viernes, 11 de octubre de 2019

LA VIRGEN DE LA CABEZA FUE RECIBIDA POR LOS PANADEROS EN SU CAPILLA


El pasado sábado tuvo lugar la salida procesional de la Hermandad Filial de Nuestra Señora de Cabeza, que en su recorrido visitó varios conventos y algunas hermandades cercanas a la Iglesia de San Juan de la Palma, entre las que, como novedad respecto a lo habitual en años anteriores, se encontró la Capilla de San Andrés, sede de la Hermandad de los Panaderos.
La salida coincidió en su horario con la de la Virgen del Rosario del Barrio León (ver), las seis y media de la tarde, momento en que se inició una procesión que pasó por la Capilla del Rosario de Monte-Sión, por los conventos del Espíritu Santo, las Hermanas de la Cruz y el Pozo Santo, así como por la Iglesia de la Misericordia, por los que igualmente pasó el sábado la Divina Enfermera (ver). Ambas hermandades, la Cabeza y la Lanzada, tienen cada año la habilidad de modificar sus recorridos coordinándose para evitar interrumpirse la una a la otra.
El cortejo de la Hermandad de la Virgen de la Cabeza estaba encabezado por la cruz de guía entre faroles. Detrás iban el simpecado y las representaciones de las hermandades filiales de Jerez y Palma del Río. A continuación, veíamos las dos grandes banderas que ante cada una de estas visitas a otros templos se ponían en los lados de las puertas junto al paso.
Continuaba el cortejo con el libro de reglas y el nuevo guión de Caminos que se estrenó el pasado mes de junio en la procesión del Corpus de la Catedral (ver), bordado por el taller de Santa Clara, asta de Artesanía Santos y pintura de Pedro J. López Marcos. Finalmente, iban varias mujeres con mantillas blancas y el estandarte corporativo de la cofradía sevillana.











La Banda de Música de la Cruz Roja se encargó un año más del acompañamiento de la Virgen de la Cabeza, que estrenaba el rostrillo, bordado en oro sobre lamé del mismo metal también por el taller de bordados de Santa Clara.
Tras visitar la Iglesia de la Misericordia, la hermandad evitó pasar por la Plaza de la Encarnación, donde se celebraba un concierto, y discurrió por las calles José Gestoso y Arguijo para salir a Laraña, desde la que giró a Orfila mientras sonaba la marcha "Nuestro Padre Jesús".
Los codales que escoltan a la rosa de oro que va en la delantera del paso siempre tienen una decoración pictórica que, en este caso, fue realizada por Sheila Criado, autora del cartel anunciador de la salida (ver). Uno de ellos, una silueta de la Virgen de la Cabeza con el emblema de Sevilla, estaba dedicado al 75 aniversario de la Virgen de Andújar, titular de la hermandad matriz tallada en 1944 por José Navas Parejo para reemplazar a la destruida en la Guerra Civil. El otro codal tenía el logotipo del centenario de la marcha "Amarguras", como gesto de cariño con la Hermandad de la Amargura con la que la Virgen de la Cabeza sevillana comparte sede.
Por la calle Orfila sonaría después la marcha "Reina de la Caridad", con la que el paso, comandado por Manuel Roldán Rojas, giró hacia la Capilla de San Andrés, en cuya puerta recibió a la Virgen una representación de la Hermandad de los Panaderos. El paso no se limitó a girar ante la hermandad, sino que entró al completo en la capilla hasta quedar detenido justo delante de la Virgen de Regla, que estaba expuesta en besamanos (ver).


























Tras tocar el llamador un miembro de la junta de gobierno de los Panaderos, el paso de la Virgen de la Cabeza, adornado con nardos, gladiolos, rosas, astromelias y eucalipto, se dio la vuelta para salir de la capilla de nuevo a la calle Orfila, siendo recibida por la Banda de la Cruz Roja con la interpretación de "Procesión de Semana Santa en Sevilla".
A continuación, la Virgen se dirigió a la Plaza Fernando de Herrera, donde recibió dos petaladas diferentes a los sones de "Macarena", de Abel Moreno, y después fue el turno de "Morena de luz de luna" por la estrechez de Daoiz hasta la puerta ojival de la Parroquia de San Andrés, donde fue recibida por una representación de la Hermandad de Araceli.






















Los cofrades de la Virgen de Araceli regalaron un ramo de flores a la Virgen de la Cabeza y a continuación el paso se levantó y se dispuso a continuar su camino mientras la banda tocaba "Morenita y pequeñita", a la que después siguió "¿Quién te vio y no te recuerda? Saeta jerezana" al alcanzar la Plaza de San Andrés.
Desde ahí, el paso se encaminó a la calle Don Pedro Niño, por la que se pudo escuchar "Coronación de la Macarena". Después la banda se limitó a tocar la palillera por el tramo de pronunciadísima estrechez que tiene esta calle, a lo que se añadió como dificultad la deficiente iluminación existente al final.
Una vez fuera de dicha calle, la Virgen de la Cabeza tomó Amparo con "Esperanza Macarena", con la que llegó a la Capilla de la Divina Pastora, cuya hermandad también estaba en la puerta recibiendo a su vecina de San Juan de la Palma. Al tenerla delante, los cofrades pastoreños cantaron la Salve.





















Tras levantarse a pulso, el paso de la Virgen de la Cabeza se dirigió a la calle Madre María de la Purísima de la Cruz mientras la Banda de la Cruz Roja interpretaba el "Ave María" atribuido a Caccini. En dicha calle, el capataz dedicó una levantá a Ángel, que en una tarde de mucho calor había ejercido de aguador, por lo que desde debajo del paso a los costaleros les salió un "¡olé!" al escuchar la dedicatoria.
Seguidamente, el paso continuó de nuevo con "Morenita y pequeñita" hasta San Juan de la Palma y después, parado ya cerca de la puerta del templo, los costaleros pidieron una levantá por Paco de la Rosa. Minutos después, la banda enlazó las marchas "Tras tu verde manto" y "Pasan los campanilleros" mientras el paso giraba ante la puerta momentos antes de entrar.
La última levantá también tuvo su dedicatoria, en este caso a Santiago, uno de los guardias civiles que acompañaban a la cofradía y que este año se jubila. Ya en silencio, el paso se dispuso a entrar en San Juan de la Palma, realizando la entrada a las doce menos veinte de la noche con el Himno de España.


















Ya dentro del templo, los miembros de la Banda de la Cruz Roja volvieron a tocar "Morenita y pequeñita" mientras el paso se movía hasta el presbiterio, quedándose definitivamente parado ante la María Santísima de la Amargura y entre varios vivas a la Virgen de la Cabeza.


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