Nuestra Señora del Rosario, titular letífica de la Hermandad de las Siete Palabras, recorrió este lunes, día de Todos los Santos, la feligresía de San Vicente en su salida procesional. Mucha gente asistió a esta salida, atraída por la histórica imagen, por el saber hacer de la corporación y por el exquisito gusto de su doble acompañamiento musical.
Minutos antes de las seis de la tarde, hora fijada para la salida, comenzaron a escucharse los sones de la Banda de Cornetas y Tambores Esencia, que iba a ir delante de la cruz de guía, abriendo paso a la cofradía. Con "Cristo del Amor" alcanzaron sus componentes la calle Cardenal Cisneros procedentes de la de San Vicente. Acto seguido, salió el cortejo, formado por la cruz alzada, el guión del Rosario y las representaciones del Carmen del Buen Suceso, las Mercedes de la Puerta Real y las Penas. Después iban el propio estandarte corporativo, la presidencia, donde también estaba el hermano mayor de la Lanzada, y el cuerpo de acólitos.
El capataz Rufino Madrigal se encargó de guiar el paso, sobre el que iba la Virgen del Rosario con su manto y saya de salida, que habitualmente utiliza también la dolorosa de la Cabeza. El paso, como viene siendo habitual desde hace algunos años, cuenta con parihuela, faldones, respiraderos y algunos candeleros del paso de palio, además de los característicos candelabros del paso del Cristo de las Siete Palabras.
Desde el presbiterio, el paso llegó hasta la puerta de salida y se detuvo antes de pisar la calle. Cuando lo hizo, la Banda de Música del Maestro Tejera lanzó al aire su inconfundible forma de tocar el Himno de España. Podríamos decir, de hecho, que es la única banda, al menos de las habituales en las cofradías sevillanas, que toca el Himno con la solemnidad que le corresponde.
A continuación, el paso comenzó a girar a su izquierda mientras la banda interpretaba la marcha "La Virgen de la Cabeza", a la que seguiría después una chicotá completamente a tambor.
Lilium, astromelias, paniculata y nardos conformaban el exorno floral del paso de Nuestra Señora del Rosario, que siguió luego por la calle Virgen de los Buenos Libros a los sones de "Virgen de la Paz", con la que giró a Santa Vicenta María y se adentró algunos metros aunque la partitura había finalizado. Fue ésta una indicación del hermano mayor, Antonio Escudero, quien pidió que el paso se parara junto al balcón desde el que tres religiosas de María Inmaculada veían pasar a la Virgen del Rosario.
La siguiente levantá tuvo una dedicatoria para todos los costaleros de Sevilla. El capataz dijo: "Nos hemos tirado dos años sin poder salir, así que valorad lo que podemos estar haciendo ahora". Con "Virgen de Montserrat" continuó el paso y después giró a Alfonso XII con "Divina Palabra", con la que llegó hasta la misma esquina de Almirante Ulloa.
Con el cambio de hora, ya era de noche cuando la Virgen del Rosario se internó por calles algo más estrechas, como Almirante Ulloa o Monsalves, donde se escuchó la marcha "Coronación de la Macarena". Aquí se produjo un relevo de costaleros, momento en que Rufino Madrigal bromeó con los que se iban a poner bajo las trabajaderas: "Si lo vais a hacer tan bien como lo están haciendo los que salen, entrad. Si no, no", a lo que un costalero de los que entraban respondió: "Vamos a ver qué tal".
Tras detenerse en la misma esquina de Monsalves con la plaza del Museo, la Virgen del Rosario continuó con la marcha "El Cachorro. Saeta sevillana" buscando la fachada principal del Museo de Bellas Artes, ante cuya espectacular portada se paró el paso.
Poco después, continuó en dirección a la capilla de la cofradía decana del Lunes Santo precisamente a los sones de "Virgen de las Aguas". El delegado diocesano de Hermandades y Cofradías y anterior párroco de San Vicente, Marcelino Manzano, que acompañaba a la cofradía sin formar parte del cortejo, sino como un cofrade más, avisó a la cofradía de que la Hermandad del Museo esperaba bajo el dintel de la capilla para recibir a la Virgen del Rosario.
Efectivamente, el paso se plantó ante las puertas abiertas de par en par y todos los presentes rezaron la Salve.
Tras una levantá dedicada a la Hermandad del Museo, el paso se alejó de la capilla en una estupenda chicotá mientras la Banda de Tejera tocaba "Nuestro Padre Jesús". Ya de nuevo en la calle Alfonso XII el paso se detuvo antes de continuar con "Saeta cordobesa".
Sin embargo, el capataz mandó parar enseguida, aunque afortunadamente esta banda no es de las que interrumpen las marchas cuando un paso se para. El motivo de la parada era la presencia de Ramón Ariza, capataz del paso de Nuestro Padre Jesús de la Divina Misericordia, que fue invitado a realizar una llamada. Tras ella, la Virgen del Rosario continuó avanzando con el resto de la partitura.
Desde aquí, la Virgen del Rosario siguió por Alfonso XII y, después de pararse ante la Capilla de las Mercedes, volvió a San Vicente por las calles Goles, Baños y la que recibe el nombre de la propia parroquia, en la que entró cerca de las nueve y media de la noche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario