Nuestra Señora del Socorro fue trasladada anoche, tras la misa de hermandad, a su paso de palio de cara a la estación de penitencia del próximo Domingo de Ramos. Con la Iglesia del Salvador en penumbra, iluminada tan sólo por los cirios, ciriales y faroles del cortejo, y por la luz de algunos retablos, la dolorosa fue llevada en andas mientras se producía el rezo de la corona dolorosa.
La Virgen se encontraba ante el retablo de la hermandad, sobre unas andas con seis candeleros y adornadas con claveles blancos. Además, llevaba el llamador del paso de palio. La vestimenta de la imagen se componía de manto liso de camarín de terciopelo azul, toca de sobremanto de malla bordada de Concepción Fernández del Toro y la saya de tisú de oro de la Marquesa de Cavalcanti. Por otro lado, lucía la corona de plata sobredorada de 1827 y un puñal en el pecherín. Y en las manos tenía un rosario y un pañuelo.
Lentamente, precedida de varias parejas de hermanos con cirios blancos, que cada uno tenía un cartucho de papel con el escudo de la hermandad impreso para recoger las gotas de cera, así como de seis ciriales, la Virgen del Socorro fue avanzando por la nave central del Salvador.
Una vez junto a la puerta principal del templo, las andas giraron y los hermanos que las portaban se dieron la vuelta para que la dolorosa se moviera hacia atrás hasta quedar detenida delante del paso de palio, que la esperaba prácticamente con todos los enseres montados.
Hoy, miércoles, la Virgen del Socorro ya ha amanecido entronizada en su paso de palio, donde viste un manto de terciopelo burdeos liso, ya que el suyo habitual, bordado en oro por Concepción Fernández del Toro en 1957, se encuentra en proceso de restauración. Así pues, el paso de palio de la Hermandad del Amor nos mostrará este año una estampa distinta y prácticamente inédita para la inmensa mayoría de los cofrades de esta generación.
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