Nuestra Señora de las Mercedes, de la Hermandad de la Puerta Real, recorrió el sábado las calles de la zona del Museo y San Vicente en su tradicional salida procesional, una vez celebrados el triduo y la función principal en su honor.
Un año más, la cofradía salió a la calle desde la Capilla del Museo, a la que el mismo día de su festividad, el pasado martes 24, se trasladó en rosario vespertino sobre su paso procesional. La procesión comenzó a las siete y media de la tarde y llevó a la Virgen de las Mercedes a pasar en primer lugar por el convento mercedario de San Gregorio y después por la Iglesia de San Antonio Abad, antes de acercarse de nuevo a las inmediaciones del Museo de Bellas Artes para adentrarse por las callejuelas de San Vicente, punto muy destacado en el itinerario habitual de esta hermandad.
El cortejo se abría con la cruz de guía entre faroles y detrás venían el libro de reglas, el guión de la Coronación y el estandarte corporativo, antes de la presidencia y el cuerpo de acólitos, que llevaba seis ciriales.
Mendoza Ríos es la calle donde se vivieron los momentos más intensos de esta salida procesional de las Mercedes de la Puerta Real. A ella llegó el paso con la marcha "Rosario de Monte-Sión", interpretada por la Banda de Música de La Puebla del Río.
La calle estaba perfectamente engalanada con colgaduras, arcos y emblemas mercedarios. En una de las paradas, desde un balcón y acompañado de la guitarra, un hombre le cantó a la Virgen de las Mercedes. Después, se dedicó una levantá a los vecinos de la calle, de los que el capataz, José García Monge, a quien acompaña Francisco Loza, dijo que pasan todo el año esperando a la Virgen y la adornan para este momento.
A continuación, la Virgen de las Mercedes siguió avanzando por Mendoza Ríos y recibió dos petaladas a los sones de "Macarena", de Abel Moreno; la segunda de ellas fue especialmente intensa, lo que obligaría en la siguiente parada al hombre de la caña a emplearse a fondo para volver a encender los codales apagados de los candelabros.
El paso contaba con un exorno floral compuesto de rosas, lilium, nardos, astromelias y gladiolos de tonalidades blanca y rosa, y con dos codales decorados por Juanma González y dedicados a la donación de órganos y a los cristianos perseguidos en todo el mundo.
La Virgen, por su parte, vestía al completo de color blanco, colores propios del hábito mercedario, con el manto liso de tisú de plata de María Dolores y Vicente Ramos Cadaval (2012), la saya bordada en oro sobre tisú del matrimonio Rincón (1963), el escapulario bordado por Mariano Martín Santonja (2013) y la toca de malla con bordados en oro de Rincón (1974) y enriquecida por José Manuel Lozano (2007). Además, portaba la corona y el cetro de oro de Villarreal (1972).
Con la marcha "Esperanza Macarena", y ante una gran cantidad de gente, pese a la estrechez de estas calles, la Virgen de las Mercedes dejó atrás Mendoza Ríos para tomar Alfaqueque. Aquí, se hizo una levantá por Manuel Martín Fajardo, quien ha sido el pregonero de las Glorias 2019 y es el diputado mayor de gobierno de la Hermandad de las Mercedes.
Más adelante, la Banda de La Puebla tocó "Azul y plata" y posteriormente una doble interpretación de "Coronación de la Macarena" mientras el paso giraba a Antonio Salado, donde igualmente sonaría después "Esperanza de Triana Coronada" mientras caían más pétalos sobre la Virgen.
Desde Antonio Salado, ya muy cerca de su capilla, la Virgen de las Mercedes salió a la Puerta Real con el "Ave María" conocido como de Caccini, aunque su autor real fuera Vladimir Vavilov. Después, en el giro al tramo de la Puerta Real que se corresponde con la calle Alfonso XII, sonó "La Estrella Sublime", seguida luego por la marcha "Puerta del Cielo".
La última composición que la Banda de La Puebla interpretó para la Virgen de las Mercedes fue "Encarnación Coronada", con la que el paso se colocó ante la puerta de la capilla, desde la que recibió una última petalada.
Un hermano subió entonces al paso para plegar la parte más alta de la ráfaga de plata de la Virgen de las Mercedes. Posteriormente, el capataz hizo que se levantara el paso y se plegaron también los zancos para permitir que los costaleros se agacharan y se pudiera producir la entrada. Antes, la última levantá se hizo por las madres de los costaleros, pero también por todas las madres del mundo.
Plegados los zancos, el paso avanzó lentamente y en silencio hacia la capilla y entró con mucho cuidado y con cierta complejidad, debido a las pequeñas dimensiones de la puerta.
Pasados algunos minutos de las doce y diez de la noche, la Virgen de las Mercedes regresaba con el Himno de España a su capilla de la Puerta Real, de la que estuvo ausente durante cuatro días.
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