miércoles, 13 de noviembre de 2019
EL BESAMANOS CERRÓ ESTE AÑO LOS CULTOS A LA REINA DE TODOS LOS SANTOS
Al haberse celebrado este año la procesión (ver) antes que el besamanos, ha sido éste el último de los cultos anuales que la Hermandad de la Reina de Todos los Santos ha dedicado a su imagen titular. Así, fue el pasado fin de semana cuando la imagen que tallara Roque de Balduque ofreció sus manos a los devotos en medio de un cuidado y detallista montaje que se extendía en el presbiterio bajo de la Parroquia de Omnium Sanctorum.
Para este besamanos, la Virgen de Todos los Santos fue vestida sobre sus ropajes tallados con el manto de terciopelo rojo bordado en oro a realce de finales del siglo XVIII y de autoría anónima. Asimismo, llevaba la toca de sobremanto de tul bordada en oro, seda y pedrería, del siglo XIX, y sus habituales enseres de orfebrería labrados en plata sobredorada.
Se encontraba elevada sobre una peana de madera dorada y a su vez sobre una alfombra central que destacaba en medio del tejido rojo que delimitaba todo el espacio ocupado por el montaje del besamanos. Por otra parte, la Virgen estaba flanqueada por las dos jarras de madera dorada y policromada de su paso procesional con crisantemos blancos. Cada jarra se disponía sobre sendos pies de base cuadrada ocultos tras bandejas de plata.
Más separados de la imagen se colocaron, también sobre pies de base cuadrada, los dos grupos de santos que la acompañan tanto en el paso como en su baldaquino durante todo el año. A la derecha estaban San Pedro, Santo Domingo de Guzmán y Santa Catalina, y a la izquierda San Basilio, San Lorenzo y San José.
Delante de todo el conjunto se ubicaron cuatro grandes blandones dorados con cirios blancos, dos a cada lado, y entre cada pareja una jarra plateada con más flores como las mencionadas antes, que también estaban en otras dos jarras situadas al fondo y en varios centros colocados en el suelo. Además, hacia los extremos de los blandones estaban el estandarte corporativo a la izquierda y la bandera concepcionista a la derecha.
En los laterales del montaje se podían ver dos grandes candelabros de madera dorada y otros dos más pequeños plateados sobre columnas rojas de base cuadrada. Y detrás de la Reina de Todos los Santos, a un lado y a otro, había unas mesas tapadas con damasco rojo y paños blancos de encaje con pequeños candelabros plateados de cinco velas blancas, candeleros y enseres litúrgicos, y detrás asomaban los faroles que en la salida procesional escoltan al simpecado y a la bandera concepcionista, procedentes en su origen de la Hermandad del Nazareno de Jerez.
Finalmente, hay que apuntar la presencia junto a estas mesas de hasta cuatro estilizados candelabros de madera dorada de gran altura con tres velas blancas cada uno, mientras que al fondo el baldaquino estaba ocupado por el simpecado de la hermandad, y ante él varios candeleros y algunas jarras y crisantemos.
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