Los pasados 7 y 8 de diciembre, la Virgen de Guadalupe del Convento de San Buenaventura estuvo ubicada en el altar de Nuestra Señora de la Soledad. Como es sabido, durante esos días se celebró el acto de veneración a la Soledad (ver), que se ubicó para ello en la cabecera de la nave de la Epístola, que es donde tiene su retablo la Virgen de Guadalupe.
Al contrario de lo que ha ocurrido otros años, en los que el montaje del besamanos a la Soledad ha ocultado por completo a la Virgen de Guadalupe, en esta ocasión ambas hermandades acordaron trasladar durante esos días a la imagen letífica al altar de la cofradía penitencial, lo que sin duda fue todo un acierto.
Así, la Virgen de Guadalupe se situó ante la histórica cruz de Caño Quebrado, origen de la Hermandad de la Soledad, sobre dos peanas de madera dorada, entre candeleros con cera blanca y con un centro de margaritas blancas a sus pies. Además, debido a la festividad de la Inmaculada Concepción, fue vestida por completo de celeste.
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