La Hermandad de Pasión y Muerte ha concluido este viernes los cultos anuales en honor a Nuestra Señora del Desconsuelo y Visitación con el rezo del Santo Rosario en el interior de la Parroquia del Buen Aire, al no poder salir las calles como marcan las reglas de esta corporación trianera del Viernes de Dolores, y como hizo el año pasado precisamente en el día de la festividad de la Visitación de la Virgen (ver).
Ha sido un rosario dedicado a rogarle a la dolorosa por el fin de la pandemia del coronavirus y por el eterno descanso de todos los que han fallecido por su causa. Además, también se ha rezado por la pronta recuperación de Marcial Martínez, miembro de la junta de gobierno que recientemente ha sido intervenido quirúrgicamente.
Durante este rosario, así como durante los cultos anteriores (el triduo del 28 al 30 de mayo y la función solemne del 31), la Virgen del Desconsuelo y Visitación ha estado ubicada justo delante del Santísimo Cristo de Pasión y Muerte, en la cabecera de la nave de la Epístola de la parroquia, vestida con manto y saya de terciopelo azul con bordados en oro. Llevaba además un fajín hebraico y la corona dorada.
En el pecherín, además de un puñal y una réplica de las estrellas de pedrería y brillantes que tiene la Virgen de la Estrella, dolorosa de la cofradía madrina de la de Pasión y Muerte, lucía un broche dorado con el corazón y los siete puñales. Por otra parte, tenía un rosario y un pañuelo de encaje en las manos entrelazadas, y una media luna plateada a sus pies.
La dolorosa del Desconsuelo y Visitación, que estaba elevada sobre una fina peana de madera dorada y policromada, contaba con dos guardabrisas con codales blancos ante ella y un centro floral de tonalidades blanca, rosa y malva.
De esta forma, aunque en el interior de la Parroquia del Buen Aire, la Hermandad de Pasión y Muerte ha podido celebrar en este aciago año el rezo del rosario vespertino, así como el resto de los cultos previstos, con la lógica excepción del besamanos.
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