miércoles, 6 de noviembre de 2019

PRIMERA SALIDA DEL ROSARIO DE SAN VICENTE TRAS SU RESTAURACIÓN


El pasado 1 de noviembre tuvo lugar la salida procesional de Nuestra Señora del Rosario, de la Hermandad de las Siete Palabras, en la que por primera vez pudo verse en las calles a la imagen después de la restauración llevada a cabo por Pedro Manzano y que ha durado cerca de diez meses (ver).
La salida letífica de la cofradía de San Vicente se había iniciado a las seis de la tarde, con la Banda de Cornetas y Tambores Esencia abriendo el cortejo. Las insignias utilizadas en esta salida procesional fueron la cruz de guía entre ciriales, el guión del Rosario y el estandarte corporativo, sumándose también las representaciones de diversas hermandades.





En el itinerario marcado para esta salida procesional de la Virgen del Rosario de San Vicente se incluyeron las visitas a las hermandades de las Mercedes de la Puerta Real y del Museo. Y cumplimentadas ambas por ese orden, la cofradía dejó atrás la Plaza del Museo para tomar la calle Monsalves, lo que hizo a los sones de la marcha "Cristo de Vera-Cruz", interpretada por la Banda de Música del Maestro Tejera, que es la encargada de acompañar musicalmente a la titular letífica de las Siete Palabras.
El exorno floral del paso, que estaba compuesto por la parihuela y respiraderos del paso de palio de la Virgen de la Cabeza y los candelabros del paso del Cristo de las Siete Palabras, contaba con astromelias, lisiantum y lilium, a los que en las esquinas se sumaban los nardos.
Con "Procesión de Semana Santa en Sevilla", la Virgen del Rosario giró de Monsalves a Almirante Ulloa, y posteriormente pasó a Alfonso XII con "Nuestra Señora de Guadalupe". Rufino Madrigal era el capataz del paso, que a continuación se adentró por la calle Santa Vicenta María mientras la Banda de Tejera tocaba "La Virgen de la Cabeza".





















La restauración de la Virgen del Rosario era el principal estreno de este año, pero no el único, dado que también han sido restauradas las piezas de orfebrería de la Virgen y del Niño, labor llevada a cabo por Orfebrería Andaluza. Además, entre los broches que la imagen llevaba en el pecherín se podía ver uno con el anagrama de María realizado en plata de ley y cristal de Swarovski, donado por un grupo de hermanos.
La Virgen del Rosario, que vestía su manto procesional, que es el mismo que cada Miércoles Santo utiliza la Virgen de la Cabeza, continuó su camino por Santa Vicenta María a los sones de "Como tú, ninguna", con la que salió a Virgen de los Buenos Libros.














Para la última recta del recorrido, formada por Virgen de los Buenos Libros y Cardenal Cisneros, la Banda de Tejera tocó "La Esperanza de Triana", "El Cachorro. Saeta sevillana" y "Sevilla cofradiera". Por Cardenal Cisneros la cofradía tuvo que caminar entre las vallas que delimitan las obras que se vienen realizando desde hace varios meses en la zona. De hecho, nada más pasar, hubo que colocar una de las vallas que impiden a los coches circular por allí.
















La última marcha que la banda tocó tras la Virgen del Rosario fue "Santísimo Cristo de las Siete Palabras". Con ella, el paso alcanzó la puerta de la Parroquia de San Vicente y giró ante ella, deteniéndose para que los costaleros se dieran la vuelta bajo las trabajaderas.
Rufino Madrigal quiso dedicar la última levantá a los hermanos de las Siete Palabras que por diversos motivos no habían podido asistir a la procesión, así como a los propios costaleros. "Yo presumo de ustedes", les dijo.
Seguidamente, el paso se levantó y en silencio entró en el templo, tras cuya maniobra la Banda de Tejera interpretó el Himno de España.










Eran las diez menos veinte de la noche cuando el paso de la Virgen del Rosario se quedó definitivamente detenido ante el altar de la Virgen de los Desamparados, a los pies de la nave de la Epístola.

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