lunes, 23 de septiembre de 2019
LA PASTORA DE TRIANA DESAFIÓ A LA LLUVIA Y RECORRIÓ EL VIEJO ARRABAL
La cosa pintaba mal este sábado para la Hermandad de la Divina Pastora de Triana, que ya el año pasado tuvo que suspender su salida procesional por la lluvia. Las predicciones meteorológicas, el color del cielo y la leve llovizna caída momentos antes de la hora prevista para la salida hacían temer que, al igual que la Virgen de la Luz una semana antes, la Pastora de Triana se quedaría sin salir por segundo año consecutivo.
La puerta de la Parroquia de Santa Ana estaba entornada y, de vez en cuando, se veía a algún que otro hermano asomándose a la plazuela para ver qué pinta tenía la tarde. Por momentos, contrastaban los paraguas abiertos con la torre del templo y algunas fachadas de las calles engalanadas para una salida que debía ser inminente.
A las siete y cuarto estaba prevista la salida de la cofradía, aunque en un primer momento la junta de gobierno anunció que esperaría hasta las siete y media para reunirse y consultar nuevamente los partes de cara a tomar una decisión. Ésta, sin embargo, se retrasó más de lo esperado, ya que eran cerca de las ocho cuando finalmente se anunció la salida y poco después se abrieron las puertas de Santa Ana.
La Banda de Cornetas y Tambores Juvenil de las Tres Caídas comenzó a tocar la marcha "Cristo del Amor" y tomó la calle Pelay Correa, abriendo paso así al cortejo de la cofradía, encabezado por la cruz alzada entre ciriales, seguida por varios niños con cirios, el libro de reglas y las representaciones de las hermandades de la Anunciación de Juan XXIII, la Virgen de la Sierra, Araceli, la Pastora de Cantillana, la Pastora de Capuchinos, el Rosario del Barrio León, Madre de Dios del Rosario, el Carmen de Santa Ana y la Esperanza de Triana. Detrás iban el propio estandarte de la Pastora de Triana, la presidencia y el cuerpo de acólitos.
Comandado por el capataz Julián Huertas, el paso de la Pastora se dispuso a salir de Santa Ana, lo que hizo con el Himno de España interpretado por la Sociedad Filarmónica Nuestra Señora de la Oliva de Salteras, que coincidió con el lanzamiento de algunos cohetes desde el edificio situado en la esquina entre Pelay Correa y la calle que el Ayuntamiento de Sevilla le ha robado a Vázquez de Leca.
La Pastora vestía un nuevo manto confeccionado con sedas de colores procedentes del siglo XIX; el tono anaranjado de esta prenda iba a juego con muchas de las rosas de gran tamaño que adornaban el monte del paso. También había rosas en el granado situado a la espalda de la imagen, rememorando así la hermandad estampas antiguas del exorno del paso, mientras que en las esquinas se dispusieron grandes conjuntos de nardos.
Por otro lado, en la trasera se colocó una cesta con diversos dulces del convento de hermanas clarisas de Santa María de Gracia, como símbolo de las oraciones de la corporación por la vida consagrada.
Ya en la calle, la Banda de la Oliva interpretó "Salve, Pastora de Triana", composición que en su parte final incluye la propia salve, que fue cantada por muchos de los presentes. Por supuesto, no faltaron los habituales gritos, piropos, palmas y demás a la imagen.
Apenas habían pasado diez minutos de la salida del paso cuando llegó la lluvia. Con el paso en Pelay Correa, comenzaron a caer algunas gotas que llegaron a ser muy persistentes, lo que llevó a muchos a pensar que la hermandad se daría la vuelta. No lo hizo, pero sí que se instaló el nerviosismo en los hermanos, que comenzaron a empujar a la gente hacia adelante, lo que implicaba alejarse con rapidez precisamente del templo del que acababa de salir. Incluso se oyó alguna curiosidad, como cuando un hermano les dijo a los devotos piropeadores que cangrejeaban ante el paso que, si realmente querían a la Pastora, éste era el momento de demostrarlo... quitándose de en medio.
La lluvia del cielo se mezcló con la que en forma de pétalos caían de vez en cuando desde las azoteas del barrio. Pronto dejó de llover y, con algo más de tranquilidad, el paso giró hacia el segundo tramo de Pelay Correa a los sones de "Pastora de Capuchinos".
Desde Pelay Correa, la Divina Pastora giró a la calle Rodrigo de Triana mientras la Banda de la Oliva interpretaba "Virgen de los Negritos". Después, el paso se detuvo y uno de los miembros de la hermandad intentó encender los codales de los candelabros; tarea especialmente complicada tanto por la lluvia caída, como por los pétalos.
A continuación, a los sones de "Madre Hiniesta" siguió avanzando por Rodrigo de Triana, calle adornada con varias pancartas con frases de alabanza a la Pastora, algunas de ellas quizá demasiado rebuscadas, como de un tiempo a esta parte empieza a verse con demasiada asiduidad en determinados cultos externos.
Con el paso parado junto a un edificio donde se habían colocado algunas colgaduras pertenecientes a la Hermandad de la Divina Pastora de Santa Marina, se acercaron varios miembros de la Peña Sevillista Triana, que regalaron a la Pastora un ramo de flores. Y precisamente con la marcha "La Pastora de Triana" avanzó después mientras la noche terminaba de caer sobre la ciudad.
Seguían a la Pastora muchas personas, sobre todo en la amplitud de la calle San Jacinto, a la que el paso salió mientras sonaba la marcha "La Virgen de Sevilla". Fue un tramo muy breve de la principal vía de Triana la que recorrió el paso antes de meterse por Alfarería, a la que llegó con "Candelaria".
En Alfarería se vivió un momento muy esperado de la salida procesional, con el canto de sevillanas a la Pastora y su discurrir bajo el arco que adornaba la calle. Pero después también sería muy destacado, ya en su regreso a Santa Ana, el paso por la calle Pureza con su visita a la Capilla de los Marineros.
Precisamente, la lluvia volvió a hacer acto de presencia, ahora con mucha más fuerza que antes, cuando la cofradía estaba en Pureza, por lo que tuvo que refugiarse con la Virgen de la Esperanza y el Cristo de las Tres Caídas hasta que las nubes permitieron completar el itinerario y la Pastora entró de nuevo en la Parroquia de Santa Ana a eso de las doce y veinte de la noche.
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