La Hermandad de las Siete Palabras celebró el pasado miércoles, festividad de Todos los Santos, la salida procesional de Nuestra Señora del Rosario, escogiendo en esta ocasión un itinerario compuesto fundamentalmente por las calles más estrechas del barrio. Esto resultó bastante incómodo para la cantidad de gente, bastante alta, que intentaba acompañar a la cofradía en esta salida ya tradicional del 1 de noviembre.
Las puertas de la Parroquia de San Vicente se abrían a las seis y media de la tarde, momento en que la Banda de Cornetas y Tambores Esencia comenzó a tocar desde la calle a la que da nombre el templo, abriendo paso al cortejo de la hermandad, que estaba encabezado por una cruz alzada entre ciriales. Seguidamente iban el guión del Rosario, varias parejas de hermanos con cirios blancos y la representación con su estandarte de la Hermandad de la Virgen de la Cabeza de San Juan de la Palma.
Detrás vimos el estandarte corporativo de la Hermandad de las Siete Palabras, la presidencia y el cuerpo de acólitos. Por otro lado, la Hermandad de las Penas se situó en un lateral de la puerta de la parroquia para despedir a la titular gloriosa de la cofradía con la que comparte sede.
A las órdenes del capataz Rufino Madrigal, el paso se acercó a la puerta de San Vicente y se detuvo, saliendo luego a Cardenal Cisneros mientras la Banda de Música del Maestro Tejera tocaba el Himno de España, seguido a continuación por la marcha "Virgen de la Cabeza", con la que la Virgen del Rosario buscó la calle Alfaqueque. Allí se paró finalmente mientras caía la noche sobre la ciudad.
Flores blancas y moradas (calas, nardos, lisianthus, margaritas y crisantemos, así como solidago) adornaban el paso, que tiene respiraderos, candeleros y jarras del palio de la Virgen de la Cabeza y candelabros del paso del Cristo de las Siete Palabras. El manto, de Manuel María Ariza (1863) como la saya, aunque es del ajuar de la Virgen del Rosario, es el que cada Miércoles Santo utiliza la dolorosa de la Cabeza.
A los sones de "Virgen de los Reyes", la cofradía continuó su camino por Alfaqueque, girando luego a la derecha en Redes con "Coronación de la Macarena". Más adelante hubo una chicotá a tambor, a la que siguió otra con la marcha "Virgen de Montserrat" y que terminó con un relevo de costaleros justo en una zona de la calle que estaba en obras, con vallas y el suelo abierto, lo que dificultó aún más el discurrir de la cofradía. La cosa no estaba fácil este año.
El paso, que estaba ya muy cerca de la confluencia con Baños, se levantó y afrontó el giro a dicha calle mientras la Banda de Tejera interpretaba ahora la marcha "Sevilla cofradiera". Posteriormente, se introdujo en la calle Goles con "Como tú, ninguna", pero no girando a la izquierda, como hace la cofradía el Miércoles Santo, sino a la derecha, a la parte de la calle en la que los coches pueden aparcar a ambos lados. Más estrechez, por tanto.
Incluso el capataz se preguntó si el paso cabría por una parte en la que a la izquierda había una furgoneta y a la derecha un coche de gran tamaño. Pero sí, cupo. Una chicotá a tambor hizo avanzar el paso por Goles, deteniéndose luego durante unos minutos que el hombre de la caña quiso aprovechar para encender algunas de las velas apagadas por el viento.
A continuación, la Virgen del Rosario continuó adelante a los sones de "Virgen de los Negritos", partitura que se completó cuando el paso finalizó el giro hacia otra importante estrechez; en este caso, la calle Pascual de Gayangos.
Esta calle, una larga y estrecha línea recta, fue recorrida al completo por la Virgen del Rosario de San Vicente mientras la Banda de Música del Maestro Tejera interpretaba marchas como "A ti, Manué" y "La Soledad", ésta última tras una chicotá a tambor y después de pasar por el cruce de la calle San Vicente.
Desde Pascual de Gayangos, la Virgen del Rosario regresó a la parroquia por las calles Martínez Montañés, donde sonó la versión cantada de "Pasan los campanilleros", Baños, San Vicente y Cardenal Cisneros, realizando la entrada en torno a las nueve y media de la noche.
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