Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado, de la Hermandad de San Pablo, ha estado este fin de semana expuesto en veneración en el presbiterio de la Parroquia de San Ignacio de Loyola, ante el altar donde días atrás presidió los cultos en su honor.
Entre dos blandones dorados con cirios blancos y sobre una fina peana de madera dorada, el Cautivo se presentó a los devotos vestido con una túnica lisa de terciopelo morado sobre la que tenía el escapulario con la cruz trinitaria. Llevaba unas potencias doradas y en el cíngulo un alfiler con su advocación. Junto a la imagen había dos jarras del paso de palio de la Virgen del Rosario con una variedad floral de diversas tonalidades, flores que también estaban en dos centros delante del Señor.
Detrás, la Virgen del Rosario y la talla de San Juan Evangelista de la Hermandad de la Resurrección presidían el altar, ante un dosel que, a modo de amplia gotera, contaba con las goteras individuales de los doseles donde el Cautivo y la Virgen reciben culto todo el año en la capilla sacramental del templo.
La dolorosa y San Juan se elevaban sobre una estructura conformada por los respiraderos del paso de palio y los del paso de la Candelaria Madre de Dios. Y entre ellos, se colocaron un gran número de candeleros con cera blanca, dos ángeles mancebos con faroles, varios sacras y la miniatura de la Virgen del Rosario de la Macarena que va en la delantera del paso de palio.
Finalmente, hay que mencionar que sobre las goteras antes mencionadas había dos jarras con plumas de los romanos del paso de misterio, que de una barra sujeta entre los muros del templo colgaban cuatro lámparas de araña y que al fondo había un enorme cortinaje rojo.
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