La Virgen del Santo Rosario, de la Hermandad de la Macarena, se muestra desde hoy y hasta el viernes expuesta en veneración en el inicio de los cultos en su honor, a los que seguirá el triduo entre los días 18 y 20 de octubre, la función principal el día 24 y la salida procesional en la tarde del mismo día.
Para esta veneración, la Virgen ocupa el presbiterio de la Basílica de la Macarena y se eleva sobre una nueva peana de cultos, tallada en madera de cedro por Felipe Martínez Oliver, con carpintería de Enrique Gonzálvez, imaginería de Pablo Lanchares y dorado de David de Paz. Su diseño, de estilo rocalla, se inspira en el respiradero frontal del paso procesional de la Virgen del Rosario.
La imagen está vestida con el manto celeste de tisú de José Guillermo Carrasquilla y la saya blanca de tisú bordada en oro, pasada a nuevo tejido por José Ramón Paleteiro. Además, luce la ráfaga y la corona de plata sobredorada de Manuel Seco Velasco. Lleva también cetro y media luna, mientras que el Niño Jesús viste un trajecito blanco de tisú.
Junta a la Virgen del Santo Rosario vemos los dos ángeles mancebos de su retablo sujetando sendos rosarios, y dos jarras con rosas y azucenas sobre columnas de madera dorada. Detrás hay dos mesas de madera dorada sobre las que se sitúan candelabros de plata y unas bandejas. Más al fondo se han colocado otras dos jarras entre grandes blandones dorados con cera blanca, mientras que a los pies del retablo mayor, presidido por la Virgen de la Esperanza, hay un frontal de altar de plata con un buen número de candeleros y otra pareja de jarras.
Finalmente, hay que indicar que en el lado derecho de todo el conjunto está la cruz alzada entre ciriales, y en el izquierdo el tintinábulo y el conopeo. Y junto a todo ello, en el suelo, hay dos frisos con las mismas flores antes mencionadas.
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