La Custodia de Arfe entraba en la Catedral entre los repiques de las campanas de la Giralda y automáticamente se empezaron a escuchar los sones de la Banda de Cornetas y Tambores de Las Cigarreras llegar hasta la calle Placentines desde la Plaza del Triunfo, por la que acababa de marcharse el acompañamiento militar de la procesión eucarística.
El Señor de la Cena iba a emprender el regreso a la Parroquia de San Román cuando pasaban algunos minutos de las doce y media. El mismo cortejo que a la ida (ver) también iba ahora a precederle, con la cruz alzada entre ciriales, el guión sacramental y el estandarte corporativo, pero ya sin la escolanía ni el quinteto de metales.
Mucha gente se acumulaba ante la puerta lateral del Palacio Arzobispal para ver la salida del paso con el Señor de la Cena, para el que la banda tocó la Marcha Real, encadenada con "Cantemos al amor de los amores" y la marcha "Eucaristía". Poco a poco, el paso, de nuevo a las órdenes de Alfonso Morillo, fue girando a su derecha en dirección a la parte más estrecha de Placentines, por la que tras una parada se internó a los sones de "Amor de Madre", siguiendo después por el tercer tramo de esta misma calle antes de enfilar Francos.
Poco antes de abandonar la calle Francos, el paso se paró delante del altar que este año ha montado la Hermandad del Cerro, a la que se dedicó la levantá en dicho punto. Hay que tener en cuenta que la Cena fue hermandad madrina de la del Cerro y que incluso en la delantera del paso del Cristo del Desamparo y Abandono se puede ver el escudo de la cofradía del Domingo de Ramos y hasta una miniatura de orfebrería del Señor de la Cena.
A continuación, el paso afrontó la subida de la Cuesta del Rosario, donde sonaron las marchas "Sobre los pies te lleva Sevilla" y "Madrugá sevillana", antes de que girara a la calle Jesús de las Tres Caídas con "Alegoría de la Fe".
Por Odreros, Boteros y Sales y Ferré, el Señor de la Cena salió a la Plaza del Cristo de Burgos, que la recorrió a tambor hasta que al final, cruzando la Plaza de San Pedro y entrando a la calle Doña María Coronel, la Banda de Las Cigarreras interpretó la marcha "Divina Pastora de Cantillana".
En lugar de seguir por esta calle hasta el final y llegar a San Román en línea recta por Peñuelas, la cofradía siguió el recorrido tradicional girando a Gerona y a Capataz Manuel Santiago, donde se pudo escuchar la marcha "Y fue azotado", para continuar por la Plaza de los Terceros y la calle Sol. Como en el traslado de ida, el paso también se detuvo delante de su iglesia, cerrada a cal y canto, antes de continuar rumbo a su casa provisional.
Desde la calle Sol, el paso alcanzó finalmente la Plaza de San Román bajo un intensísimo sol que calentaba el ambiente, aunque afortunadamente no tanto como otros años en los que ir enchaquetado con un cirio o como costalero bajo el paso ha sido una auténtica hazaña.
Con la marcha "Silencio ante Herodes" recorrió el Señor de la Cena algunos de los pocos metros que le quedaban de itinerario hasta quedar parado delante de la puerta ojival. Los costaleros se dieron la vuelta bajo las trabajaderas y a continuación el paso se levantó a pulso y comenzó a caminar mientras la Banda de Las Cigarreras tocaba "Costalero del Soberano". Como ya es tradición, los músicos repitieron la parte final de la composición para enlazarla con la Marcha Real mientras el paso traspasaba el dintel del templo mudéjar, y ésta también se enlazó con "Cantemos al amor de los amores", con la que finalizó el traslado de regreso del Señor de la Cena.
Ya en el interior de la iglesia, donde la hermandad fue recibida por el párroco, Francisco José Blanc, el paso volvió a ser colocado en la nave del Evangelio, frente al altar de la Exaltación ubicado en la nave contraria. Acababa así una nueva participación de la Hermandad de la Cena en la festividad del Corpus Christi algo más de nueve horas después de una histórica salida desde San Román.
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