La Hermandad de la Paz vivió este domingo la salida procesional de la Virgen del Prado, imagen de gloria que preside el altar mayor de la Parroquia de San Sebastián; una salida que resultó muy especial, dado que por primera vez la procesión alcanzó el Parque de María Luisa, entrando en él por la puerta situada frente a la calle Brasil, y saliendo por la que da a Felipe II, aunque bajo un cielo cubierto por nubes altas que incrementaban la sensación de bochorno más propia del pleno verano.
Minutos antes de las seis y media de la tarde comenzó a salir el cortejo, ante el que iba, como el pasado Domingo de Ramos, la Agrupación Musical Santa María de la Esperanza, del proyecto Fraternitas. Diversas parejas de hermanos, principalmente niños y algunos de ellos vestidos con sus trajes de la Primera Comunión, formaron el cortejo, que se iniciaba con la cruz alzada entre ciriales, y que contó también con la presencia del guión de la Juventud de la Paz, el de la Virgen del Prado y el estandarte corporativo de la hermandad.
Pronto salió, tras los acólitos con cuatro ciriales, el paso de la Virgen del Prado, comandado por segundo año por Ernesto Sanguino, que se estrenó precisamente como capataz general de la Hermandad de la Paz con esta salida de gloria en 2016.
La Banda de Música Santa Ana de Dos Hermanas interpretó el Himno de España en el momento de la salida, seguido a continuación por la marcha "Virgen de la Paz". Con ella, el paso enfiló la calle Río de la Plata avanzando a buen ritmo hasta que finalizó la partitura.
A continuación, hasta el cruce de Río de la Plata con
Brasil, la Virgen del Prado siguió a los sones de “La Paz”. Después,
fue el turno de la marcha “Esperanzas”, a la que seguiría “María Santísima de
la O”. Con esta composición, el paso cruzó la Avenida de la Borbolla para
acceder al Parque de María Luisa, como hicieran seis semanas antes Nuestro
Padre Jesús de la Victoria y María Santísima de la Paz.
A partir de este punto, la Glorieta Covadonga, la Virgen del
Prado se desvío del itinerario que sigue el Domingo de Ramos la cofradía de
penitencia no tomando por Isabel la Católica hacia la Plaza de España, sino que
giró a su izquierda para discurrir por la Avenida de Don Pelayo, en la que entró con la marcha “Tras tu blanco manto”.
Muchos paseantes del parque y varios deportistas que salen
habitualmente a correr por él se sorprendían encontrándose una procesión por el
interior de esta importante zona verde de la ciudad, formada por los antiguos
jardines del Palacio de San Telmo, donados a la ciudad en 1893 por la infanta
María Luisa, duquesa de Montpensier.
La Virgen del Prado, conocida también como de la Pera por
la fruta que le ofrece al Niño Jesús en sus brazos, siguió por la Avenida de
Don Pelayo con la marcha "Reina de las Mercedes", que fue cortada sin razón alguna cuando el paso
se detuvo a falta de muy pocos segundos para que se acabara. La parada se debió
a que el cortejo no podía avanzar, ya que estaba esperando que se cortara el
tráfico para poder cruzar de nuevo la Borbolla.
Cuando por fin pudo continuar, el paso de la Virgen del
Prado, con un exorno floral de estricto color blanco, salió del parque a los
sones de la composición “Virgen de la Victoria” y alcanzó con rapidez la calle
Felipe II.
En Felipe II, hubo que retirar el guardabrisa superior de
uno de los candelabros traseros, que estaba caído hacia delante. Solucionado
esta pequeña incidencia, la Virgen del Prado pudo seguir con normalidad su
recorrido, girando desde Felipe II a la calle Progreso con la marcha “Coronación
de la Paz”.
A partir de ahí, la procesión, que ha recuperado el domingo
como día de salida después de haber salido el sábado el año pasado (ver),
siguió por las calles del barrio del Porvenir hasta regresar de nuevo a San
Sebastián en torno a las nueve y media de la noche.
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