La Hermandad de Pasión y Muerte celebró la semana pasada el solemne triduo en honor a Nuestra Señora del Desconsuelo y Visitación, que fue situada para ello en el lado derecho del altar mayor, vestida con un conjunto de manto y saya de terciopelo azul oscuro con bordados en oro.
La dolorosa de José Antonio Navarro Arteaga, elevada sobre una peana de madera dorada y policromada, lucía una corona dorada, un puñal, una broche en forma de estrella donada por su hermandad madrina, la Estrella, y otro con el emblema mariano. También tenía un fajín hebraico, de sus manos entrelazadas colgaban dos rosarios y un pañuelo de encaje, y a sus pies había una media luna y dos de los ángeles de las esquinas del paso del Santísimo Cristo de Pasión y Muerte.
Flanqueando a la Virgen del Desconsuelo y Visitación se colocaron dos jarras con diversas especies florales de color blanco que también veíamos en otros tantos centros delante de todo el conjunto. Y detrás, sobre sendos pies de base cuadrada forrados en damasco rojo y terciopelo, veíamos dos candelabros prestados por la Hermandad de San Diego, de la localidad onubense de San Nicolás del Puerto, con la que la de Pasión y Muerte mantiene una estrecha relación. Completaba el conjunto la presencia al fondo de un cortinaje de damasco rojo, confeccionado y donado el año pasado por una hermana.
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