Nuestra Señora de la Encarnación, de la Hermandad de San Benito, visitó el pasado fin de semana a las Hermanitas de los Pobres y a los ancianos a los que éstas cuidan, como es tradicional cada año por estas fechas.
El traslado se produjo la tarde del sábado, con la Virgen llevada en andas hasta el asilo mientras se rezaba el rosario. Al día siguiente se celebró la misa en el interior de la capilla del centro, y cuando finalizó se llevó a cabo el traslado de regreso a la parroquia.
Pasada la una de la tarde comenzó a salir el breve cortejo, formado por cruz alzada, parejas de hermanos con cirios rojos y el estandarte corporativo. Vestía la dolorosa el manto de terciopelo azul bordado en oro por el taller Virgen del Carmen de San Fernando, estrenado el año pasado, y la saya de tisú rosa bordada en oro y sedas por Mariano Martín Santonja en 2019. Por otro lado, contaba con un tocado dorado y varias joyas en el pecherín, además de un rosario y un pañuelo en las manos.
Las andas, que habían estado ubicadas desde el sábado en el lado derecho del presbiterio de la capilla, comenzaron a moverse en dirección a la puerta, donde se retiró la estructura inferior para bajar hasta el suelo la superior y poder salir al pasillo de la residencia. Para ello, además, hubo que retirar la corona, que era la que cada Martes Santo luce la dolorosa en la estación de penitencia.
Una de las religiosas se encargó de llevar la corona hasta el exterior del edificio, donde posteriormente se le volvió a colocar a la Virgen sobre la cabeza. Y a continuación, las andas se volvieron a reconstruir con la parte inferior.
Seguidamente, con el acompañamiento musical del Coro de Campanilleros de Tomares, que también participó en la misa, la Virgen de la Encarnación afrontó el camino de regreso a San Benito recorriendo los jardines.
Claveles blancos y rosas de color rosa adornaban las andas en el friso, en dos jarras y en seis jarritas. Había además seis candeleros, dos faroles y dos pequeños candelabros, todo ello con cera blanca. Las andas rodearon la residencia por su parte de atrás buscando la puerta del garaje que da a la calle San Benito.
Por dicha puerta salió la Virgen de la Encarnación a la calle que lleva el nombre de la parroquia y enseguida alcanzó la puerta del templo, por la que entró mirando hacia el interior entre bastantes hermanos y cofrades que la quisieron acompañar en esta breve salida.
Finalizaron así los cultos en honor a Nuestra Señora de la Encarnación, que coinciden cada año con el aniversario de su Coronación Canónica, que tuvo lugar el 10 de diciembre de 1994.
No hay comentarios:
Publicar un comentario