martes, 5 de noviembre de 2019
BESAPIÉ EXTRAORDINARIO AL CRISTO DE LA CONVERSIÓN POR SU CUARTO CENTENARIO
Dentro de los cultos extraordinarios que la Hermandad de Montserrat viene celebrando con motivo del cuarto centenario de la realización del Santísimo Cristo de la Conversión por parte de Juan de Mesa, este fin de semana la imagen estuvo expuesta en besapié en la capilla de la corporación.
Se ha tratado, sin duda, de un gran acierto en una hermandad que celebra cada año el besapié y besamanos a sus titulares de forma simultánea el fin de semana del Domingo de Pasión; pero en esta ocasión el Cristo era el único protagonista, lo que permitió colocarlo en posición vertical, como también ocurre algunos años en su besapié anual, pero al no estar la dolorosa en besamanos se pudo ubicar en el centro y los devotos pudieron rodearlo, subrayando así la gran envergadura de un crucificado realmente impresionante.
El Cristo de la Conversión estaba situado a la altura de los retablos laterales, que estaban presididos por la Virgen de Montserrat y Santa María Magdalena. De hecho, parecía que el Cristo y su Madre se buscaban la mirada, dando lugar a una escenografía llena de fuerza. A los pies del Cristo había una estructura que ocultaba la sujeción de la imagen al suelo y que contaba con escalones a un lado y a otro para permitir la subida y bajada de los devotos para besar los pies. Esta estructura, que contaba con una tela de damasco rojo, estaba adornada con uno de los paños laterales de los respiraderos del paso de palio de la Virgen de Montserrat.
Para este besapié extraordinario, el Cristo de la Conversión lucía las potencias de plata del siglo XVIII, el INRI de metal plateado de 1748 y los casquillos de la cruz también de metal plateado del siglo XIX, los mismos elementos con los que salió a las calles para presidir la pasada Cuaresma el Vía Crucis de las Cofradías (ver).
Por otro lado, en la base de la cruz había una pieza de terciopelo rojo y un cordón con borlones, y alrededor de ella estaban cuatro de los faroles de los candelabros traseros del palio. Además, el exorno floral era al completo de color blanco, formado por diversas especies, como lisiantum, margaritas y claveles.
Esas mismas flores se veían en los retablos laterales, con dos jarras en cada uno de ellos, además de cuatro candeleros con cera blanca. Y al fondo, ante el dosel de cultos que durante estos meses preside en solitario el Cristo de la Conversión, se encontraba el respiradero frontal del palio, sobre el que estaban el sagrario y seis candeleros; y delante había varias jarras más. Finalmente, el estandarte corporativo entre faroles estaba en el lado izquierdo, y la cruz alzada con manguilla entre ciriales en el derecho.
Además del besapié extraordinario, que tuvo lugar entre el viernes y el domingo, el mismo día de Todos los Santos el cardenal y arzobispo emérito de Sevilla Fray Carlos Amigo Vallejo ofició una misa solemne por el cuarto centenario del crucificado de Juan de Mesa.
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