La Hermandad de Monte-Sión dio comienzo este fin de semana a los cultos en honor a María Santísima del Rosario con la celebración del besamanos en su capilla de la calle Feria. Para ello, la corporación preparó un sencillísimo montaje ante el retablo mayor, que se encontraba cubierto por un enorme cortinaje de damasco rojo.
La dolorosa se elevaba sobre una peana de plata con el escudo de la hermandad en el frontal, y estaba vestida con un manto de camarín de terciopelo negro bordado en oro y con la saya de color burdeos estrenada en 2020, diseñada por Ricardo Gil y realizada por Dolores Fernández.
En la cabeza tenía la antigua corona de salida, mientras que en el pecherín veíamos el puñal de oro de Ramón León (2004), tres broches y la Medalla de la Ciudad con un lazo realizado en orfebrería. Por otro lado, sujetaba cuatro rosarios, dos en cada mano, siendo la derecha la que ofrecía a los devotos para depositar su beso.
Rodeaban a la Virgen del Rosario un total de cuatro jarras de su paso de palio con rosas de color rosa, entre otras florecillas de tonalidad parecida. Las jarras estaban colocadas sobre sendos pies de base cuadrada forrados en terciopelo rojo. Y en los laterales se ubicaron dos pequeños doseles que cobijaban cada uno un farol y dos candeleros de reducidas dimensiones con velas blancas. En las goteras de estos doseles se podía leer "Christus factus est" y "Sine labe concepta".
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