El pasado puente de la Inmaculada, donde fue víspera de Navidad, pero al mismo tiempo en Sevilla se hizo Martes Santo (ver) y luego 15 de agosto (ver), había que culminarlo en Jerez, donde de repente se hizo Madrugada de Viernes Santo, o más bien Noche de Jesús, que es la denominación popular de esta jornada en dicha ciudad gaditana, la que durante muchos meses mantuvo encendida la ilusión del culto externo que en otras diócesis se negaba.
Se cumplían exactamente dos años desde la última vez que un paso de palio recorrió las calles jerezanas. Fue el 8 de diciembre de 2019 y la protagonista entonces fue la Virgen de la Concepción de la Hermandad de las Viñas (ver), como hace cuatro años, por ejemplo, fue la Amargura (ver). En Jerez es desde hace algunos años costumbre que una imagen mariana sea trasladada a la Catedral para presidir el Pontifical de la Inmaculada, que es la Patrona de la Diócesis de Asidonia-Jerez.
Y este año le ha tocado a la Esperanza de la Yedra, dolorosa por la que el anterior obispo, José Mazuelos, sentía predilección. Pero ha sido este año, el del estreno de José Rico Pavés como obispo de Jerez, cuando la Virgen de la Esperanza ha tenido el honor de acudir en su paso de palio hasta el primer templo de la diócesis.
Al contrario que las Viñas o la Amargura en esos años anteriores mencionados, en esta ocasión el traslado de ida se fijó para el mismo día 8, lo que reducía casi a la nada el margen de maniobra en caso de lluvia. Y, lo que son las cosas, la lluvia fue protagonista en la madrugada del día de la Inmaculada. La salida estaba prevista para las siete de la mañana con idea de alcanzar la Catedral tres horas después. Había estado lloviznando hasta poco antes de esa hora y todo el mundo, el gentío que a esa hora tan temprana se agolpaba en la calle Empedrada, quería pensar que no iba a llover más.
Para tratar de asegurarse, la hermandad decidió retrasar la salida. Y cuando ya debía estar la Esperanza en la calle, la lluvia volvió, aunque sólo unos instantes; no se puede decir ni siquiera que fueran minutos. Finalmente, exactamente a las 7,36 de la mañana se abrían las puertas de la Ermita de la Yedra y la cofradía, entre las palmas de los presentes, se puso en camino con dos tramos de hermanos con cirios, encabezados por la cruz de guía y por el estandarte corporativo.
Fueron bastantes los hermanos que integraron el cortejo de este traslado, por lo que la espera para la salida del paso de palio de la Esperanza aún se hizo más larga. Por fin, a las órdenes de Tomás Sampalo, la dolorosa salió y provocó un estallido de júbilo. La Banda de Música Santa Ana, de Dos Hermanas, que había tocado aún con el paso dentro la marcha "Esperanza de la Yedra", interpretó el Himno de España y después el de la Coronación Canónica de la Esperanza, que fue cantado con bastante emoción por muchos hermanos.
En su primera parada en Empedrada, el coro de la propia hermandad le cantó un villancico a la Esperanza, que para eso la advocación está relacionada con la espera del nacimiento de Jesús. En ese momento saltaron las alarmas cuando comenzó otra vez a llover, aunque muy débilmente. Como antes de salir, duró muy poco tiempo. Al fondo parecía que la puerta de la ermita se abría de nuevo. "¿Se vuelve?", preguntaron algunos. Pero las gotas dejaron de caer y el hermano mayor, Manuel Hurtado, se acercó al palio: "¡Vámonos para la Catedral!". Un aplauso rubricó sus palabras y acto seguido desde un balcón, mientras sonaba la marcha "Al cielo con Ella", cayó una lluvia mucho más bonita: la de un buen número de pétalos.
Esta madrugada de diciembre daba paso a una mañana que, mirando la cara de la Esperanza, hacía imaginar una amanecida de Viernes Santo de vuelta a casa. "Macarena", de Abel Moreno, fue la siguiente marcha que la banda de Dos Hermanas tocó para la dolorosa de la Yedra, antigua Virgen de los Dolores del Convento de Belén.
Precisamente, como signo de hermandad entre esta cofradía y la de las Tres Caídas, la Esperanza llevaba una saya burdeos perteneciente a María Santísima de los Dolores. Además, tenía también la toca de sobremanto de la Estrella, que será la próxima Virgen jerezana en ser coronada canónicamente, el 14 de octubre de 2023. En cuanto a la corona que lucía la Esperanza, no era la de su coronación, sino la antigua de salida.
El capataz se acordó en la siguiente levantá de Valentina, una niña jerezana de sólo año y medio que sufre fibrodisplasia, una dura enfermedad rara basada en la mutación de un gen que no se descubrió hasta 2006. No llega a la treintena el número de personas afectadas por fibrodisplasia en España. De ahí que los padres de Valentina hayan iniciado una urgente recaudación de fondos con la esperanza de que los avances médicos lleguen a tiempo para su niña. Por Valentina se levantó la Esperanza con mayúsculas. "Hay que ayudar a esta niña", dijo el capataz.
Poco después, la Virgen siguió avanzando a los sones de "Triana, tu Esperanza", y salió luego a Ramón de Cala con "Esperanza en tus manos", pasando junto al expresivo monumento a Lola Flores, cuya casa natal es precisamente vecina de la Ermita de la Yedra.
Cada vez más gente se concentraba alrededor del paso de palio, que estaba adornado con una llamativa variedad floral de diversas tonalidades. "Madre Hiniesta" fue la siguiente composición que interpretó la Banda Santa Ana, mientras que después, por la Cruz Vieja hacia Caballeros fue el turno de "Esperanza Macarena".
A continuación, llegó una chicotá a tambor con el paso ganando metros de forma decidida. Hay que tener en cuenta que la cofradía había salido con más de media hora de retraso. Pero eso no impidió que el coro de la hermandad cantara otro villancico hacia la mitad de la calle, tras el que el palio continuó su camino a los sones de "Reina de las Mercedes".
Ya cerca de la plaza del Arenal la banda comenzó a tocar "Rocío", aunque la interrumpió cuando el palio se detuvo para que sonara un nuevo villancico para la Virgen de la Esperanza. A continuación, alcanzó el Arenal y sorteó las primeras palmeras con las que se encontró para después enfilar el pasillo situado en uno de los laterales de la fuente de esta enorme plaza. Aquí sí que sonó completa la marcha "Rocío" y después se dirigió a la plaza Monti con "Salud de Triana".
Conforme se acercaba la Esperanza a la Catedral, las últimas nubes que quedaban en el paisaje iban desapareciendo, dejando un cielo azul y un sol que hicieron brillar aún más a la que con su salida pareció querer encender todas las luces.
Desde la plaza Monti, la Esperanza de la Yedra pasó a la calle Manuel María González con la marcha "Virgen de los Reyes". Un relevo de costaleros estaba preparado en esta zona, pero la marcha seguía y con ella el paso de palio. "Yo sé que estáis disfrutando, pero aquí hay unos señores que me están mirando mal y van vestidos de verde", bromeaba el capataz aludiendo a las ganas que tenían los costaleros del relevo de meterse bajo el paso.
Finalmente, el palio se detuvo, se produjo dicho relevo y a continuación la Virgen de la Esperanza avanzó junto a la Alameda Vieja mientras sonaba "Siempre la Esperanza", composición que es muy bien recibida por los cofrades cada vez que oyen sus primeros compases.
Más adelante, con "La Estrella Sublime" el paso giró hacia De la Rosa y se detuvo antes de comenzar a bajar hacia la plaza de la Encarnación, a pocos metros ya de la Catedral. En este punto se produjo un momento muy emotivo cuando un hombre de 85 años, nazareno de la Hermandad de la Buena Muerte, tocó el llamador y el paso se levantó a pulso. Este hombre ha salido muchos años representando a su cofradía en el cortejo de la Yedra, ante el palio de la Esperanza. Sin embargo, las estrictas normas de la Buena Muerte para sus nazarenos siempre le han impedido mirar hacia atrás para ver a la Virgen. "Hoy es la primera vez que está viendo la cara de la Esperanza en la calle", dijo el capataz antes de dejarle hacer sonar el llamador. A continuación, el palio bajó hasta la Encarnación con la marcha "Triana de Esperanza" hasta parar junto al monumento a San Juan Pablo II.
El último villancico que el coro de la hermandad cantó para la Virgen de la Esperanza en este traslado fue aquí, en la plaza de la Encarnación. Después, el paso se levantó y se dirigió al Reducto Alto, ya junto a los muros de la Catedral, con "Pasan los campanilleros".
"Tengo una mala noticia: el palio tiene que ir para allá", bromeaba el capataz a la gente que se agolpaba en el Reducto y que dificultaba el andar del paso. Finalmente, la Esperanza llegó a la puerta principal de la Catedral con la marcha "Encarnación Coronada". Antes de entrar se paró y poco después se dispuso a entrar, momento en que el capataz recordó el tiempo que hacía que la Virgen de la Esperanza de la Yedra no estaba en el imponente templo que visita cada Madrugada de Viernes Santo.
El Himno de España sonó en el momento de la entrada y una representación de la Hermandad del Resucitado con su estandarte recibió a la Esperanza en la misma puerta.
Una vez dentro de la Catedral, la que los mayores siguen llamando Colegial, la Esperanza de la Yedra recorrió la nave de la Epístola para subir al altar mayor por su lado derecho, donde quedó definitivamente situada para presidir el Solemne Pontifical de la Inmaculada Concepción. La Esperanza en el interior de la Catedral, entre sus columnas y bajo sus altas cubiertas, siempre recuerda aquel cartel de la Semana Santa de 1985 de José María Rodríguez Jaime, uno de aquellos recordados carteles de los años ochenta, caracterizados por su enorme faldón negro y sus letras blancas de gran formato.
Eran las diez y media de la mañana cuando finalizaba este traslado de ida de la Esperanza desde su ermita hasta la Catedral. Allí permanece la dolorosa, ya que este miércoles comienza el triduo en su honor, mientras que el próximo sábado, día de la Esperanza, será la función solemne a las doce del mediodía, presidida por el obispo de Jerez, José Rico Pavés. Por la tarde, a partir de las cinco, será la procesión extraordinaria de regreso a casa de la Reina de la Plazuela, de la Esperanza de la Yedra.
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