La Sala Velázquez de la Fundación Cajasol, en la que ya se pudo contemplar el mes pasado el resultado de la restauración del manto de la Virgen del Socorro, de la Hermandad del Amor (ver), acoge ahora y hasta el día 8 de marzo la exposición "El renacido palio de la Virgen del Valle. Restauración científica para una joya del patrimonio". En ella puede verse cómo ha quedado el palio de la dolorosa del Jueves Santo tras una larga restauración por parte del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH). De hecho, como se recordará, el año pasado la Virgen salió sin palio en su estación de penitencia (ver).
Recibe al visitante un texto en el que, bajo el epígrafe de "Antigüedad", se explica lo siguiente:
"Una de las piezas procesionales más importantes de la Semana Santa barroca hispalense es el palio bordado en hojilla que cobijó a la imagen de Nuestra Señora de la Antigua, Siete Dolores y Compasión. Su origen se vincula a una donación del rey Felipe III, aunque formalmente parezca obra del último tercio del siglo XVII. Es un trabajo singular y único, nacido en un contexto artístico y cultural muy concreto, del que forman parte las piezas que mostramos en esta sala. Éstas son parte de un acervo cultural de nuestro pasado, que nos ha sido legado gracias a su representatividad, al uso continuado y al celo con el que han sido tratadas y custodiadas por sus propietarios".
Precisamente, al lado se expone una pintura de la Virgen de la Antigua del último tercio del siglo XVII y autoría desconocida. Es un óleo sobre lienzo que pertenece al Convento de Santa Isabel.
Previsiblemente de la misma época que el palio del Valle serían dos emblemas de la Hermandad de la Santa Caridad, bordadas en hojilla de plata sobre terciopelo morado en el último tercio del siglo XVII. Son obras anónimas de algún bordador sevillano.
Se muestra en este inicio de la exposición la bambalina frontal del palio de la Hermandad del Nazareno de Carmona, realizado en plata cincelada y repujada sobre madera y terciopelo negro por Simón López Navarro y Antonio López de Luna entre 1695 y 1796. También recuerda este palio, aunque en otro material, al de la Virgen del Valle.
Pasamos a otro texto, éste titulado "Identidad":
"En 1806 la Archicofradía de la Coronación adquiere, por 3.100 reales de vellón, el palio de la Virgen de la Antigua y Siete Dolores que, con el tiempo, pasará a convertirse en una seña de identidad de la hermandad. Se encargó de su restauración la bordadora Antonia Bazo, camarera del Cristo de la Coronación, que en 1799 había realizado un novedoso manto procesional azul turquesa. De éste, vemos el dibujo preparatorio a color que sirvió de base para la plancha del grabado del que, en 1803, se hicieron 114 láminas para sufragar la restauración del palio. Ésta consistió en repasar con nuevos hilos de plata las partes defectuosas del antiguo, añadir el tachonado de estrellas al techo y hacer el interior de las bambalinas".
Efectivamente, vemos ahora una reproducción del dibujo mencionado realizado por Pedro Madroño entre 1800 y 1803, propiedad de la Hermandad del Valle.
Asimismo, vemos una plancha de cobre para grabado de un dibujo de Pedro Madroño, elaborado por Manuel Albuerne (1803). Es un grabado sobre cobre a buril y aguafuerte.
"En 1878 el canónigo de la Catedral Manuel Marrón Aguilar encargó a su costa una nueva intervención sobre el antiguo palio a la bordadora Teresa del Castillo, junto con un nuevo manto granate, una saya azul con decoración de soles y las vestiduras de San Juan y la Magdalena.
Con toda probabilidad, el proyectista Antonio del Canto, marido de la bordadora y diputado de junta en la Hermandad del Valle, se hizo cargo de los diseños y del enriquecimiento del techo de palio. Éste adquirió su configuración actual, añadiéndole una cenefa perimetral que lo circunda, las aureolas que enmarcan los corazones dolorosos, los adornos de los ángulos que contienen los escudos corporativos y la paloma que centra la antigua gloria".
Precisamente, vemos a continuación la saya de los soles, bordada en oro fino a realce sobre terciopelo azul Prusia. Como queda dicho, fue realizado por Teresa del Castillo con diseño de Antonio del Canto (1879).
Pasamos ya a contemplar el resultado de la restauración de las bambalinas y el techo del palio de la Virgen del Valle, aunque antes es necesario reproducir dos textos referidos al estado de conservación que presentaba la obra y al tratamiento que desde el IAPH se ha llevado a cabo:
"Las principales alteraciones del techo y las bambalinas eran los grandes desgastes y la fragilidad del terciopelo, renovado por Guillermo Carrasquilla en 1951. También observamos lagunas del pelo, significativos cambios cromáticos, deformaciones, corrosión en los elementos bordados, gran cantidad de hilos sueltos y pérdidas que dejaban a la vista los materiales de relleno.
Las bambalinas presentaban además en la cara exterior aplicación de pintura en las lagunas, adhesivos en los bordados, roturas y pérdidas de tejido en zonas perimetrales. Las sucesivas actuaciones sobre estos bordados habían provocado un aumento de los volúmenes que los distorsionaban".
"En el palio del Valle se han aplicado tratamientos habituales en la conservación textil en este tipo de soporte: microaspiración, limpieza, fijación y reintegración. La limpieza se llevó a cabo de forma química en los bordados en función de la composición de los hilos, así como en los marfiles del techo y la paloma del Espíritu Santo.
Se eliminaron restos de adhesivos en las bambalinas, purpurina y depósitos de cera. Una de las operaciones más laboriosas fue la fijación, que ha permitido colocar gran cantidad de hilos de hojilla sueltos según su disposición original.
Además de las soluciones sobre la materialidad del bien, dificultadas por la propia naturaleza de los materiales y las técnicas de ejecución de la obra, este proyecto buscó soluciones concretas al problema recurrente de las pérdidas volumétricas del soporte en terciopelo de este tipo de obras.
En este caso, el IAPH ha aplicado en este proyecto del palio del Valle por primera vez una técnica experimental novedosa para la reintegración volumétrica del material constitutivo del terciopelo, gracias a la comprobación científica de estudios de laboratorio para verificar la idoneidad del material y su compatibilidad para su incorporación en la obra".
Nos encontramos en primer lugar con una de las bambalinas laterales, obra, como la frontal y la trasera, datada en el último tercio del siglo XVII y de autoría anónima. Está bordado en hojilla de plata sobre terciopelo burdeos.
Vemos ahora la caída frontal del paso de palio de la Virgen del Valle.
Y nos queda admirar el resultado de la restauración del techo del palio, realizado por un autor desconocido en el último tercio del siglo XVII y modificado por Antonia Bazo y Teresa del Castillo en 1806 y 1880, respectivamente. Está bordado en hojilla de plata y sedas sobre terciopelo burdeos, con aditamentos metálicos y marfiles de Miguel Alonso Hernández (1951).
Antes de dirigirnos a la última parte de la exposición vemos un texto sobre el conjunto del palio de la Virgen del Valle:
"El palio procesional de la Virgen del Valle está realizado sobre terciopelo de color burdeos y bordado principalmente en hojillas de plata. En el techo figuran una paloma bordada representando el Espíritu Santo y dieciséis cabezas de querubines de marfil realizadas por Eduardo Muñoz.
Desde que se bordase, a finales del siglo XVII, ha sufrido diversas intervenciones, con sucesivos procesos de pasados a otros terciopelos, así como añadidos de nuevas hojillas y elementos en el bordado, tanto en el techo como en las caídas.
La obra es un bien, portador de un gran interés técnico, material y patrimonial, que lo individualizan del resto de los palios sevillanos. De hecho, es el más antiguo de los que procesionan en la ciudad. Además de su uso continuado, confluyen en él una serie de valores que lo hacen único: su autenticidad, su representatividad y su estética".
En la última parte de la exposición encontramos un texto denominado "Excelencia":
"A finales del siglo XIX, ligado a la idea de la Exposición Iberoamericana, vamos a asistir a la irrupción del regionalismo, invadiendo éste gran parte de las expresiones artísticas hispalenses, transformando la piel de la ciudad y el lenguaje visual de las cofradías. Este movimiento miró en el esplendoroso pasado artístico de Sevilla, reinterpretando los estilos de épocas pretéritas haciéndolos propios.
La Archicofradía de la Coronación no tuvo que ir muy lejos para encontrar una fuente de inspiración que dotase a la hermandad de un estilo personal y singular. La excelencia del diseño de su antiguo palio barroco, una de las reliquias de nuestra Semana Santa, fue el punto de partida para crear nuevas y exquisitas piezas bordadas".
Basados en los bordados del palio, vemos tres enseres de la hermandad. En primer lugar, una saya bordada en hojilla de plata sobre terciopelo azul por Juan Manuel Rodríguez Ojeda en 1921.
Del mismo autor, pero de 1923, es un paño de bocina que vemos a su lado, con el mismo tipo de bordado sobre terciopelo también azul.
Y en tercer lugar, contemplamos el simpecado, bordado por Rodríguez Ojeda en hojilla de plata sobre terciopelo azul, con aditamentos de plata de ley de Eduardo Seco Imberg y marfiles de Eduardo Muñoz (1923). El diseño se debe a Cayetano González Gómez.
Como curiosidad, se habla en la exposición de un concurso que se convocó para hacer un manto nuevo para la Virgen del Valle, lo que nos hace pensar que la hermandad no quedó muy satisfecha tras la incomprensible decisión de vender a Huelva el antiguo manto y cambiarlo por el actual.
"El 9 de junio de 1940, partiendo de una propuesta que había quedado en suspenso en 1922, se convoca un cabildo general extraordinario dedicado a la creación de un concurso de ideas para la elaboración de un nuevo manto procesional. En él se dio conformidad a la propuesta, creando las bases del certamen y procediendo a la designación de un jurado.
La obra debía respetar los aciertos de los mantos anteriores, es decir, la cenefa perimetral inspirada en las caídas del palio, así como la técnica del bordado en hojilla de plata y el soporte de terciopelo color burdeos. Asimismo, se daba libertad para el diseño de la zona central, siempre que no rompiera con el estilo del palio.
Siete fueron los proyectos admitidos, aunque el fallo del jurado declaró desierto el concurso, considerando que ninguno se ajustaba a la armonía que debía existir entre las antiguas bambalinas y el nuevo manto. De los proyectos presentados, realizados en escala 1/10 sobre papel y coloreados con acuarela, se muestran cuatro de ellos: proyecto Claveles, de Manuel Martínez; proyecto Ave María, de José Santos Bejines; proyecto Orgullo de las Cofradías Sevillanas, de María Teresa García Baquero; y proyecto Piedad, de Enrique García Jiménez".
Y para cerrar la exposición, una antigua fotografía de la Virgen del Valle de gran tamaño.
Un curiosísimo vídeo del proceso de restauración del palio complementa esta interesante exposición, que se verá completada cuando el próximo Jueves Santo la Virgen del Valle salga a las calles de Sevilla bajo su renacido conjunto de caídas y techo; una obra con un peso histórico y patrimonial que afortunadamente ha llegado hasta nuestros días.
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