejera.
Llamó la atención la ausencia en el techo del palio de una de las cabezas de ángeles y el tondo que la rodea, que se había desprendido. Además, en una esquina el marco de uno de los escudos de la hermandad se sujetaba solamente por uno de sus lados, pese a que con la caña se intentó en una parada en la Plaza del Triunfo volver a pegarlo en el techo, labor que resultó infructuosa. Pese a todo, se seguía haciendo cada levantá al cielo.
Y llegamos ya a la Hermandad de la Bofetá, cuyo paso de misterio pasaba de vuelta por la Campana a eso de las dos y media de la madrugada. Era otro importante estreno del día, la restauración de Jesús ante Anás a cargo de Carmen Bahíma, que le ha devuelto a la talla de Castillo Lastrucci la limpieza de la policromía que el paso del tiempo le había hecho perder.
Los años de comisionado han supuesto para esta hermandad haber descuidado en cierta forma un patrimonio que necesita un buen mantenimiento, algo que seguirá previsiblemente en los próximos meses con la Virgen del Dulce Nombre.
De momento, este año se ha visto cóm ha ganado el misterio, adornado con sus acostumbrados claveles rojos, con la imagen del Señor perfectamente restaurada.
Este año la cofradía de San Lorenzo ha vuelto a pasar de vuelta por la calle Aponte, por la que en estos últimos años no pasaba, al tomar directamente la calle Jesús del Gran Poder desde la Plaza del Duque. La recuperación de Aponte ha supuesto añadir dos giros más al itinerario, que han hecho a quienes acompañan a esta hermandad hasta el final disfrutar aún más del elegante andar de la cuadrilla de costaleros, moviéndose siempre de frente a los sones de la Banda de Cornetas y Tambores de las Cigarreras, que por esta zona interpretó marchas como "Costalero del Soberano" o "Refúgiame".
Y tras las filas de nazarenos blancos con la cruz trinitaria, el paso de palio de la Virgen del Dulce Nombre, la primera dolorosa de Castillo Lastrucci, la de la dulce belleza arropada por San Juan, el discípulo que el propio Castillo regaló a la hermandad.
El paso de palio, con la Banda de la Oliva de Salteras detrás y los clásicos claveles rosas como exorno floral, buscaba el regreso a casa con una cuidada selección de marchas procesionales, como "Madre, tu Dulce Nombre" en el giro de Trajano a Aponte, "Madrugá macarena" de Aponte a Jesús del Gran Poder, y "María Santísima del Dulce Nombre" para meterse por la parte más estrecha de esta misma calle.
La entrada de la Bofetá empieza a ser uno de los momentos más esperados y señalados de toda la Semana Santa, pese a la hora tan tardía. Este año la cuadrilla del paso de misterio sorprendió con una larga chicotá aún desde la calle Conde de Barajas hasta el interior del templo, sin parar, mientras la Banda de las Cigarreras enlazaba las marchas "Y fue azotado", "En mis recuerdos" y "Señor de Sevilla", rematadas finalmente con la Marcha Real.
Por su parte, la Virgen del Dulce Nombre llegó a la Plaza de San Lorenzo con "Pasa la Virgen Macarena", a la que siguieron "Procesión de Semana Santa en Sevilla" y "El Corpus", para entrar finalmente cuando faltaban pocos minutos para las cuatro y media de la madrugada.
Urge una reestructuración del Martes Santo, una jornada de grandes hermandades que, en cualquier caso, pudo ser disfrutada un año más en toda su plenitud, y ya van dos seguidos. Sólo queda uno para igualar ese trienio en blanco que poco a poco conseguimos olvidar.
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