La Hermandad de San Roque ha realizado en la noche de este viernes el traslado de Nuestro Padre Jesús de las Penas desde el altar de la corporación hasta su paso procesional. Ha sido un acto breve, realizado con la parroquia a oscuras, iluminada tan sólo por las hachetas, faroles y cirios que portaban los hermanos que formaban el pequeño cortejo, así como la luz que provenía del coro del templo, desde el que sonaban composiciones al piano.
Diversas meditaciones eran leídas a lo largo del traslado, que consistió en recorrer la nave del Evangelio, con el Señor de las Penas subido en las andas de sus vía crucis. Desde dicha nave, a la altura del altar de la Virgen de la Sierra, el Nazareno, sin cruz ni potencias y con túnica de terciopelo morado lisa, pasó a la nave central, donde fue dado la vuelta para subir al paso, situado en el presbiterio.
Una vez ante el paso, se retiraron los anclajes de la imagen a las andas, que estaban adornadas con diferentes flores, y se pasó a la plataforma que la iba a subir hasta su paso. Poco a poco, mientras una hermana hacía girar una manivela y desde el coro cantaba una soprano, el Señor de las Penas fue ascendiendo hasta llegar a la parte más alta de la estructura y quedar situado entre los dos faroles delanteros del paso, más adelantado de la que es su posición habitual.
Sin llegar a ser colocado en su lugar exacto en el paso, finalizó el acto de subida del Señor de las Penas y las luces de la parroquia se encendieron. El párroco dio la bendición final y comenzó a despejarse el templo para que, a puerta cerrada, se terminara de colocar la imagen y fuera llevado el paso a la nave de la Epístola, junto al paso de palio.
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