miércoles, 27 de noviembre de 2019

BESAMANOS EN EL BARATILLO A MARÍA SANTÍSIMA DE LA CARIDAD EN SU SOLEDAD


Para finalizar los cultos anuales en su honor, la Hermandad del Baratillo celebró el pasado domingo el besamanos a María Santísima de la Caridad en su Soledad, que se presentó a los devotos en el presbiterio de la Capilla de la Piedad sobre una peana de plata elevada a su vez sobre otra más ancha de madera y con tela de color rojo en su parte superior.
La Virgen de la Caridad estaba vestida con el manto procesional, bordado en oro sobre terciopelo morado por Manuel Elena Caro en 1964, toca de sobremanto de malla bordada y saya blanca de tisú también bordada, obra de Francisco Carrera Iglesias de 2006. Además, lucía la corona de salida, mientras que en el pecherín llevaba la réplica de la Medalla de la Ciudad de Sevilla, un puñal y un pequeño broche con forma de flor.
La dolorosa de José Manuel Rodríguez Fernández-Andes ofrecía a los devotos su mano derecha y sujetaba un rosario con la izquierda, que la tenía a una altura mayor que la derecha.
Detrás, ante el camarín de la Virgen de la Piedad estaban el techo y la bambalina frontal del paso de palio, así como dos de sus varales. Y delante, sobre el banco del retablo, se dispusieron varias jarras con rosas de color rosa, un centro con las mismas flores y varios candeleros con cera blanca. Asimismo, sobre sendas columnas de madera dorada con fuste salomónico y capitel corintio había otras dos jarras del palio y dos candelabros de plata con nueve finas velas blancas cada uno.
El montaje del besamanos a la Virgen de la Caridad se completaba con la presencia del estandarte corporativo en el lado izquierdo del presbiterio, mientras que la Virgen de la Piedad y el Cristo de la Misericordia estaban en el lado derecho del crucero, donde habitualmente recibe culto la Caridad.



































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