EL SEÑOR ORANDO EN EL HUERTO FUE AL ESPÍRITU SANTO PARA SUS CULTOS

Como ya hiciera la Virgen del Rosario el pasado mes de octubre (ver), este viernes era trasladado el Señor Orando en el Huerto de la Hermandad de Monte-Sión hasta el Convento del Espíritu Santo, donde entre los días 4 y 8 de febrero tendrá lugar el quinario en su honor, así como la función solemne del día 9.
A las ocho de la tarde se inició el traslado con un brevísimo cortejo que abría la cruz alzada entre ciriales. Detrás iban el estandarte corporativo y un trío de música de capilla de la Banda de la Cruz Roja. A continuación, iban los ciriales y las andas con el Señor, que fueron nuevamente cedidas por la Hermandad de la Resurrección.
Sobre una peana de madera, el Señor iba vestido con túnica lisa de terciopelo azul y un mantolín de color burdeos con bordados en oro. Asimismo, llevaba unas potencias que no son las que suele lucir cada Jueves Santo en su estación de penitencia.
Tras salir de la capilla a la calle Feria, el Señor tomó la Plaza de Monte-Sión, pasando después a la Plaza de los Maldonados en dirección a la calle Laurel.

Desde Laurel, y siguiendo el itinerario que también recorrió en octubre la Virgen del Rosario, el Señor Orando en el Huerto, que iba sobre un exorno a base de hojarasca y con dos faroles de plata, siguió por Castellar para después girar a la calle Espíritu Santo.

En poco más de media hora desde la salida, el Señor Orando en el Huerto alcanzó el Convento del Espíritu Santo y entró en él, dirigiéndose en primer lugar hacia la zona de clausura para que las hermanas comendadoras le rezaran un Padre Nuestro. A continuación, los hermanos de Monte-Sión movieron nuevamente las andas para dejarlas en la zona del templo conventual del lado del Evangelio, justo enfrente de la puerta por la que acababa de entrar.

Hasta el martes 11 permanecerá el Señor de Monte-Sión en el Convento del Espíritu Santo. Será ese día, a la misma hora que el traslado de ida, cuando emprenda el regreso a su capilla, donde ese fin de semana estará expuesto en besapié para cerrar así sus cultos anuales.