lunes, 4 de noviembre de 2019

BESAPIÉ PARA LA REFLEXIÓN AL SANTO CRISTO DE LA PAZ DE LOS HUMEROS


El Santo Cristo de la Paz, de la Hermandad del Rosario de los Humeros, estuvo expuesto en besapié durante las jornadas de Todos los Santos y los Fieles Difuntos; un culto que repitió el significado del montaje de los últimos años, en el que el encuentro con este Cristo de pequeño tamaño se convirtió en un motivo de reflexión sobre la fugacidad de los bienes y reconocimientos materiales, y su contraposición con la espiritualidad, la fe y la oración como vías para la salvación y la vida eterna.
Como en las pinturas de Valdés Leal del monumental Hospital de la Caridad, el montaje de este besapié mostraba a un lado y a otro diferentes enseres relativos a ambas facetas de la vida, separadas por varias sacras a los pies del dosel de cultos de la hermandad. Este dosel se encontraba ante un cortinaje de damasco rojo que cubría parcialmente el retablo de la capilla, mientras que a un lado y a otro había tres candeleros metálicos con velas blancas de gas.
El crucificado de la Paz estaba en el presbiterio alto de la capilla, sobre sus tres escalones, y elevado en la peana procesional de la Virgen del Rosario, la cual durante este culto ocupaba el retablo del propio Cristo. A los pies de la talla veíamos un cáliz, una calavera alusiva a la de Adán en el Calvario y cardos secos, que eran las únicas flores que adornaban el besapié.
Flanqueando al Santo Cristo de la Paz, que llevaba un sudario textil sobre el que tiene tallado, se dispusieron dos columnas de madera en su color que sostenían sendos candelabros plateados con cinco velas blancas cada uno, mientras que en el suelo, junto a la peana, había dos artísticos faroles. Por último, hay que mencionar la presencia en el presbiterio bajo de cuatro altos blandones dorados con cirios blancos serigrafiados con el escudo de la hermandad.






























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