La lluvia buscó su dosis de protagonismo en la salida procesional de la Divina Pastora de Santa Marina del pasado domingo. Débilmente cayó en diferentes momentos prácticamente desde la salida, aunque sin consecuencias. Pero al final esa leve llovizna se convirtió en chaparrón y lo hizo justo en el peor momento, en la misma calle Divina Pastora, dando al traste con el espectáculo devocional que cada año tiene lugar en este punto. Tendrá que ser el año que viene porque en esta ocasión hubo que salir corriendo para buscar refugio.
A las siete menos cuarto había comenzado esta salida procesional, que se inició con la complicada salida del paso de la capilla de la calle Amparo y llevando en primer lugar a la Divina Pastora hasta San Juan de la Palma y al Convento del Espíritu Santo. Posteriormente, la cofradía tomaría las calles Dueñas, Doña María Coronel y Bustos Tavera para llegar a la Parroquia de San Marcos, a cuya puerta se acercó una representación de la Hermandad de los Servitas. Seguidamente, tomó San Luis y a partir de ahí la cofradía se fue acercando por las callejuelas de la zona al punto álgido de la salida procesional.
Estreno de este año era el acompañamiento musical, ya que por primera vez la Pastora fue acompañada por la Banda Municipal de Coria del Río. Delante del cortejo iba abriendo paso la Agrupación Musical Santa Cecilia.
Desde San Luis, el paso tomó la calle Inocentes, en la que entró a los sones de "Como tú, ninguna" a cargo de la Banda de Coria. Poco después, el paso, comandado un año más por Antonio Santiago, se detuvo. Luego la Pastora avanzó hasta girar a la derecha en la calle San Blas mientras sonaba la marcha "Virgen de la Victoria".
Hay que señalar que en los candelabros había cuatro codales en los que podían leerse las palabras "mujer", "madre", "hija" y "esposa", colocados el día anterior en un acto de homenaje a las mujeres víctimas de la violencia de género.
A continuación, el paso se levantó y, con la interpretación de la marcha "La Estrella Sublime", giró para comenzar a recorrer la calle Divina Pastora. A la partitura de Farfán le siguió "Madrugá Macarena" y a continuación, ya en la parte de la calle adornada con banderolas, farolillos y una bandera de España con el lema "Cuna de la devoción pastoreña", sonó el Himno a la Pastora de Santa Marina, que fue cantado por muchos de los devotos que la acompañaban y que cangrejeaban delante del paso.
Y no dio tiempo para mucho más. Tras algunos vivas a pie de paso y desde una azotea, y cuando Ángel Díaz estaba empezando a cantarle a la Pastora acompañado por una guitarra, la lluvia empezó a caer con fuerza. La urgencia mandaba y rápidamente se dio la orden de seguir, como también la de no lanzar la petalada que estaba prevista. La lluvia y los pétalos deben ser incompatibles, dado que un pétalo mojado pegado al dorado de un paso o a la vestimenta de una imagen puede teñirlos de rojo, de rosa o del color que sea. Ahí estuvieron muy avispados los hermanos.
Interrumpido el cante, y sin la alocución que después iba a pronunciar el hermano y pregonero Francisco Javier Segura desde el mismo balcón, el paso se levantó y giró hacia González Cuadrado con rapidez mientras la Banda de Coria tocaba "Pasan los campanilleros", marcha interrumpida en la calle Cruz Verde, donde el paso se detuvo brevemente para seguir luego en dirección a Feria.
La Hermandad de Monte-Sión, que cada año recibe a la Pastora en su puerta, ofreció su casa a la cofradía y ésta entró en ella encontrando así el refugio que necesitaba, aunque justo en ese momento la lluvia cesó.
La Divina Pastora entró de frente, mirando hacia la Virgen del Rosario. Pero después hizo un giro de ciento ochenta grados para quedar detenida en dirección a la calle. Empezaron entonces unos instantes de incertidumbre, ya que la cofradía quería seguir para volver a su cercana capilla pero, cuando ya llevaba un rato sin llover, de nuevo empezaron a caer gotas. Había que seguir esperando.
Alguien comentaba en la calle que si no se hubiera metido en la capilla de Monte-Sión ya habría llegado a su casa. Ya se sabe que a posteriori todos somos muy listos. Otro le indicaba que la entrada en su capilla no la puede hacer el paso con rapidez porque hay que abatir el granado y retirar el remate del cayado para poder atravesar la puerta, por lo que no era tan fácil decidir bajo la lluvia, por leve que fuera, continuar hasta casa teniendo un fácil refugio a mano. Sentido común.
Finalmente, la lluvia parecía haberse ido y había ciertas garantías de poder regresar a casa sin sobresaltos. Así, la cofradía salió de nuevo a la calle. El cortejo lo hizo por la puerta que da al patio situado junto a la capilla, a excepción del simpecado de gala, que salió por la puerta del templo, momento en que la Banda de Coria tocó el Himno de España.
Luego abandonó la capilla la Divina Pastora, a la que tras el Himno se le interpretó la marcha "Rosario de Monte-Sión", marchándose con ella con celeridad por la calle Feria, donde después sonaría "Coronación de la Macarena" hasta llegar a Aposentadores. Además, desde una azotea entre ésta y Feria se lanzaron algunos fuegos artificiales.
Poco después, el paso alcanzó la puerta de su capilla a los sones de "Hiniesta Coronada". Con el paso parado ante la puerta, un hermano retiró la parte superior del cayado y posteriormente fue bajado el granado, preparando el paso para la entrada en el templo. Sonó entonces "Pasa la Virgen Macarena", marcha interrumpida para la interpretación del Himno de España en el momento en que la Pastora accedía a su casa.
Eran las once de la noche y ocho minutos cuando la Divina Pastora entraba en su capilla de la calle Amparo. Acababa así el tercer domingo de septiembre y una salida en la que la lluvia hizo de las suyas cuando menos se la esperaba.
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