lunes, 4 de noviembre de 2019
SANTA CATALINA VIO SALIR A LA PATRONA DE SU FELIGRESÍA, LA VIRGEN DEL ROSARIO
La Virgen del Rosario, al igual que la del Carmen (ver), de la misma hermandad, y Santa Lucía (ver), volvió a salir de la Iglesia de Santa Catalina dieciséis años después y cuando faltan algo más de tres semanas para que se cumpla el primer aniversario de la esperada reapertura del templo mudéjar. Finalmente, sólo la Exaltación, que era la que tenía que haber inaugurado las salidas procesionales de nuevo desde Santa Catalina, se quedó este año sin salir por la lluvia, aunque al menos en Cuaresma sí que salió el crucificado en vía crucis (ver).
La Hermandad del Carmen y Rosario cerró el día de Todos los Santos los cultos en honor a la que es Patrona de la feligresía de Santa Catalina con una salida procesional que siguió un recorrido muy diferente al de la Virgen del Carmen el pasado 16 de julio.
A las seis y media de la tarde comenzaba la salida de la cofradía. La cruz de guía entre ciriales abría el cortejo, seguida del impresionante simpecado y las representaciones de las hermandades de Santa Lucía y la Exaltación con sus estandartes corporativos delante del propio de la Hermandad del Carmen. El párroco de San Román y Santa Catalina, Francisco José Blanc, formó también parte del cortejo junto a una representación de la Real Liga Naval, que mantiene una estrecha relación con la cofradía; de hecho, ambas imágenes marianas han sido condecoradas con la Gran Cruz del Mérito Naval por parte de dicha institución.
Antes de que el paso de la Virgen del Rosario saliera a la calle, la Asociación Musical de La Algaba tocó desde fuera el Himno de Andalucía. No fue hasta que se produjo la salida, con el paso comandado por Emilio Moreno, cuando interpretó el Himno de España.
Lilium y rosas tanto moradas como blancas conformaban el exorno floral del paso, al que se unían en los centros de los costeros varios gladiolos. En cuanto a la Virgen, vestía sus habituales prendas procesionales, con el manto rojo y la saya blanca, ambos bordados en oro.
Una vez en la calle, el paso giró hacia la calle Santa Catalina con la marcha "Encarnación Coronada", con la que llegó hasta la Plaza Ponce de León.
El itinerario siguió cruzando hacia la calle Santiago, a la que llegó el paso a los sones de la marcha "Aquella Virgen". Después, sería el turno de las composiciones "La Estrella Sublime" y "El Refugio de María", avanzando a un ritmo constante sin caminar demasiado despacio.
Una pequeña talla de San Juan Bautista Niño iba como es habitual en el frontal de este paso que, cuando esté dorado, dará como resultado una de las obras más interesantes en lo que a talla reciente de pasos de gloria se refiere.
Desde Santiago, la Virgen del Rosario giró a Cardenal Cervantes mientras la banda de La Algaba tocaba "Rocío". Más adelante, tras una chicotá a tambor, el paso seguiría avanzando con "El Cachorro. Saeta sevillana".
En este punto, el cortejo tomó el lado derecho de la Plaza de San Leandro, pero el paso se acercó hasta la puerta del convento del mismo nombre, al que llegó con la marcha "Candelaria". Al igual que ocurrió cuando pasaron por allí Santa Lucía y la Virgen de la Encarnación, las puertas grandes del convento no pudieron abrirse por su mal estado, por lo que las hermanas agustinas tuvieron que ver a la Virgen del Rosario asomadas únicamente a las pequeñas. En cualquier caso, le dedicaron un cántico con el paso detenido ante ellas.
El capataz dedicó la levantá a las religiosas y a continuación el paso se dispuso a volver a su lugar en el cortejo mientras sonaba en dos ocasiones el "Ave María" atribuido a Caccini, aunque es obra en realidad de Vladimir Vavilov.
Posteriormente, tras una parada en la que se aprovechó para realizar un relevo de costaleros, la Virgen del Rosario de Santa Catalina tomó la calle Alhóndiga, a la que llegó con "Virgen de Montserrat", seguida posteriormente por "Cristo de la Sangre".
Desde ahí, la Virgen del Rosario siguió por Almirante Apodaca hasta San Pedro, y luego se internó por Doña María Coronel y Gerona hacia la Plaza de los Terceros. En Bustos Tavera se detuvo ante la Hermandad de la Mortaja y por Peñuelas salió a San Román, a la que ha sido su casa durante tres lustros. Finalmente, por la calle Sol, con parada ante la Hermandad de la Cena, regresó a Santa Catalina a eso de las once de la noche.
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