La Hermandad de la Reina de Todos los Santos ha celebrado este año antes la salida procesional que el besamanos. Por este motivo, fue el pasado domingo día 3 cuando la cofradía de gloria llevó a cabo su salida por las calles de la feligresía de Omnium Sanctorum; una procesión que es siempre muy seguida por numerosos cofrades y devotos que acompañan a la magnífica talla de Roque de Balduque sobre su impresionante paso procesional.
La salida comenzó a las seis y cuarto de la tarde, con un cortejo ante el que se situó la característica cruz de guía de madera tallada y dorada en el siglo XIX por un autor desconocido. Tras un tramo de hermanos con cirios iban el banderín de la Escuela Parroquial de Nuestra Señora Reina de Todos los Santos, más hermanos con cirios, el guión asuncionista, otro tramo de cirios y la bandera concepcionista.
A continuación, era el turno de las hermandades de la parroquia: Carmen de Calatrava, Carmen Doloroso y Javieres. Y detrás, el simpecado separaba los dos últimos tramos de hermanos con cirios, mientras que el estandarte corporativo se situaba antes de la presidencia y del cuerpo de acólitos. Hay que destacar que los faroles que escoltan tanto la bandera concepcionista como el simpecado pertenecieron a la Hermandad del Nazareno de Jerez y conservan su emblema en la parte inferior.
Antonio Santiago y su hijo volvieron a ejercer de capataces de la Reina de Todos los Santos, cuyo paso estaba adornado con gladiolos, nardos, rosas y azucenas, entre otras flores todas de color blanco. Aún era de día cuando el paso atravesó la puerta ojival de Omnium Sanctorum y se pudo apreciar el manto que vestía la Virgen este año, que era el rosa, bordado en oro a realce y sedas en el siglo XVIII y enriquecido en 1800.
La Banda de Música del Maestro Tejera, dos días después de acompañar a la Virgen del Rosario de San Vicente (ver), hizo lo propio con la Reina de Todos los Santos, a la que recibió con el Himno de España. Después, tras una parada, el paso comenzó su recorrido girando a la derecha en la calle Feria a los sones de la marcha titulada precisamente "Reina de Todos los Santos".
Por una calle Feria bastante repleta de gente, la Reina de Todos los Santos, imagen que es una auténtica delicia y a la que acompañan en su paso San Basilio, San Lorenzo, San José, San Pedro, Santo Domingo de Guzmán, Santa Catalina y San Miguel, avanzó después a los sones de "Virgen de las Aguas". A continuación, giró a su izquierda para continuar por Relator mientras la Banda de Tejera tocaba "La Esperanza de Triana", composición de Farfán incluida en un repertorio muy escogido, como se podría comprobar a lo largo de todo el recorrido.
"Que se entere todo el mundo de cómo se pasea a la Madre de Dios por Sevilla; y el que no sepa, que aprenda", decía Antonio Santiago por Relator para animar a la cuadrilla de la Reina de Todos los Santos, que seguidamente regaló a quienes la contemplaban por esta zona un momento sublime. La Banda del Maestro Tejera empezó a tocar "La Madrugá" al tiempo que el paso, muy lentamente, hacía una revirá muy bien trabajada para internarse por el Pasaje González de Quijano; un callejón que suele formar parte del recorrido de esta cofradía, aunque el año pasado, por ejemplo, no se incluyó cuando la Reina de Todos los Santos atravesó la Alameda de Hércules y visitó la Capilla del Carmen de Calatrava, algo que no ocurría desde hacía trece años (ver).
Desde el Pasaje de González de Quijano, la cofradía discurrió por Peris Mencheta y a continuación tomó Guadiana para salir a Correduría, calle a la que giró a los sones de "Macarena" (Emilio Cebrián). Seguidamente, por esta calle por la que este año han pasado las tres hermandades con sede en Omnium Sanctorum (el Carmen Doloroso por la lluvia que trastocó el recorrido de vuelta -ver-), fue el turno de la composición "Dulce Nombre de Jesús".
"Virgen de Montserrat" fue la marcha elegida para que la Reina de Todos los Santos dejara atrás Correduría y tomara Conde de Torrejón, por la que después la Banda de Tejera tocó "Esperanza Macarena" y, después de una parada, "Virgen del Dulce Nombre" para la revirá a la calle Marco Sancho. Más tarde, sonó "Dolores" al tomar Quintana, antes de salir de nuevo a la calle Feria con la marcha "Todos los Santos".
Se acercaba poco a poco el final de esta salida procesional de tres horas y media de duración. La interpretación en dos ocasiones de "Coronación de la Macarena" sirvió para que la Reina de Todos los Santos pasara de un tramo de Feria a otro, con un doble giro en la confluencia con Cruz Verde.
La cantidad de gente que acompañaba a la cofradía no se reducía. Muchos comentaban el pronunciado cimbreo de los altísimos candelabros de guardabrisas, especialmente en cada levantá, una inequívoca seña de identidad de este paso.
Para el último tramo de Feria hasta llegar a la altura de la Parroquia de Omnium Sanctorum, la Banda de Tejera tenía preparadas las marchas "Pasa la Virgen Macarena" y de nuevo "Reina de Todos los Santos", con la que el paso se detuvo mirando hacia la puerta de su templo.
La última marcha que la Banda de Tejera tocó para la Reina de Todos los Santos fue "Soleá, dame la mano". Con ella, el paso realizó un lento giro de ciento ochenta grados ante la puerta ojival de uno de los templos más antiguos de Sevilla, con ese estilo gótico-mudéjar tan presente en el casco histórico de la ciudad.
La Virgen de Balduque se detuvo ya con la mirada dirigida hacia la calle. El Niño, por su parte, mantiene siempre la suya hacia la Madre, a la que cariñosamente intenta tocar la cara extendiendo su mano derecha. Sin duda, estamos ante una de las imágenes letíficas más emotivas de las que procesionan por las calles a lo largo del año.
Una levantá a pulso supuso la despedida de la Reina de Todos los Santos de su calle Feria, tras la que volvió a entrar en Omnium Sanctorum con la siempre solemne interpretación del Himno de España por parte de la Banda de Tejera.
Pasaban algunos minutos de las diez menos diez de la noche cuando la Reina de Todos los Santos, entre sus cimbreantes candelabros, avanzaba hacia atrás hasta el presbiterio del templo; el mismo donde este fin de semana recibirá los besos de sus devotos.
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