Dentro de los habituales cultos del mes de mayo a Nuestra Señora del Pilar, de la Parroquia de San Pedro, la imagen permaneció el pasado domingo expuesta a la veneración en su capilla tras el rosario de la aurora celebrado por las naves del templo.
Son varios los estrenos que la imagen presentaba para esa jornada, tales como el redorado y enjoyado de las coronas tanto de la Virgen como del Niño y la restauración de la media luna, labores ambas llevadas a cabo por la Joyería El Trébol mediante la donación de diversos hermanos. Además, el Niño tenía un nuevo pájaro de plata donado por el cuerpo de acólitos, mientras que la imagen de San José que recibe culto en la capilla y que el domingo presidía el retablo contaba con un nuevo conjunto de aureola, vara de azucenas y diadema del Niño, realizado en metal repujado por Álvaro Iruzubieta. Hay que recordar en este sentido que estamos en plena celebración del Año de San José por el sesquicentenario de su nombramiento como Patrono de la Iglesia por parte del Papa Pío IX.
La Virgen del Pilar se encontraba sobre su columna de plata, rodeada de ángeles y santos, y vestía un manto liso, toca y saya bordada. Junto a la imagen estaban las dos jarras de su paso con diversas flores blancas, así como varios candeleros dorados y las tallas del Santo Ángel de la Guarda y San Rafael sobre altas columnas en los laterales.
Finalmente, sobre el banco del retablo había más flores blancas repartidas en otras dos jarras y a los pies de San José, varios candeleros, un candelabro con siete velas blancas, dos bandejas y tres sacras. Por otra parte, hay que señalar que en el lugar de culto habitual de San José se colocó un crucifijo, mientras que fuera de la capilla, junto a la reja, estaban el simpecado de la hermandad a la izquierda y el estandarte corporativo a la derecha.
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